miércoles, 28 de julio de 2010

La tensión colombo-venezolana y sus implicancias regionales

A estas alturas, ya es conocido el nuevo período de tensiones entre Colombia y Venezuela. Ello, a raíz de que Bogotá ha decidido acusar formalmente ante la OEA al régimen de Hugo Chávez por albergar y darle protección a la cúpula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Según los datos entregados por las autoridades colombianas, se trataría de Iván Márquez; Rodrigo Granda, alias 'Ricardo'; Timoleón Jiménez, alias 'Timochenko', y Germán Briceño, alias 'Grannobles' (todos ellos miembros de las FARC); así como a Carlos Marín Guarín, alias 'Pablito', perteneciente al ELN.

En respuesta a estas acusaciones, Caracas ha decidido romper las relaciones diplomáticas con Colombia. Un hecho que en el corto plazo, no tendrá mayores efectos prácticos, debido a que en julio del año pasado, las relaciones bilaterales ya se encontraban congeladas después de la tensión originada a raíz de que Colombia firmara un acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos para combatir el narcotráfico y la guerrilla que azota al país cafetero. En la ocasión, Hugo Chávez sostenía que ese acuerdo podría desencadenar en una guerra, porque a todas luces representaba una amenaza a su proceso revolucionario al instalarse una serie de bases militares cerca de su país.

En base a estas turbulencias diplomáticas, el conflicto en el área de Norte de Sudamérica se ha gestado y desarrollado con una muy pobre capacidad de diálogo y con una leve voluntad política. En todo caso, esto ocurre a pocos días de que el régimen del aún mandatario colombiano, Álvaro Uribe esté por dejar el poder y entregárselo al que ha sido definido como el "continuador de su obra"; su ex Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos que resultó vencedor en las pasadas elecciones del 21 de julio con un 69% de los votos. Sin duda, el nuevo jefe de Palacio Nariño tendrá un duro reto desde el primer día de su investidura. No puede ser de otra forma, porque para Santos la relación entre Colombia y Venezuela dará probablemente la primera pauta de lo que se verá en los próximos años de este verdadero ajedrez político regional. Si bien hasta la fecha, ya se ha mostrado un recambio importante en las fuerzas políticas de América Latina, el caso colombiano resulta crucial debido a que es el principal aliado estadounidense en la región.

Lo que sí es rescatable, son algunos hechos que -por experiencia histórica- Bogotá no se puede dar el lujo de repetir. Primero, durante la gestión de Uribe, la tensión se elevó a niveles completamente innecesarios después de que en marzo del 2008, el país cafetero realizara un "ataque preventivo" en territorio ecuatoriano una vez confirmada la presencia de "Raúl Reyes" uno de los principales líderes de las FARC que resultó abatido luego del bombardeo. Más allá de toda crítica respecto a las FARC, lo cierto es que Bogotá violó abiertamente un principio inmanente en la política internacional: la soberanía del Estado. Así como Colombia defendió su soberanía para realizar alianzas militares con Estados Unidos, debe ahora velar para que esa misma soberanía de sus países vecinos, no se vea vulnerada con una eventual escaramuza. Sólo así, el régimen de Santos podrá marcar un antes y un después en el "uribismo" colombiano. Si por el contrario -y como se vio durante su campaña presidencial- Santos no tuvo tapujos en alabar las políticas de Uribe orientadas a debilitar logística y militarmente a las FARC -de hecho el fue un artífice no menor, debido a que fue el Ministro de Defensa de Uribe- entonces, no es alentador el panorama que se podría avecinar en las relaciones colombo-venezolanas. Para muchos analistas la pregunta es ¿cómo se configurarán las relaciones entre Bogotá y Caracas con la llegada de Santos?. A nuestro juicio es ¿cuánto durará la luna de miel entre Bogotá y Caracas una vez investido Santos? Lo anterior, a nuestro juicio se plantea de esta forma, porque el acuerdo que facilita las siete bases militares para realizar acciones de inteligencia por parte de personal norteamericano, fue un acuerdo firmado entre el Estado colombiano y su par estadounidense, no fue un acuerdo intergubernamental entre Uribe y Obama. Teniendo en cuenta lo anterior, sería difícil imaginar que las relaciones entre Santos y Chávez mejoren en el mediano y largo plazo. De existir una felicitación en términos protocolares desde el mandatario venezolano a su nuevo par colombiano, la puede haber; sin embargo, por sí solo el aspecto protocolar está lejos de ser el determinante para mejorar las relaciones entre esos dos países, que sin dudas y con muy buenas razones, ha despertado el interés y la preocupación regional.

Al menos por ahora, el período de tensión actual entre Bogotá y Caracas se tratará en la cumbre de UNASUR que dentro de pocas horas se celebrará en Quito. Bolivia y Ecuador ya han manifestado que las acusaciones de Colombia en el marco de la reunión de la OEA eran para "ventilar" sus problemas internos.

El país cafetero -que en todo caso participará de la cumbre de UNASUR- afirma que "espera pasar de las discusiones a las soluciones". Una declaración que ya marca un aspecto importante porque el año pasado, Gabriel Silva -que aún es el Ministro de Defensa colombiano- afirmó al ser consultado por las contínuas reuniones del bloque para tratar la presencia de las bases estadounidenses en Colombia que "eventualmente si este impasse se perpetúa y no vemos una preocupación por el armamentismo, el tráfico de armas, el narcotráfico, el crimen organizado, si no hay sensibilidad por esos temas que son los de los colombianos, pues seríamos invitados de piedra y tocaría evaluar esa posibilidad (de retirarse)"

La cumbre de hoy en Quito será fundamental para ver cómo evoluciona esa postura colombiana para las próximas reuniones. De no llegar a alguna declaración concreta, Colombia ya tendría una señal importante para evaluar aún más su permanencia en el bloque regional. Por más que la decisión termine siendo de Santos y no de Uribe, el mandatario entrante puede verse fuertemente influenciado por las implicancias regionales que esto representa. Si finalmente Colombia decidiera salir de la UNASUR estaríamos en presencia de una "integración desintegrada". Veamos si esto se concreta en los próximos meses, pero lo que sí es seguro, es que para Santos ya es un tema de preocupación velar por la reconstrucción de la agenda con Venezuela o mejor dicho, algo que se aproxime a eso.

martes, 20 de julio de 2010

Bolivia y Chile en medio de la agenda de trece puntos

Hasta hace poco, se suscitaron dos buenos motivos para preguntarnos hacia dónde se dirigen -o se podrían dirigir- las relaciones chileno-bolivianas en el gobierno de Sebastián Piñera. Recordemos que a inicios de este mes, Marcelo Antezana Ex Comandante del Ejército de Bolivia y actual Senador por el partido opositor Convergencia Nacional, había declarado a medios de prensa locales que "la vía armada es la única forma de recuperar el mar". Dejemos claro que independientemente el senador boliviano sea opositor, su declaración no debería sernos indiferente, puesto que nos tocó vivir un proceso similar con las declaraciones del también Ex Comandante -pero de las fuerzas militares peruanas- General Edwin Donayre.

El otro hecho que afortunadamente llamó más la atención, es la reunión efectuada a nivel de vicecancilleres entre el 12 y 13 de julio para retomar las conversaciones bilaterales en el marco de la agenda de trece puntos. En la ocasión, Mónica Soriano y Fernando Schmidt -vicecancilleres de Bolivia y Chile, respectivamente- se reunieron en La Paz para discutir el trasfondo de básicamente tres temas incorporados en la agenda. Uno de ellos, fue la habilitación del puerto de Iquique para actividades comerciales, otro fue el avance en materia de renovación para la línea ferroviaria Arica-La Paz y por último, temas de seguridad fronteriza. Podemos ver que la demanda marítima boliviana no estuvo en esta ocasión y ello se debe a que probablemente el Palacio Quemado comprende que por ahora no es el momento oportuno para tocar el tema a nivel de vicecancilleres, lo que no quiere decir que el tema está ausente y no sea un tópico para futuras reuniones.

Se puede apreciar que el gobierno de Piñera -por el hecho de estar inserto en un bloque político mucho más renuente a tratar la demanda boliviana con soberanía- ha tenido desde la campaña presidencial un aspecto pragmático mucho más marcado que pauteará las diferencias con la administración Bachelet. La ex Presidenta si bien también dejó claro en su momento que la soberanía no era un aspecto negociable y que por el contrario, "se debían dar las facilidades necesarias para conferirle la cualidad marítima a Bolivia", lo cierto es que el círculo más cercano al actual Presidente, tendrá un componente de más realismo que podría agitar las relaciones bilaterales en el futuro. Lo clave de ello, es que la Cancillería chilena siga manteniendo la política de Estado en esta materia, sólo que en este caso, el Edificio Carrera ha optado llevarla adelante con un pragmatismo más fuerte que en casos anteriores. En cualquier caso, parece que sigue habiendo un piso político en términos de cómo se lleva a cabo la política vecinal. Por otro lado, no es menos llamativo mencionar que por lo visto, se han cumplido una serie de situaciones que habíamos tratado anteriormente en otra columna, respecto no sólo al tema de cómo Chile marcará sus relaciones con Bolivia, sino que con otros países de la región latinoamericana.

Para el caso del dilema boliviano, no debemos olvidar que hay un tope en las negociaciones y es la demanda peruana. Ello ha facilitado que los bloques opositores de nuestros vecinos del norte, siguen viendo cómo este cambio político en la forma pueda perturbar sus aspiraciones marítimas. De ahí resulta explicable la aparición de personajes como Donayre y Antezana, pero en cualquier caso, no serán los últimos y eso es un hecho.

El aspecto rescatable por ahora, es que ya pudimos ver que hay buena voluntad de ambos Estados y esto fue lo que pudo materializar una reunión que a todas luces, era necesaria. El cómo avance la relación bilateral entre La Paz y Santiago es la pregunta que nos queda, pero con toda seguridad ya podremos responderla conocido el fallo del Tribunal de la Haya. Lamentablemente para nuestros intereses marítimo-territoriales, no puede ser de otra forma.

jueves, 8 de julio de 2010

Rusia, Estados Unidos y la diplomacia espiada

Hace algunas semanas, se desató una tenue controversia entre Estados Unidos y Rusia generada a partir de la captura en territorio estadounidense de una presunta red conformada por unos diez espías que estaban recabando información favorable a Rusia. Lo anterior, evidentemente trajo el efecto mediático que se esperaba: se estaba volviendo a la era de la Guerra Fría, donde las acciones de espionaje e inteligencia eran una constante entre las superpotencias.

En todo caso, hay que mencionar que en la actualidad -donde el dominio de los medios de comunicación, las redes sociales y el manejo de las grandes cadenas de información- han dominado en forma mucho más eficaz el manejo comunicacional que se lleva a cabo en los círculos diplomáticos. Por lo tanto, las señales enviadas a la prensa y a la comunidad internacional, deben y tienen que basarse en principios más conciliadores, diplomáticos y cautos.

Lo anterior no puede ser de otra forma, porque entre las relaciones ruso-estadounidenses, debemos considerar además otro factor importantísimo: la investidura de Obama en la Casa Blanca tiene que seguir marcando un antes y un después desde la discutible administración de George W. Bush, donde en materia internacional, las relaciones diplomáticas con Rusia se vieron seriamente afectadas. Recordemos que durante la administración Bush, se aprobaron una serie de medidas que iban en detrimiento de los intereses estratégicos de Moscú. En aquél entonces, Washington pretendía instalar en República Checa y Polonia una serie de baterías y radares antimisiles para proteger a sus aliados en Europa de la existencia de los llamados "Estados paria", vale decir, Estados con poder nuclear que mantendrían una política fuertemente hostil hacia Occidente. Para la lógica de la Casa Blanca, casos como los de Irán y Corea del Norte serían claros ejemplos de ello. Por su parte, Moscú no veía con buenos ojos la instalación de baterías antimisiles a escasos kilómetros de sus fronteras, ya que los asesores del Kremlin sospechaban que ese plan estaría dirigido para contrarrestar cualquier avance en materia nuclear por su país.

Ante esa situación, Vladimir Putin -que en ese tiempo era el Presidente de la Federación Rusa- manifiestó en junio de 2007, "no queremos ninguna confrontación, pero en caso de despliegue de un escudo antimisiles en Europa, y hoy lo advertimos, habrá respuesta. Necesitamos garantizar nuestra seguridad". Declaraciones similares fueron emuladas por las más altas autoridades militares rusas, como fue el caso del General Nikolai Solovcov, quien manifestó que "en caso de que la República Checa y Polonia decidan crear en su territorio las bases del escudo anti-misil estadounidense, nuestro Ejército incluirá esos emplazamientos en sus potenciales blancos". Bajo la administración Bush nunca se concretaron dichos proyectos, pero desde que Obama ocupó la primera magistratura, quedaron las dudas respecto a si el nuevo mandatario seguiría con esa línea. Debido a la importancia que tiene para Obama el enviar señales diplomáticas, decidió abortar todos los planes y si bien, actualmente Estados Unidos ha seguido estudiando la instalación de un escudo antimisiles -aunque ahora en Rumania- lo cierto es que no podrá concretarse antes del 2015, puesto que los asesores de Obama, entienden que en base a las asperezas de antaño, la opinión de Rusia es más importante de lo que se cree.

Señales igual de conciliadoras se han tratado de enviar desde que el nuevo mandatario estadounidense llegó al poder. En marzo del 2009, la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, visitó en Ginebra a su homólogo ruso Serguei Lavrov, con la finalidad de "resetear" las relaciones diplomáticas entre sus países. El simbólico "botón rojo" para resetear las relaciones bilaterales, marcó una agenda que para varios iba a marcar una diferencia entre la salida de Bush y la entrada de Obama.

Entre otros aspectos, el anterior ha sido el componente que visiblemente se ha marcado como el más relevante en los aspectos bilaterales al interior de las nuevas relaciones ruso-estadounidenses. Si bajo las acusaciones de espionaje ruso, Obama hubiera mostrado una evidente molestia, los esfuerzos por mejorar la diplomacia entre los dos gigantes hubiesen escalado innecesariamente hasta quedar como infructuosas. De todas formas, pese a no mostrar esa molestia abiertamente, los círculos cercanos a Obama saben que esta situación incomoda más de lo que se muestra hacia la prensa. Teniendo claro que las acciones de inteligencia -pese a toda crítica y juicio- son necesarias para la supervivencia del Estado, al parecer esta situación sólo será recordada como un leve impasse tratado bajo un marco protocolar y que no debería impedir la promesa de cambio que Obama plasmó respecto a la relación con Moscú.

Estados Unidos y Rusia tienen muchos más asuntos que los convoca a cooperar más que otros que los lleva a discernir, pero tengámoslo claro, no se debe ser incauto. Mientras los gigantes se siguen mirando de cerca, la diplomacia espiada continúa.

sábado, 26 de junio de 2010

Kirguistán: Algunas claves para entender el conflicto

A mediados de mes, Kirguistán volvió a ser motivo de preocupación luego de que los enfrentamientos étnicos entre kirguises y uzbecos se llevaran a cabo en las provincias de Osh y Jalalabad -dos importantes urbes en el Sur del país- que en su conjunto dejaron como saldo una cifra que ampliamente supera el centenar de víctimas fatales y con aproximadamente unos 80.000 desplazados que han buscado refugio en la vecina Uzbekistán. Con un conflicto que ya ha sido catalogado como "el peor de los últimos veinte años" sería difícil imaginar que esta cifra de víctimas quede estancada.

Los conflictos étnicos en Asia Central nunca han tenido el peso que merecen y esa es la razón por la cual la comunidad internacional no tiende a enterarse de ellos -o más bien a "re-enterarse" hasta que las crisis humanitarias resaltan su lado más oscuro.

Es por ello que en esta columna se revisarán básicamente dos aspectos. En primer término, dar a conocer algunas claves históricas para entender la lógica de un conflicto agudizado desde la caída de la Unión Soviética y en segundo término, dar algunas apreciaciones respecto a cuáles podrían ser los escenarios futuros que le esperan a ese castigado país en vista de que una eventual presencia militar rusa no pareciera tener la misma voluntad que se vio durante los primeros años de la década de los noventa. Ello, porque sencillamente no es compatible con los intereses estratégicos de Moscú, al menos en el corto plazo. Todo lo anterior, será esbozado en las próximas lineas.

Tanto Kirguistán, así como Uzbekistán y Takiyistán, eran antiguas repúblicas de la Unión Soviética, las cuales nacieron como consecuencia de la rupura o división del Valle de Ferganá. Kirguises y uzbecos -que son las dos etnias predominantes en esa región- han convivido armónica e históricamente durante siglos, llegando incluso a compartir sus familias. Ambas etnias hablan turco y comparten la religión musulmana. Los analistas actuales dirían sin embargo que dicha coexistencia estuvo motivada por aspectos económicos, ya que mientras los kirguises eran criadores de ganado, los uzbecos cultivaban la tierra.

La creación de la Unión Soviética y su posterior eje geopolítico de influencia, fue suficiente para dividir el valle de Ferganá y dar origen a esas tres repúblicas bajo la órbita soviética. Esto conllevó a que las organizaciones de vida entre uzbecos y kirguises se modificaran y a que estas etnias tuvieran que emigrar del valle de Ferganá y a repartirse en estas tres nuevas repúblicas. En el caso de Kirguistán, diversos estudios recientes sostienen que la etnia kirguís se impone ampliamente con una representación del 70% de la población, mientras que la uzbeca representa a cerca del 15%. En el aspecto político, cabe destacar que el Presidente de Kirguistán recién fue reconocido como la máxima autoridad política desde 1990, ya que anteriormente a esa fecha, la figura política más relevante de la nación estaba encarnada por el Gobernador del Consejo Supremo, cargo que desde 1936 fue el más importante cuando la actual Kirguistán era conocida como la Republica Socialista Soviética de Kirguistán.

Cuando la desaparición de la Unión Soviética era inminente, trajo consigo que el estallamiento de los conflictos étnicos entre kirguises y uzbecos, volvieran a aparecer. Como consecuencia, el líder ruso, Mijail Gorbachov entendió que para un area de su influencia, era impensable que señales como esas se constataran, especialmente porque ello implicaría que la Unión Soviética -que hasta entonces, aún existía- ya había perdido todo peso político y estratégico en la región de Asia Central. Por ello, se decide enviar una intervención militar para tratar de contener la violencia étnica entre kirguises y uzbecos. En el contexto de aquel entonces, aparece el primer Presidente de Kirguistán, Askar Akáyev quien -después de tres reelecciones y de haber ostentado el poder durante quince años- fue derrocado mediante una revolución, conocida como La Revolución de los Tulipanes. El 2005 luego de la dimisión y posterior huída de Akáyev y sus principales colaboradores a Rusia, se celebran elecciones; resultando ganador Kurmanbek Bakiyev, un destacado opositor kirguís a las políticas de Akáyev.

Sin embargo, el gobierno de Bakiyev estuvo lejos de mejorar en el frente interno. Mostrándose con una política altamente represiva, el estado de violencia siguió presente. Durante su administración, también comienza a crecer la importación y consumo de drogas, principalmente de la amapola que llegaba en forma abundante desde Afganistán.

Fue así hasta que las tensiones internas lograron que dimitiera de su cargo en abril de este año. Lo anterior, trajo la sensación de que los conflictos étnicos volvieran a aparecer debido a que durante su mandato los enfrentamientos entre kirguises y uzbecos -si bien seguían presentes- pasaron a segundo plano.

Desde ahí, el Parlamento designa como Presidente interino a Rosa Otunbayeva, una figura política importante en el país. Fue Ministra de Asuntos Exteriores en el gobierno de Akáyev y tuvo una participación importante durante el proceso que consiguió que Bakiyev renunciara a su cargo.

El gobierno de Otunbayeva tiene un serio desafío: promover y consolidar el diálogo entre kirguises y uzbecos, mejorar la institucionalidad interna y disminuir las altas tasas de pobreza que azotan al país.

Prácticamente desde que se inició el conflicto étnico entre kirguises y uzbecos durante este mes, Otunbayeva y una serie de movimientos y políticos kirguises han demandado más presencia rusa en el país. Lo anterior es entendible si consideramos que Kirguistán ha sido un aliado clave para Moscú en el contexto de la década de los noventa. Sin embargo, Rusia actualmente ha manifestado que lo ocurrido en Kirguistán "es un conflicto interno y por ahora Rusia no ve las condiciones para formar parte en su resolución". En otras palabras, el régimen de Otunbayeva tendría por ahora más posibilidades de tener apoyo en organizaciones regionales o internacionales, más que desde la propia Rusia. En el Kremlin se entiende que actualmente no están las condiciones para mantener un eje de influencia en Asia Central en momentos donde hay prioridades mucho más preocupantes cerca de sus propias fronteras, específicamente con la lucha que Rusia sigue manteniendo con los separatistas chechenos, ingushes y daguestanes que han sido mencionados en una columna anterior.

Si bien a Moscú le preocupa que el conflicto étnico se extienda en la región, no velará por un papel protagónico más allá de las ayudas simbólicas que pueda prestarle al país. En rigor, con los envíos de ayuda humanitaria o bien, con la participación de efectivos militares para proteger sus bases aéreas.

China también ha manifestado su preocupación y es lógico al saber que el gigante asiático también tiene sus propios conflictos étnicos entre los han y uigures en la provincia de Xinjuang. Lo que pase en Kirguistán para los intereses chinos es clave, ya que las emigraciones masivas de kirguises y uzbecos -al propagarse por Uzbekistán y el resto de los países de la región- es un claro motivo de preocupación para Pekín, ya que su combate con la etnia uigur es un conflicto básicamente étnico-religioso. Los uigures al ser de religión musulmana, verían concentrado su apoyo al recibir más etnias que fortalezcan y legitimen su posición religiosa. Por lo tanto, es natural que China también se vea preocupado por ello.

En resumen, dos importantes paises del Este -como en estos dos casos- ya han manifestado su preocupación, pero no han dado directrices de intervención, por lo que no debería extrañar que se logre una tenue intervención conjunta con Naciones Unidas o bien, reforzar los apoyos ya existentes con el organismo multilateral.

Rusia ha comprendido que la geopolítica global para los países de Asia Central no está en condiciones de operar mientras que en el Cáucaso la situación se encuentre tensa. Sería irrisorio pensar en un desvío de bienes económicos, materiales y humanos para países como Kirguistán, porque ello no haría más que bajar la guardia rusa en el frente checheno, un importante enclave que controla los principales oleoductos entre el Mar Caspio y el Cáucaso.

Por lo tanto, Rusia -y también China- tendrán que esperar con atención qué medidas conjuntas tomará el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mientras en Asia Central está por destaparse una verdadera olla a presión, kirguises y uzbecos siguen siendo los grandes perdedores del conflicto.

sábado, 5 de junio de 2010

El unilateralismo israelí: Encuentros y desencuentros en la política mundial

El principio del unilateralismo ha intentado ser definido por varias décadas en la política mundial. Dentro del amplio espectro que podemos tener para definir el unilateralismo, consideraremos como ad-hoc el planteado por Antonio Manrique de Luna, el cual sostiene en la publicación "El unilateralismo en las relaciones internacionales" que el principio del unilateralismo supone "un comportamiento que adoptan ciertos Estados con la finalidad de imponer a los demás miembros de la Sociedad Internacional sus intereses, valores y principios, sin importar que para lograr ello tenga que vulnerarse el principio de la igualdad jurídica entre los Estados".

La definición anterior podríamos aplicarla al conflicto vivido durante esta semana en Medio Oriente, a propósito del ataque israelí realizado por una unidad de comandos para asaltar una flota de seis barcos conocida como la "Flotilla de la Libertad", la cual transportaba -según medios de prensa- a cerca de 750 personas con ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, territorio que actualmente es controlado por Hamas, un movimiento radical palestino que resultó vencedor en las elecciones legislativas del 2006, dándole control en el Parlamento con 76 de los 132 escaños y que por ende, se posiciona como un grupo con una base de apoyo político relevante entre la población palestina.

Pese a que este acontecimiento mundial se sigue desarrollando, nos centraremos en los aspectos más emblemáticos, tales como el principio de la "guerra preventiva" -que marcó la agenda internacional desde la investidura de George W. Bush- y cómo países como Estados Unidos y ahora Israel, han ejecutado dicho principio basándose en nociones de autodefensa. También nos centraremos en la condena internacional que ha despertado este acontecimiento en una gran mayoría de países, pero donde vemos que Estados Unidos no ha querido mostrar un enérgico rechazo a esta práctica, que a todas luces es una abierta violación al principio del Derecho Internacional, que se revisará más adelante. Por último, se hará una reflexión futura sobre los temas que debería instalar este acontecimiento en la arena global, para que así, se eviten nuevos hechos que terminen con víctimas fatales, como fue este lamentable caso.

Desde los atentados del 11S, el gobierno de George W. Bush instaló el concepto de la "guerra preventiva", la cual se refería fundamentalmente a una estrategia encargada de atacar quirúrgicamente un espacio donde se estuvieran planeando ataques o agresiones en contra del territorio nacional pudiendo así, desactivar cualquier hipótesis de amenaza tanto real como potencial. Esta estrategia, por las proridades internacionales que se vivían en medio de los atentados del World Trade Center, no tuvieron posibilidad alguna de ser analizadas desde el campo jurídico y moral, de tal forma; que se adoptó de facto como una regla legítima para algunos Estados, en pos de preservar sus intereses nacionales y su seguridad tanto interna como externa.

Para el caso que nos convoca, hay que mencionar claramente que este principio fue utilizado por el gobierno de Benjamin Netanyahu. El "factor sorpresa" era fundamental para impedir que los barcos recalaran en el puerto de Gaza, ya que por supuesto, Israel tiene la completa convicción de que los fines humanitarios de estos buques esconden objetivos mucho más oscuros y que tienen que ver específicamente con el aprovisionamiento de armas a Hamás. Para comprender la complejidad del caso, sería necesario remontarnos a los motivos que desencadenaron la Operación "Plomo Fundido" entre diciembre del 2008 y enero del 2009, donde Israel -también bajo un principio preventivo- decidió invadir la Franja de Gaza y aplicar una "política de cerco y aislamiento" después de que cayeran en territorios israelíes una serie de misiles Kazaam lanzados desde el norte de Gaza por milicianos de Hamas.

Para Israel, estos misiles no podrían haber sido elaborados por los propios palestinos y que por lo tanto, este armamento y tecnología, venía importado desde el exterior. En declaraciones que fueron recogidas en 2008 por Sallai Meridor -el entonces actual embajador de Israel en Estados Unidos- fue mucho más tajante al referirse en este aspecto, donde señaló que “lo que usted ve en Gaza es producto de Irán, los terroristas fueron entrenados en Irán , son abastecidos por Irán, la tecnología para fabricar los cohetes de corto alcance es iraní. Obviamente el resultado para Hamas tendrá un impacto en Irán”. En otras palabras, Israel ya tenía un precedente para desconfiar de cómo ingresaba armamento a la Franja de Gaza, pero no solo por vías marítimas, sino que también terrestres, específicamente en la frontera con Egipto. En la Operación militar israelí que culminó en 2009, siempre fue una piedra angular que se impidiera el acceso de armas a la Franja de Gaza y que sea garantizada internacionalmente, pero para la lógica de Tel Aviv, esto nunca se cumplió. El debate actual de este tipo de operaciones está en la legitimidad y en los principios tanto jurídicos como morales en que descansan las nociones de la legítima defensa. Al respecto, hay que señalar que claramente Israel ha transgredido estos principios, al menos por las siguientes tres razones.

Primero, porque el asalto israelí fue realizado -según algunos medios de prensa- a 68 millas náuticas de la Franja de Gaza. Los principios internacionales que ordenan la "Convención del Mar" -específicamente en su Artículo 3º- sostiene que las aguas territoriales de un Estado se extienden hasta las doce millas náuticas (22,2 km) medidas desde sus costas. El espacio marítimo fuera de esas doce millas naúticas, no son consideradas como aguas territoriales.

Segundo, porque al tener en cuenta que el asalto israelí se hizo por medios aéreos y navales -se insiste, fuera de las aguas territoriales- constituyen bajo el Artículo 101 de la misma convención, una práctica de piratería. Citando el primer inciso del artículo señalado, sostiene que una práctica de piatería constituye “todo acto ilegal de violencia, detención o depredación cometidos contra un buque o una aeronave en alta mar o contra personas o bienes a bordo de ellos que se encuentren en un lugar no sometido a la jurisdicción de ningún Estado".

Tercero -y más relacionado con aspectos del Derecho Internacional Humanitario- sale a la palestra nuevamente la crisis humanitaria en la Franja de Gaza. En medio de todo este complejo panorama, el mundo vuelve a constatar que para todos los efectos prácticos, la situación de Derechos Humanos al interior de la Franja de Gaza, es un verdadero ghetto. Con casi un millón y medio de habitantes -según datos estimados por el ACNUR para julio del 2008- y en un territorio como Gaza que tiene cerca de 350 kilómetros cuadrados, la densidad poblacional es de escalas bíblicas, específicamente de 4.118 habitantes por kilómetro cuadrado.

En parte, estos tres principios han despertado una oleada de críticas internacionales, pero no sólo de países antagónicos a Israel, sino que también desde sus aliados estratégicos claves, como es el caso de Turquía. Teniendo en cuenta que el asalto israelí se hizo principalmente al buque de bandera turca "Mavi Marmara" -donde resultaron muertos al menos nueve activistas de esa nacionalidad- esto ha dañado irreparablemente las relaciones entre Israel y el régimen de Ankara. Sería interesante dejar claro que previo a este incidente, Turquía era un aliado militar clave para Israel, específicamente el mayor aliado musulmán para el régimen de Tel Aviv. Estos dos países tenían convenios para transferencias tecnológicas en materia de defensa, tenían tratados para la compra y venta de armas y realizaban ejercicios militares conjuntos. Luego de este incidente y en buena hora, todo ha decidido cancelarse.

Como se ha visto, si bien algunos países aliados de Israel han exigido "castigos" por parte de Naciones Unidas, Estados Unidos no parece tener la misma voluntad. Para Washington, Israel ha sido y es parte integral de su política exterior, un aliado clave en Medio Oriente y su principal plataforma de influencia en esa lejana región. Uno de los tantos ejemplos de esta importancia estratégica que representa Tel Aviv para el gigante del norte, podría ser que Israel es uno de los dos países junto con Reino Unido, que se les tiene permitido tener oficinas al interior de la CIA. Probablemente no haya un ejemplo más claro de la importancia que tiene el país hebreo para Washington ya que si comparten información de inteligencia, secretos militares y otros tipos de información, revela a todas luces la importancia que tiene este país para el gobierno estadounidense. En ese sentido, sería muy raro suponer que Estados Unidos mantenga una posición y una política coercitiva contra un aliado clave para sus intereses estratégicos.

Todo lo anterior, abre el debate para una serie de medidas que deberían tomarse.

En primer término, eliminar el principio del unilateralismo en la política global. La noción de "legítima defensa" se ve vulnerada cuando un Estado no la sigue enmarcada en los principios jurídicos y morales que rigen en la política internacional, bajo el alero de las Naciones Unidas.

En segundo término, instalar la necesidad de llegar a un acuerdo para evitar la política israelí de cerco y aislamiento en la Franja de Gaza. Según documentación del Comité Internacional de la Cruz Roja "las cantidades de bienes que ahora entran en Gaza son muy inferiores a lo necesario para satisfacer las necesidades de la población. En mayo de 2009, entraron en Gaza sólo 2.662 cargas de camión, lo cual supone una disminución de casi el 80 %, respecto de las 11.392 cargas de camión cuya entrada se autorizó durante el mes de abril de 2007, antes de que Hamas tomara el poder en el territorio". Desde el 2009 -que fue la base de ese estudio en el marco de la Operación Plomo Fundido- la situación humanitaria hasta la fecha, no ha cambiado en lo más mínimo. El objetivo de las fuerzas isralíes en su política de cerco, es generar actualmente un repudio desde los propios palestinos hacia Hamas, para así deslegitimar sus incentivos de lucha. Esta estrategia no ha sido conseguida -y que muy por el contrario- lo que ha generado este ataque, no ha hecho más que fortalecer la posición de Hamas entre los palestinos.

Por último, Tel Aviv debe comprender que estas estrategias no conseguirán frutos en el largo plazo. Si bien desde el 2008 han debilitado a Hamas en lo militar, están lejos de hacerlo en el campo político. El gobierno de Netanyahu debe asimilar que este conflicto no se verá dirimido por la fuerza de las armas, sino que por la voluntad y la legitimación política de los intereses en disputa.




lunes, 31 de mayo de 2010

Corea del Norte en el ojo de la tormenta

En las últimas semanas se ha vuelto a instalar en la agenda internacional el controvertido caso de Corea del Norte y la amenaza que ésta representaría en la lejana región asiática. Motivos de sobra parecen tener países como Corea del Sur, Japón y las principales potencias occidentales interesadas en aumentar la presión contra el régimen de Pyongyang -a propósito del hundimiento que sufrió un buque de guerra surcoreano, el Cheonan- que fue hundido el pasado mes de marzo por un torpedo -presuntamente norcoreano- mientras hacía labores de patrullaje en las aguas del Mar Amarillo, resultando como consecuencia, 46 victimas fatales. Lo anterior ha vuelto a producir tensiones en ambas Coreas, pero también tengamos en cuenta que la amenaza que representaría Corea del Norte en la región está ligada con un problema mucho más de fondo, debido a que este país tiene acceso a armas nucleares que han sido sometidas a pruebas constantes en la península coreana.

Recordemos que Corea de Norte se ha propuesto como meta para sus fines de autodefensa, el contar con acceso a la tecnología nuclear, específicamente para el desarrollo de sus misiles balísticos. Evidentemente este plan no es nuevo, ya que desde 1994 se ha detectado actividad con fines nucleares en pos de fortalecer la capacidad misilítica del país asiático. Dentro de los misiles norcoreanos que ampliamente se conocen en la comunidad de defensa, son los Taepodong-2 (TD-2), misil que desde 1994 ha tratado de perfeccionarse. Sin embargo, poco se sabe acerca de sus reales capacidades de alcance y transporte.

De lo que sí se sabe -o más bien, se cree saber- se ha basado más en especulaciones y documentos desclasificados de países que han seguido con atención la actividad nuclear norcoreana más que basarse en hechos concretos. En ese sentido, algunos han hablado que los misiles descritos anteriormente tienen un alcance que podría ir desde los 3.650 a los 3.750 km de alcance, con una capacidad de transporte del orden de los 650 a los 1.100 kg. Otros en cambio, sostienen que en vista de la cooperación que Corea del Norte ha recibido por parte de Rusia y China, la capacidad de sus misiles se ha llegado a aumentar en un rango que podría alcanzar hasta los 15.000 km.

En cualquiera de los dos casos, es un alcance más que suficiente no solo para tener en la mira a Corea del Sur -país con el que técnicamente aún está en guerra debido a que el documento firmado en 1953 que puso el fin a la Guerra de Corea, se trata de un armisticio y no de un tratado de paz- sino que también a Japón o a cualquier país que esté bajo su alcance. Lo anterior ocurre porque Corea del Norte aún teniendo una tecnología misilística de mediano (¿o largo alcance?) se estima que aún podría no tener control absoluto en cuanto a sus tecnologías de precisión. Si lo anterior fuera cierto, entonces es natural que los países de la región manifiesten su preocupación, debido a que todos serían vulnerables a recibir un impacto en una fallida prueba nuclear. Nada más parecido a lo que se vivió en "la paz armada" en el sentido de que bastaba con que ocurriera un incidente para desencadenar un conflicto de desmedidas consecuencias. El conflicto en la península coreana parece apuntar en la misma dirección pero con un motivo distinto en cuanto a su forma.

Como se mencionó al comienzo de la columna, actualmente el aumento de tensión en la península coreana ha estado motivada por el hundimiento del buque surcoreano Cheonan. Para ello, los principales países de la región, así como algunos países occidentales apuestan por llevar este caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haciendo que con esto, Pyongyang responda ante tales efectos. Sin embargo, Pyongyang argumenta a su favor que no fue uno de sus submarinos el que atentó contra el Cheonan. Por su parte, una comisión de investigadores internacionales -entre ellos, una comisión de expertos rusos- después de reflotar las partes del Cheonan, llegaron a la conclusión de que habían restos de pólvora usada en la elaboración de torpedos y que por lo tanto, la causa del hundimiento del buque surcoreano se debió a un ataque con ese tipo de armamento. Ahora ¿quién responderá por esto? Es incierto aún, ya que hasta ahora no hay pruebas realmente vinculantes entre Corea del Norte y el torpedo que impactó al Cheonan. Por cuestiones evidentes -y para bien o para mal- el principal sospechoso efectivamente es Corea del Norte, pero ahora, con los mecanismos que se llegue a la conclusión para aumentar una nueva ronda de sanciones bajo el seno del Consejo de Seguridad de la ONU -y especialmente siendo que aún no se ha probado el nexo entre el hundimiento y los torpedos norcoreanos- las sanciones perderán legitimidad, haciéndole un flaco favor al cese de las tensiones de la península. La misma China ha sido clara en señalar que si bien condena el hundimiento del buque surcoreano, "de forma objetiva y con justicia" esperan que se llegue a un resultado serio de la investigación para dar con los responsables.

Ahora bien, en el marco de todo este problema, algunos han manifestado que una acción militar contra Corea del Norte es inminente. Pues bien, sin menospreciar la complejidad de la situación y considerando la creciente tensión regional, me parece que una incursión militar es descartable en el corto plazo, por varias razones.

Primero, porque China agotará todos sus esfuerzos diplomáticos y estratégicos -incluyendo su puesto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU- en pos de limitar una incursión multinacional a escasos kilómetros de sus fronteras.

Segundo, porque el costo de asumir en el corto plazo una nueva misión multinacional en contra de Corea del Norte, es descartable sencillamente porque al interior de la ONU, sus países son reacios a intervenir bajo la lógica de la "autodeterminación de los pueblos" que va en contraposición con lo declarado dentro de la misma carta del organismo. La alternativa sería que interviniera la OTAN, pero esta alianza cada vez se ha visto más desgastada porque son cada vez menos los países que aportan tropas para las misiones multinacionales, debido a que esto se traduce en pérdidas de apoyo a los gobiernos de sus distintos países. Recordemos que el mismo Obama ha visto reducido sus niveles de aprobación por la mantención de las tropas estadounidenses en la campaña que mantiene la OTAN en Afganistán.

Tercero, porque Estados Unidos y la mayoría de las potencias Occidentales saben perfectamente que es mejor agotar las instancias diplomáticas antes de intervenir militarmente. Por esa razón es que la próxima Cumbre de Seguridad Nuclear se realizará en Corea del Sur. Para quien escribe es fundamental el mensaje que esta cumbre conseguiría, pero no solo porque busca terminar los arsenales nucleares, sino que también se estaría enviando un mensaje subliminal a Corea del Norte de que la paciencia de la comunidad internacional -principalmente la Occidental- está empezando a agotarse, lo que si bien no descarta la alternativa militar, es deshechable en el corto plazo.

Al parecer se vendrá un período de tensión importante en la península coreana, pero el statu quo seguirá siendo el norte, al menos en el corto plazo. También será relevante analizar cómo se avanza en la pretensión surcoreana para instalar una nueva ronda de sanciones a Corea del Norte bajo el seno de la ONU y cómo responderá Pyongyang al respecto. La opinión de China -como es de esperarse- será clave para el desenlace del problema, así que habría que ver cómo evolucionan los estudios más allá del que ya hay realizado para determinar si en realidad hay un vínculo entre Corea del Norte y el hundimiento del Cheonan. De confirmarse esto último, Pekin estaría en la obligación de restarle apoyo a uno de sus principales aliados en la región. Por lo tanto, será interesante seguir de cerca los acontecimientos en una península donde las escaramuzas militares y diplomáticas van en aumento.

viernes, 21 de mayo de 2010

Atentados en Irak: ¿Qué sigue ahora?

Hace poco, Irak volvió a ser motivo de noticia después de una brutal oleada de atentados con coches bomba que dejaron como saldo cerca de 95 muertos y más de 250 heridos en casi todo el país. Ahora, uno podría preguntarse ¿Por qué ocurre esto ahora?

En parte, porque las fuerzas norteamericanas se han retirado de la ciudad y especialmente de las calles de Bagdad donde ya no se están realizando patrullajes y donde las fuerzas militares, se han omitido de los combates. Esto, como parte del programa del Presidente Barack Obama para retirar las tropas norteamericanas de Irak en tres fases principales. La primera, es abandonar gradualmente los patrullajes y las labores del día a día. La segunda, es replegándose en cuarteles militares especializados y la tercera vendría a completarse a finales del 2010 donde ya definitivamente se retire el grueso de las tropas, dejando un pequeño núcleo para capacitar y apoyar la instrucción del ejército iraquí. Actualmente, podríamos decir que se está entre el término de la primera fase y el comienzo de la segunda.

Ahora bien, esta decisión de Obama para retirar las tropas estadounidenses, ha estado motivada después de una serie de retiros de tropas. Recordemos que en su momento hubo hasta 40 países involucrados en una alianza multinacional para transformar a Irak en un foco de democracia en Medio Oriente. De todas formas, en esta alianza multinacional para Irak, los últimos en haberse retirado fueron los británicos que tenían como área de responsabilidad, la seguridad en el puerto de Basora. Ahora, los norteamericanos están solos y están con la responsabilidad de rearmar este complejo rompecabezas iraquí.

Este rompecabezas iraquí -desde el punto de vista étnico- se conforma de tres grandes grupos. Primero, el mayoritario son los chiitas que controlan el Sur del país y que tienen buenas relaciones con los iraníes, que también son chiitas. Para ampliar el concepto, el chiismo es una de las corrientes internas del Islam. Se caracteriza por ser heterodoxa y que -a diferencia de los ortodoxos sunnitas que revisaremos más adelante- se diferencian en que los chiitas buscan ser guíados por un "imám", es decir, por un guía que ejerce de juez en las cuestiones teológicas y jurídicas del Corán (libro sagrado del Islam).

En el Centro del país, se encuentra la etnia sunnita. Los sunnitas, pese a que constituyen una minoría en Irak -distintos estudios hablan de que conformarían entre un 20 y 30 por ciento de la población- hay que decir que son la gran mayoría de los árabes; en el mundo árabe, predominan los sunnitas. Aunque los sunnitas en Irak, son los que han ejercido el poder político históricamente durante siglos -especialmente bajo el Imperio Otomano- y a los que a este grupo, también pertenencía el ex mandatario, Saddam Hussein. Sería interesante dejar claro que mientras los sunnitas tuvieron el poder, fueron muy duros con la represión de los chiitas.

Finalmente en el Norte del país, se encuentran los kurdos. Esta etnia tiene aspiraciones propias que es formar una república independiente en la región de Kurdistán. Esta, es una región que vendría siendo disputada básicamente por tres países: Irak, Irán y Turquía. También limita con otros dos, que son Armenia y Siria. El interés por controlar Kurdistán tiene que ver netamente con asuntos estratégicos: Kurdistán es una región con muchas reservas petrolíferas. Aún así, esa disputa por la soberanía de Kurdistán, queda a mi juicio en un juego de "suma cero", mientras que los kurdos desde hace tiempo, han estado dotando a esta región de una gran autonomía, al punto que tienen conformadas milicias de autodefensa conocidos como los peshmergas. En síntesis, a los kurdos poco parecerá importarles lo que ocurra en Irak mientras sigan consolidando su presencia en Kurdistán.

El dilema que vemos en Irak actualmente, está ligado a dos problemas básicos. El primero, es que desde la invasión y posterior derrocamiento de Saddam Hussein, Estados Unidos en el 2005 tuvo que concederle el gobierno del país a la etnia chiita. Nuri Al Maliki -el Primer Ministro iraquí- pertenece a esta etnia, lo que viene a generar un cambio político de proporciones considerando que -como se explicó anteriormente- por tradición los sunnitas han ejercido el poder político en el país durante mucho tiempo. Desde que los chiitas han ejercido el poder, los sunnitas no han visto con buenos ojos este fenómeno, pero no sólo porque los chiitas no acostumbraban a ejercer el poder, sino que porque se temía que los chiitas -una vez en el oficialismo- iniciaran una campaña para vengarse por la represión histórica de la que habían sido objeto.

El segundo problema tiene que ver con las consecuencias hemisféricas que representó la invasión estadounidense desde la guerra en 2003. Como consecuencia de la investidura chiita en el poder iraquí, lo que representa a nivel regional el derrocamiento del poderío sunnita, no es otra cosa que el fortalecimiento de Irán. Lo anterior es lógico si consideramos que desde la revolución islámica de 1979 que derrocó al Shá de Irán, se logró instalar un gobierno chiita con su máximo exponente, el ayatollah Ruhollah Jomeini. Desde entonces, las relaciones entre Irán e Irak fueron mayoritariamente hostiles por la sencilla razón de que las etnias preponderantes en los países mencionados eran chiitas y sunnitas, respectivamente. Ahora no sucede tal caso, por lo tanto Irak dejó de ser el "freno natural" del posicionamiento iraní en la región.

Ante esto, el dilema de lo que le depara particularmente a Irak no es nada alentador. Si todo sigue su curso normal, de aquí a fines del 2010 ya debería estar retirado un contingente importante del personal militar estadounidense. ¿El ejército local estará preparado para enfrentar la animadversión de las células terroristas que por razones de "hermandad musulmana" son más cercanos a los sunnitas que a los chiitas? ¿Las elecciones locales que se han venido realizando desde el 2005 le darán el toque de legitimidad necesario al gobierno actual de los chiitas? Para ambas preguntas tendríamos un tajante no, pero por sobre todo parece más preocupante el hecho que el país esté fuertemente dividido en estos tres grupos. Es de esperar que este país no se termine fragmentando, pero dadas las circunstancias, todo parece apuntar allá.

Desde la invasión estadounidense en 2003 no se lograron ni lograrán ninguno de los dos objetivos claves de conocimiento público. Primero, que Estados Unidos haya encontrado pruebas fehacientes sobre la fabricación de armas de destrucción masiva y segundo, transformar a Irak en un foco de democracia en Medio Oriente. Al parecer, lo que se vendrá en Irak para los próximos meses, no será más que el principio del fin.