domingo, 9 de diciembre de 2012

La fase oral de la demanda en la Haya: ¿El principio del fin?

El viernes 7 de diciembre -con la presentación chilena de su postura en torno a la delimitación marítima- se dio término a la primera ronda de alegatos que se ventila en la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la cual, busca solucionar la controversia por la delimitación marítima que a juicio de Perú no está zanjada, mientras que Santiago afirma lo contrario, amparándose en la validez de la Declaración de Santiago de 1952 y el Convenio sobre la Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954. Además, la delegación chilena sostiene que los más de sesenta años de práctica ininterrumpida, afirman la validez de los argumentos esgrimidos por Santiago.

Esta primera ronda de alegatos dio inicio con la presentación de la parte peruana los días lunes 3 y martes 4 del presente mes, para que luego, fuese el turno de la delegación chilena el jueves 6 y viernes 7. Por ahora se ha levantado la sesión y se continuará el martes 11 con la presentación de la réplica peruana -donde se buscará contraargumentar lo que Chile ha sostenido durante la presentación de sus alegatos- para que posteriormente, el viernes 14 sea el turno de la parte chilena. Culminada esta segunda y última fase de alegatos, se da por concluido el proceso jurídico, quedando a la espera del dictamen del fallo que debería salir para el primer semestre del próximo año.

La verdad, es que durante la presentación de los alegatos, ninguna de las partes ha presentado argumentos nuevos, lo único "novedoso" es que los documentos utilizados durante la fase escrita, se hicieron públicos. Ya se conocía que Perú afirmaría la inexistencia de tratados e invocaría que la práctica ininterrumpida de la soberanía que Chile ha ejercido, sigue sin ser un argumento para invocar la existencia de un acuerdo explícito que delimitara la frontera marítima. También se sabía que Chile -fuera de buscar incluir a Ecuador como parte signataria de la Declaración de Santiago y del Convenio de 1954- reafirmaría la existencia de prácticas soberanas que robustecerían los argumentos que esgrime y que serían la razón para que la Corte mantenga el status quo, y que además podría basarse en la publicación de textos escolares peruanos que afirman la existencia del paralelo como frontera marítima. 

De hecho, tampoco fue novedad el tono utilizado por los abogados durante sus presentaciones, sobre todo por Alain Pellet en la parte peruana, que fiel a su estilo irónico señaló que "con un simple croquis, se puede demostrar que el límite que sostiene Chile no es válido". El mismo tono irónico fue usado por los abogados que representan a Chile, específicamente por Jan Paulsson, quien sostuvo que "Perú ha recurrido a Google para presentar este mapa. Esto no es serio". De igual forma, podrían encontrarse más ironías que condimentaron la presentación de los alegatos de ambas partes. No podía ser de otra forma, porque como ya se sabía de antemano, en la fase oral del proceso en la Haya, generalmente se deja de utilizar un lenguaje estrictamente jurídico para pasar a uno de tinte político. 

Cada una de las delegaciones, a través de sus Cancilleres, han afirmado a los medios de comunicación de sus países que los asiste el derecho y de que confían en un fallo favorable a sus intereses. Es lógico, en esta parte del proceso no pueden mostrarse señales con olor a derrota. Sin embargo, el aire triunfalista y optimista -aunque moderado- que se respira en Perú, contrastado con el silencio y la preocupación de Chile por el fallo reciente que la Corte ha determinado en el caso Nicaragua-Colombia, sienta un halo de que Perú tiene buenas posibilidades de obtener algo a su favor. Ante este escenario, algunos analistas chilenos sostienen que aunque el fallo fuese favorable a Chile, fuera de que marítima ni territorialmente "se gane algo", no se gana más que un elemento simbólico relacionado con el orgullo y el honor nacional. De igual forma, si Chile perdiera, se abriría un frente de recomposición para el manejo de las relaciones vecinales y generar algunos cambios estructurales de la forma en que deben y tienen que conducirse las relaciones con vecinos como Perú o Bolivia, lo que supondría un beneficio para Chile. Ciertamente, tales afirmaciones están en lo correcto, ya que también advertimos que la Cancillería chilena fue altamente reactiva en el manejo de las relaciones internacionales con nuestros vecinos del norte, donde eslóganes como "las relaciones inteligentes" o "las cuerdas separadas", distaron mucho de ser 'inteligentes' o 'separadas'.

Sin embargo, discrepamos con estas opiniones en el sentido de que un fallo favorable -aunque improbable- para Chile, no signifiquen una victoria más allá de lo meramente subjetivo en términos de acrecentar el orgullo y el honor patrio. Efectivamente un eventual fallo favorable a Chile sería una victoria, porque fuera de cerrar toda posibilidad de revisionismo fronterizo con Perú, el hecho de que la Corte se declare inadmisible para zanjar una disputa territorial -en el caso de que los acuerdos de la década del cincuenta sean considerados como 'válidos'- cerraría toda posibilidad de recurrir a la Corte por parte de Bolivia, precisamente porque si en el caso Chile-Perú se avalaría la existencia de tratados previamente firmados y ratificados, se desmoronaría la pretensión boliviana de renegociar el Tratado de Paz y Amistad de 1904. 

Por lo tanto, no todo tiene que observarse como "ganar más o menos territorio". El fallo de la Haya tiene elementos de trasfondo que tienen que observarse con atención, una atención que a nuestro parecer no está siendo atendida por algunos especialistas. En cualquier caso, queremos insistir que el fallo de la Corte será de una alta complejidad, ya que se encuentran en disputa problemas de interpretación de tratados y la validez de la costumbre internacional usada como fuente del derecho consuetudinario. No obstante, si al menos tomamos en cuenta la jurisprudencia de la Corte, Perú es el que corre con ventaja para un fallo a su favor.

La pregunta que cabe señalarnos es si el fallo de la Corte marcará el fin de los conflictos que han marcado las relaciones chileno-peruanas durante gran parte del siglo XX e inicios del siglo XXI. La respuesta que consideramos es que no será así, ya que si bien el fallo de la Haya puede cerrar un capítulo de la disconformidad que a juicio de Perú se mantenía por una cuestión de reivindicación marítima, sería sólo el cierre de uno de los conflictos que se encuentran en una "matriz reivindicativa peruana" que en el caso de la Haya es de naturaleza jurídica, pero también las hay en el plano social y político. Ejemplos de esto son la reivindicación del Huáscar -el buque de guerra del Perú que fue capturado por las tropas chilenas durante la Guerra del Pacífico y que actualmente se mantiene en Chile como museo y trofeo de guerra-, y que recordemos que en momentos, tanto la clase política como militar del Perú se ha mostrado partidaria a solicitar su repatriación. También los conflictos que en su momento Perú tuvo con Chile para desminar la zona fronteriza del norte y que mientras Chile afirmaba remover las minas al interior de su territorio nacional, Perú sostenía que se hacía en una zona donde no habían fronteras claramente establecidas. También estará pendiente la reconstrucción de confianzas en materia de gasto militar, un conflicto de larga data que incluso ha llevado que Perú acuse a Chile como "país armamentista" y de "fomentar una carrera armamentista en la región". Un desafío no menor, serán las reuniones bilaterales a alto nivel, donde instancias como el 2+2 fueron terminadas durante el gobierno de Bachelet en disconformidad a la presentación de la demanda en la Haya. 

Como podemos ver, la matriz reivindicativa peruana y la existencia de desafíos conjuntos para recomponer las relaciones bilaterales, es amplia y compleja. Un papel igual de importante, tendrán los medios de comunicación en ambos países, porque en su calidad de difusores informativos, son partes responsables en el manejo social que tenga un escenario Post-Haya. Aunque los medios de comunicación se escuden en la esfera privada y en el eslogan de la "libertad de expresión", pueden y de hecho, han generado conflictos bilaterales entre Chile y Perú. Sólo basta con recordar el titular del Diario La Razón que en octubre del 2009 tildaba a la ex Presidenta Michelle Bachelet como "conchuda" ("caradura" en la jerga peruana), generando un impasse diplomático, que incluso tuvo que ser necesaria la intervención del ex Canciller peruano, José García Belaúnde para desestimar y reprobar los dichos de ese medio de prensa.

Al parecer, el escenario posterior al fallo de la Corte no será nada de fácil. Durante los meses previos al dictamen del fallo tendremos que acostumbrarnos a la turbulencia política y social. Aunque ya se había advertido que durante este proceso, las relaciones chileno-peruanas serían "complejas", no hay elementos que nos hagan pensar que posterior al fallo se cambie esta tendencia a menos que se tomen medidas efectivas. 

Las medidas que a nuestro parecer deberían aplicarse como forma de limar asperezas, son tan complejas como impopulares. Entre ellas, favorecer un diálogo constante entre personeros y autoridades políticas de ambos países, junto al hecho de convencer a sus medios de prensa a tener un rol importante y decisivo en el manejo de información dirigida a la ciudadanía. Esto no quiere decir que se oculte información, pero que ciertamente el manejo de la misma vaya en dirección a recomponer un ánimo de entendimiento y no en sentido inverso. Las medidas anteriores son  fundamentales, sobre todo en estos tiempos donde el manejo globalizado de las comunicaciones está llegando a todas partes y a todo el mundo.












sábado, 17 de noviembre de 2012

Israel y el conflicto en Gaza: Un cuento de nunca acabar

Conocido por todos son los últimos acontecimientos que se han suscitado en la Franja de Gaza, donde ha existido un intercambio de proyectiles entre los lanzados por milicianos de Hamas y los lanzados por las fuerzas israelíes, que han intensificado sus ataques a territorio palestino. Incluso ya se planea una incursión terrestre por parte del ejército de ese país, que ya ha movilizado a unos 75.000 reservistas señalando que la ofensiva "está en camino". 

Lo anterior ocurre en momentos donde los efectos de la Primavera Árabe aún se dejan sentir en Siria y en Jordania, ya que hasta hace poco, manifestantes están nuevamente pidiendo la salida del Rey Abdalá II.

Quisiéramos recordar que la ofensiva militar israelí más reciente y visible hacia la Franja de Gaza, es la "Operación Plomo Fundido" que se desarrolló entre diciembre del 2008 y enero del 2009. Al igual que como se planea en la actualidad, la estrategia consistía en ataques aéreos con una incursión terrestre. En éstas, el ejército israelí dio muerte a dos importantes líderes del movimiento palestino Hamas. El Ministro del Interior, Said Siam y a Nizar Rayán, quien era líder de las brigadas Izz Ad-Din Al-Qassam, brazo armado de Hamas. Las muertes de estos dirigentes palestinos, acompañados de una estrategia de "cerco y aislamiento" -que consistía en retrasar la llegada de bienes de primera necesidad como alimentos y medicinas a la Franja de Gaza- era parte de la estrategia israelí como forma de minar el apoyo político desde los gazatíes hacia las tácticas usadas por Hamas.

Contrario a las intenciones de Tel Aviv, lo anterior no hizo más que fortalecer el apoyo hacia Hamas, lo cual, no solo provino desde la población palestina, sino que además, generó un sentimiento de solidaridad hacia la causa palestina desde algunos países de la comunidad internacional. Sentimientos similares se han repetido con acciones como el asalto a la Flotilla de la Libertad que incluso le ha costado a Israel, perder el apoyo de uno de sus socios estratégicos claves en la región de Medio Oriente, Turquía.

Cuando en junio de 2010 habíamos comentado en una columna anterior sobre la situación de derechos humanos al interior de la Franja de Gaza, sostuvimos que según documentación del Comité Internacional de la Cruz Roja, "las cantidades de bienes que ahora entran en Gaza son muy inferiores a lo necesario para satisfacer las necesidades de la población. En mayo de 2009, entraron en Gaza sólo 2.662 cargas de camión, lo cual supone una disminución de casi el 80 %, respecto de las 11.392 cargas de camión cuya entrada se autorizó durante el mes de abril de 2007, antes de que Hamas tomara el poder en el territorio".

La disminución de esas cargas de camión, apuntaban a que -como lo hemos sostenido previamente- los palestinos minen el apoyo de carácter político a Hamas, sin embargo, ello ha estado lejos de ocurrir.

La estrategia empleada por las fuerzas israelíes no sólo es la equivocada, sino que además, peligrosa para su situación estratégica en Medio Oriente. A pesar de que cuenta con el apoyo estadounidense, Tel Aviv ha experimentado desde hace algunos años, una pérdida de su apoyo en socios estratégicos. Ya habíamos mencionado el caso de Turquía, pero también se ha constatado "un giro" en la situación con Egipto. Para nadie debería ser sorpresa que el Presidente egipcio, Mohamed Morsi recientemente haya manifestado en relación a la situación en Gaza que "Egipto hoy no es el Egipto de ayer y los árabes de hoy no son los árabes de ayer". La postura empleada por El Cairo frente a la situación en Gaza, es clave. Recordemos que según estudios de los servicios de inteligencia israelíes, los cohetes y armas que llegaban a manos de los milicianos de Hamas, eran llevados por la frontera egipcia. Por esta misma razón, para Tel Aviv era fundamental garantizar la frontera egipcia "internacionalmente" y así, cortar el suministro de armas a Hamas.

A propósito de lo que comentábamos al inicio de la columna respecto a la Primavera Árabe, si en Jordania los Hermanos Musulmanes -que están leve, pero progresivamente ganando apoyo- sacaran del poder a Abdalá II y tuvieran una llegada al poder del país, la situación sería especialmente compleja para Israel. Entre Egipto, Jordania y Turquía, Israel debería estar especialmente a la defensiva. Claramente no podemos descuidar el caso de Irán, que es un actor absolutamente clave en este conflicto, ya sea porque ha sido acusado de apoyar a Hamas en su lucha contra Israel o porque algunos de sus líderes hayan manifestado su voluntad de "borrar a Israel del mapa".

El rol de Irán en el apoyo potencial o real hacia movimientos como Hezbollah o Hamas en su lucha contra Israel, es seguido por preocupación en Tel Aviv. Sallai Medidor, quien fue ex Embajador israelí en Estados Unidos en una entrevista declaraba que "lo que usted ve en Gaza es producto de Irán, los terroristas fueron entrenados en Irán, son abastecidos por Irán, la tecnología para fabricar los cohetes de corto alcance es iraní. Obviamente el resultado para Hamas tendrá un impacto en Irán"

Uno de los puntos que trata el ex Embajador resulta interesante. Si efectivamente el lanzamiento de misiles Kazaam tuviera una tecnología iraní, entonces Israel tiene motivos para estar preocupado. Desde el año 1991 que en las ciudades israelíes no sonaba una alarma de ataque aéreo, ya que gran parte de los lanzamientos de cohetes no resultaba una gran amenaza para Israel. Sin embargo, hasta hace poco, la situación sufrió un cambio drástico, puesto que un misil impactó en la localidad de Gush Etzion, a las afueras de Jerusalén y a unos setenta kilómetros de Gaza. 

Una de las diferencias fundamentales entre la incursión de 2008 y la actual, es que para entonces, los misiles lanzados desde Gaza no tenían mayor posibilidad de acercarse a las ciudades israelíes. Claramente con los acontecimientos actuales, Israel en su lógica de disuasión, intentará desactivar la amenaza con una intensificación de ataques aéreos y una incursión terrestre. Aunque sea altamente probable que Israel pueda dar un golpe en lo militar, será el gran perdedor en lo político. El apoyo a Hamas y hacia la causa palestina en particular, ganará nuevos adeptos tal como ocurrió en la Operación Plomo Fundido y en las operaciones israelíes hacia la Flotilla de la Libertad durante el año 2010. Por lo tanto, la situación para Tel Aviv tendrá un gran costo: el seguir existiendo como un "Estado fortaleza". Por su parte, la Primavera Árabe le podría dar un brusco golpe de timón al verdadero ajedrez regional que se vive en Medio Oriente. Ya lo notamos con Turquía y Egipto. En el futuro ¿será el tiempo de Jordania?    


lunes, 12 de marzo de 2012

La actual relación Irán-Israel y el rol de Estados Unidos en el proceso

A comienzos del mes de marzo, se ha comenzado a fraguar una tensa relación principalmente entre Irán e Israel por el ya conocido programa de enriquecimiento de uranio que lleva adelante el país persa con la finalidad de obtener -según sus propias declaraciones oficiales- un uso pacífico de este combustible para temas básicamente en el área de salud. Como se sabe históricamente, la mayoría del mundo Occidental ve con escepticismo este programa, ya que asegura que esconde fines militares para la obtención de un arma nuclear. La misma sospecha la tiene Israel, un conocido país "enemigo" de la república islámica. Hasta acá no se ha dicho nada nuevo, sin embargo, lo llamativo de este escenario son las declaraciones que se han emanado especialmente de las autoridades estadounidenses, israelíes e iraníes en este nuevo impasse. Para hacer una lectura de este incidente, contextualicemos brevemente el entorno regional en Medio Oriente.

A principios del mes de marzo, al ser consultado sobre la posibilidad de que Irán acceda a armas nucleares, el Presidente Barack Obama declaraba: "No dudaré en usar la fuerza si fuera necesario para defender a Estados Unidos y sus intereses". Desde esta declaración, poco se demoró el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu en saludar y respaldar los dichos del mandatario estadounidense, donde si bien ambos intentaron dejar en claro que la principal puerta de negociación era la vía diplomática, era necesario "barajar todas las opciones" ante un Irán con poder nuclear.

Los dichos que Obama señaló en esa ocasión, se enmarcan en un contexto donde no debemos olvidar que en noviembre próximo se celebrarán las elecciones presidenciales en este país, donde la necesidad de generar "puentes" hacia el centro político se hace manifiesta. Recordemos que recientemente Obama ha sido retratado por parte de los sectores republicanos como un "ideólogo liberal" y ante la ausencia de un contendor demócrata fuerte que se presente para competir con Obama ya dificulta a los sectores de la "izquierda" estadounidense acercar a Obama hacia esta posición política. Además, debemos señalar que Obama hasta hace pocos meses ya se había ganado la apatía de los republicanos y de algunos sectores empresariales por retrasar la construcción de un oleoducto que iría desde Canadá hasta Texas pasando también por el debate frente a la inclusión de los homosexuales en las Fuerzas Armadas estadounidenses. En su conjunto, este antagonismo que Obama ha generado con los republicanos, busca ser compensado a través del endurecimiento del discurso contra Irán y mostrar un apoyo más decidido con Tel Aviv, lo cual fue un elemento que a ratos generó críticas de indecisión en uno de los principales temas de la política exterior estadounidense. En definitiva -a nuestro entender- se está intentando dar una señal de acercamiento hacia los "indecisos" y a otros críticos que deberían votar en las primarias que se realizarán el 6 de noviembre. Ahora bien, queda la sensación de que este acercamiento no pareciera tener un motivo más decidido que lo coyuntural, porque como lo comprobaremos en las próximas líneas, Obama ha intentado moderar el discurso frente a Irán.

También esta relación se da ante declaraciones de la AIEA, donde ésta manifiesta su preocupación por la falta de "garantías creíbles" en relación a la voluntad de Irán para abrir sus instalaciones nucleares y algunas militares a la visita de expertos de este organismo internacional. Especialmente se abrió un flanco frente a la negativa de Irán de abrir las instalaciones militares de Parchin -una región al sur de Teherán- donde el organismo sospecha que se llevan a cabo los estudios para la obtención de armas nucleares. El gobierno iraní niega la posibilidad de entrada a estas instalaciones puntualmente, aunque ha abierto el acceso a otras. No obstante, lo anterior se interpreta como un punto a favor de las sospechas del "hermetismo iraní" y que han motivado el avance de las acusaciones del mundo occidental.

Por su parte, el grupo de los 5+1 (los cinco miembros del Consejo Permanente de Seguridad más Alemania) han declarado su intención de retomar el diálogo con Irán en una fecha no determinada para continuar con las negociaciones, aunque el hecho de que ya el representante iraní, Said Jalili les haya manifestado que su país "estaba dispuesto a reanudar las negociaciones en la primera oportunidad, siempre y cuando se respete el derecho de Teherán a la energía atómica con fines pacíficos", abre pocas expectativas de un acuerdo concreto entre las partes.

A los días, ya Obama intentó poner paños fríos hacia la relación entre Teherán y Tel Aviv donde le recomendaba a su aliado regional no iniciar alguna respuesta militar hasta que se agoten definitivamente las alternativas diplomáticas, una visión que Israel no comparte, ya que a su juicio, las otras alternativas "no están funcionando". Israel si bien es partidario a generar un "ataque preventivo" contra las instalaciones iraníes, no cuenta con el respaldo ciudadano en el caso de no contar con el apoyo militar estadounidense. La encuesta realizada por Dialoga Institute -y revelada por el diario Haaretz- es clara al señalar que de no contar con el apoyo estadounidense, un 58 por ciento de los israelíes desaprobaría un ataque contra Irán. En consecuencia, la clave por ahora recae en la decisión estadounidense de apoyar abiertamente en términos militares a su aliado regional.

Sin embargo, en el frente político israelí, las decisiones también parecen moverse en función de los apoyos a los sectores políticos ya que la misma encuesta anteriormente citada, señalaba que el Likud -el partido de derecha en Israel y del cual Netanyahu forma parte- presentaría un avance de 27 a 37 escaños en el caso de que las elecciones parlamentarias se realizaran, mientras que el apoyo a Kadima -el sector opositor de centro- retrocedería su apoyo de los 28 escaños actuales a entre 10 y 12. Por lo tanto, este "avance" de la intención de voto hacia los sectores de la derecha del país, generaría una mayor decisión del gobierno hacia temas que son de tradicional interés nacional como es el caso de la relación con Irán. Sin embargo, lo interesante es cómo podría modificarse esta intención de voto si los mismos israelíes ya han manifestado su negativa a que el gobierno tome acciones militares en forma autónoma.

En función de esto, todo parece indicar que habrá calma en estas semanas, pero de todas formas, no hay que descuidar la gestión de este conflicto. Muchas veces sabemos cómo éstos comienzan, pero no sabemos cómo terminarán...









sábado, 3 de marzo de 2012

Los comicios presidenciales en Rusia y los próximos desafíos de la eventual administración de Putin

El próximo domingo 4 de marzo se realizarán las elecciones presidenciales en Rusia que determinarán al próximo mandatario que ostentará este cargo hasta el año 2018. Recordemos que desde las modificaciones constitucionales introducidas el año 2008, el mandatario ruso ahora puede optar por un período presidencial de seis años en vez de cuatro -que es lo que regía hasta la administración de Dmitri Medvédev- donde además, no existe un límite en el período de reelección.

Los diversos sondeos y análisis de expertos en la materia dan por sentado el triunfo de Vladimir Putin -ex Presidente ruso en el período 2000-2008 y actual Primer Ministro de la administración de Medvédev- por un amplio margen contra sus cuatro principales contendores. Los sondeos parecen dar un diagnóstico claro: no será necesario un balotaje para el proceso, ya que su nivel de adhesión supera el cincuenta por ciento de las preferencias, llegando incluso -según otros sondeos como es el caso del Centro Levada- al 66 por ciento. Otros sostienen esta contundencia señalando que dos de cada tres rusos, votará por Putin en los comicios de mañana domingo. Sin duda, una victoria arrolladora, pero que aún así, sus rivales electorales le han restado importancia a las encuestas y todos tienen su convicción puesta en batallar con el actual Primer Ministro ruso, la posibilidad de un balotaje.

El perfil político de Putin ya se ha señalado en varios medios, pero que sin duda han generado un nivel de adhesión interesante. Algunos se adhieren por su personalidad, por el poco habitual gusto de actividades que casi ningún político actual se atrevería en mostrar abiertamente. No son pocas las veces donde se le ha visto practicando judo -es cinturón negro en esta disciplina- saliendo de cacería o manejando motos, una de sus debilidades. Otros se han inclinado por la experiencia política que el actual Primer Ministro posee y que generó que durante su administración, Rusia gozara de una estabilidad económica que prácticamente no se veía desde la caída de la URSS. Otro hecho que le generó un gran nivel de adhesión en su momento fue su férrea postura de enfrentar el separatismo checheno y de la situación geopolítica general en la región, especialmente con la situación en Georgia y las eventuales independencias de Abjasia y Osetia del Sur. Otros lo han seguido por su convicción de cómo llevar las relaciones con Europa y Estados Unidos, una relación que a ratos se vio bastante áspera y que incluso hizo despertar fantasmas de la Guerra Fría como cuando Putin amenazó a George W. Bush con apuntar sus misiles a ciudades europeas si Estados Unidos no retiraba el escudo antimisiles que desplegaba en Polonia y República Checa.

En definitiva, todos estos hechos nos hacen preguntar que independientemente de cuánta sea la diferencia con la que Putin se imponga sobre sus contendores en los comicios de mañana, vemos que serán -a nuestro parecer- cinco los desafíos más importantes que Moscú bajo una eventual administración de Putin tendría que revisar en su política exterior.

Primero, su relación con Estados Unidos. Como pudimos ver a grandes rasgos, bajo la investidura de Putin esta fue una relación que a ratos se volvió bastante tensa debido al escudo antimisiles que comentábamos anteriormente y también, por el apoyo que Washington le brindó a Georgia en su negativa para reconocer la declaración de independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Recordemos que en este sentido, Washington incluso estacionó en puertos de Georgia a buques de guerra para realizar ejercicios navales conjuntos, lo que Rusia interpreta como una intromisión estadounidense en la región. Por lo tanto, temas propios de la relación ruso-estadounidense, deberían ser uno de los principales ejes que deberíamos observar en una eventual investidura de Putin.

Segundo, la relación de Moscú con Europa, la cual, podemos observar básicamente en dos agendas: la de seguridad y la energética. En el caso de la primera, surge para muchos como consecuencia de la relación entre Rusia y Estados Unidos. Ya observamos que algunos países europeos -especialmente los de la OTAN- vieron con preocupación la escalada de la tensión entre Rusia y Estados Unidos (respecto al escudo antimisiles) y cómo esta situación podría afectar la seguridad hemisférica bajo la amenaza de que Putin haya amenazado con apuntar misiles hacia ciudades europeas. En el aspecto energético, recordemos que han surgido diversos incidentes en la relación entre Rusia y Europa respecto al abastecimiento de gas. Rusia es un abastecedor clave de este combustible hacia el viejo continente. El año 2006 surgió un impasse en la relación de Rusia con Europa cuando el primero cortó el suministro de este energético debido al no pago desde Ucrania por estos servicios. La situación termina afectando a toda Europa debido a que gran parte de los gasoductos pasan por Ucrania. El año 2009 -cuando Putin ya era Primer Ministro de Rusia- amenazó con la misma práctica. Por lo tanto, la situación energética europea -o más bien, la dependencia energética- de este combustible, es algo que debiese despertar escepticismo en momentos donde el invierno cada vez se recrudece más en el continente y el gas resulta ser un paliativo importante para los efectos del frío polar.

Tercero, la relación e intensificación de los lazos con el BRIC, un término acuñado el año 2001 por el economista Jim O´Neill del grupo Goldman Sachs para hacer referencia a un selecto grupo que reúne a las principales potencias emergentes dentro de los próximos años, las cuales son Brasil, Rusia, India y China. Este es un aspecto importante a trabajar, especialmente cuando en el último tiempo se ha visto en términos generales una mayor sintonía de Rusia con los demás miembros de bloque en temas como la seguridad regional, el manejo y crecimiento de las economías de este grupo o en temas de cómo debiese tratarse el calentamiento global, un tema donde el BRIC resalta como bloque absolutamente clave en esta materia, recordando que casi la totalidad de estos países fueron considerados en la eventual declaración no vinculante que emanó de la Cumbre de Copenhague en diciembre del año 2009 . También por la inclusión a este grupo de futuras potencias emergentes donde ya Sudáfrica es un miembro reconocido -incluso ya considerado para que ahora el grupo se llame BRICS- o donde incluso pueden haber más países que integren el bloque como México, Turquía o Indonesia lo que dependerá de su comportamiento como potencias emergentes para los próximos años.

Cuarto, la situación geopolítica en Europa del Este, en especial con los separatismos en la región del Cáucaso. Aquí Chechenia resulta ser un elemento clave que Moscú considera como prioritario para consolidar su seguridad nacional y hemisférica. Si bien Putin ha sido de una línea particularmente dura en su lucha contra el separatismo checheno, ha sido precisamente uno de los Presidentes más golpeados por este flagelo cuando en septiembre del 2004 sucedió la Masacre de Beslán, con más de 300 muertos -más de la mitad de ellos, niños- lo que en consecuencia, le generaron numerosas críticas a su gestión de ese conflicto en particular.

Finalmente, la postura de Rusia respecto a la situación actual en Medio Oriente luego de todo el revuelo que ha generado la "Primavera árabe". Algunos señalan un cambio de actitud que Putin ha tenido durante la campaña presidencial respecto a su tradicional postura de no intervención extranjera en los asuntos que le competen -por ejemplo- a la actual situación en Siria. Mencionamos esto último debido a que Rusia y también China -que habían sido acusados por Occidente de cooperar con el régimen de Al Assad al no permitir la imposición de sanciones- ahora se han visto más abiertos con la entrada de ayuda humanitaria. Los opositores a Putin en la contienda presidencial y los medios británicos se han ocupado de resaltar este último aspecto. Sin embargo, independiente si haya un cambio de postura o no, lo cierto es que Rusia tendrá un papel importante junto a China en enfrentar cómo se va a configurar el balance de fuerzas en los países afectados por la primavera árabe, pero también en temas que despiertan preocupación regional como la relación de Irán con el mundo occidental, pero también del país persa con Israel.

Rusia como un país clave para el funcionamiento y el balance de poder internacional tendrá a nuestro parecer estos cinco importantes desafíos que debería atender con especial atención en una eventual administración de Putin. Algunos de los elementos que hemos esbozado son mirados con escepticismo por parte de algunas potencias en vista de los precedentes que existieron durante el mandato que tuvo el actual Primer Ministro ruso entre el 2000 y el 2008, pero sin ninguna duda, serán interesantes de ir revisando a medida que evolucionen los hechos. Lo único que al parecer queda claro, es que Putin tiene el camino pavimentado para la presidencia de su país.

viernes, 24 de febrero de 2012

La reaparición de la tensión en la península coreana

Desde el lunes de esta semana ha reaparecido la tensión en la península coreana debido a unos ejercicios navales conjuntos que realizaron las Armadas de Corea del Sur y Estados Unidos. El régimen de Pyongyang -que desde diciembre del año pasado se encuentra en una fase de transición de poder tras la muerte de su líder, Kim Jong Il- acusa a su vecino de una "provocación militar premeditada" y que respondería con "ataques despiadados" en el caso que su soberanía marítima resulte afectada. Este último es un tema bastante complejo en la península, ya que para Corea del Norte, los límites marítimos aún no se encuentran definidos. Recordemos que tras el fin de la Guerra de Corea -que terminó con un armisticio en 1953- Naciones Unidas estableció el trazado de la Línea Límite del Norte, cuyas aguas fronterizas han sido escenario de enfrentamientos de diversa intensidad, uno de los más graves ocurridos recientemente en noviembre del 2010, cuando Corea del Norte utilizó fuego de artillería bombardeando la isla surcoreana de Yeonpyeong. Este hecho de tensión en las relaciones intercoreanas se suman a otros ocurridos ese mismo año, como por ejemplo, el caso del hundimiento del buque surcoreano conocido como el "Cheonan". En marzo del 2010 -y según la información del régimen de Seúl- este buque se encontraba realizando labores de patrullaje en las aguas del disputado Mar Amarillo cuando fue presuntamente hundido por un torpedo proveniente de un submarino norcoreano. Esta es una acusación que Pyongyang negó tajantemente, pero que de todas formas hizo elevar la tensión a niveles insospechados. Si se desea una información más amplia de los hechos mencionados anteriormente, se recomienda recurrir a algunas columnas anteriores donde ya habíamos tratado in extenso estos temas.

Para realizar una adecuada lectura en este nuevo impasse que atraviesan las relaciones intercoreanas, debemos contextualizarlas en algunas dimensiones que -a nuestro parecer- se resumen en cinco. En primer término, ya habíamos mencionado los ejercicios navales entre las Armadas de Seúl y Washington. Las relaciones diplomático-estratégicas entre estos países son constantes. Realizan ejercicios militares conjuntos (navales y terrestres), existe una transferencia tecnológica para los sistemas de armas, comparten información de inteligencia y buscan junto a algunos aliados asiáticos y occidentales, una forma de disuadir -para algunos ineficaz- en su intento de convencer a Corea del Norte de abandonar su programa de armas nucleares. Cuando estos ejercicios navales se llevan a cabo, Corea del Norte aborda una postura ofensiva/defensiva (usted escoja) en respuesta a dichos ejercicios. El resultado de todo esto no es otro que elevar la tensión.

En segundo lugar, este impasse surge en momentos donde desde el pasado jueves en Beijing se iniciaron negociaciones para buscar mecanismos de ayuda humanitaria hacia el régimen de Pyongyang -principalmente debido a la escasez alimentaria que ha afectado al país- a cambio de que Corea del Norte abandone su programa de armamento nuclear. Estas negociaciones culminaron hoy viernes 24 de febrero, donde en palabras del delegado estadounidense, Glyn Davies "se había logrado poco progreso en las negociaciones con Pyongyang sobre reanudar el desarme nuclear".

El tercer elemento que observamos es la reciente detención de espías surcoreanos acusados de espiar a favor de Corea del Norte. Según la información con la que cuenta Seúl, las cinco personas detenidas recopilaron información en círculos políticos para luego llevársela a agentes norcoreanos en reuniones realizadas presuntamente en Japón y China. Las penas que arriesgan los acusados oscilan entre los dos y nueve años de prisión. Las leyes surcoreanas respecto a temas como la seguridad nacional, son claras. En algunos casos se condena hasta con la pena de muerte, sin embargo, el Tribunal desestimó dar una pena más severa ante la falta de pruebas presentadas por los fiscales.

El cuarto elemento es el proceso de transición de poder en el régimen de Pyongyang. Desde la muerte de Kim Jong Il -en diciembre del 2011- ha sido un tema de discusión quién sería el sucesor del que fue conocido como el "Querido Lider". Kim Jong Un -el menor de sus hijos- fue presentado por el Partido Comunista de Corea del Norte y por los círculos militares afines como el "sucesor natural" del fallecido líder norcoreano. Sin embargo, lo cierto es que su poca aparición en los medios -hasta los funerales de su padre- despierta algunas dudas respecto a cómo podría liderar los estribos de su nación en momentos donde las sanciones de Occidente se dejan caer en este hermético país. También no se sabe cómo podría enfrentarse en su eventual administración a una crisis alimentaria severa que aqueja al país. Lo anterior es un problema grave y que resulta ser un motivo de buscar ayuda internacional, no sin que antes se le condicione detener el programa nuclear. En definitiva, pese a que los medios locales buscan erigir su imagen como sucesor y líder natural de los estribos de su patria, su poca experiencia en la política y su relación con los militares siembran más dudas que respuestas.

Finalmente, una última observación que hacemos, es el manejo político con el que Corea del Sur ha intentado controlar este impasse. Lo anterior resulta ser un efecto de las críticas que le fueron formuladas por la oposición surcoreana al gobierno de Lee Myung Bak, debido a la "débil y poco contundente" respuesta que -a su parecer- vieron en el manejo del gobierno cuando se suscitó el bombardeo a Yeonpyeong. Recordemos que a los pocos días de realizado este bombardeo, se generó en el frente interno un acalorado debate político que tuvo como consecuencia, la dimisión del entonces Ministro de Defensa, Kim Tae Young, generando un "reacomodo de piezas" en el cuestionado ministerio. Si actualmente, observamos las declaraciones en la prensa que ha emitido el gobierno surcoreano, nos daremos cuenta que busca dar una señal de fuerza y que ahora no vacilará en responder si Corea del Norte lanza un ataque.

A nuestro juicio, todo esto en conjunto ha configurado un tenso escenario en la península coreana. Para algunos, obedece a un proceso habitual, debido a que las escaramuzas diplomáticas y militares resultan ser algo frecuente en la frontera más militarizada del planeta. Si estas escaramuzas siguen hasta un enfrentamiento directo es algo que descartamos por ahora, debido a que Pyongyang no ve como algo prioritario entrar en una fase de hostilidades en momentos donde su situación interna debe ser resuelta en términos de los liderazgos débiles que quedaron como consecuencia del culto rendido a Kim Jong Il. En otras palabras, la figura de Kim Jong Un aún no ha sido "trabajada" como para presentarse ante un difícil escenario interno e internacional que se le aproxima. Sin embargo, lo complejo de la situación es que otros piensan que el mejor método de "legitimar" su liderazgo es poniéndolo a prueba ante una situación de tensión contra Corea del Sur, Japón y Occidente; algo que Kim Jong Il -con su experiencia en el manejo de estas crisis- ya conocía bien, pero que su hijo menor aún desconoce en la práctica.

Habrá que ver si este impasse toma un vuelco a cómo lo estamos viendo hoy en día, o si bien, termina siendo como el humo que se disipa en el aire...

miércoles, 15 de febrero de 2012

Siria y su importancia para el balance de poder en Medio Oriente

A los dos meses desde que comenzaron las revueltas en Túnez -y que terminaron con la salida del Presidente Ben Ali- Siria ya había comenzado a seguir el "efecto dominó" que para muchos analistas se presentó dentro del mundo árabe. Las demandas básicamente eran las mismas que ya había experimentado el país magrebí junto con Egipto: mayores libertades ciudadanas, fin a la corrupción del aparato estatal y la caída del régimen gobernante.

La respuesta del Presidente sirio, Bashar Al Assad fue algo que para muchos ya era conocido y que dentro del mundo árabe resulta ser algo "útil" ante momentos de efervescencia social. La fuerza pública respondió con contundencia ante las primeras manifestaciones que en ese momento se centraron contra unos jóvenes que habían rayado en un colegio de la localidad el eslogan: "La gente quiere la caída del régimen". A los días, la causa ya había ganado más adeptos los que ahora pedían la libertad de dichos jóvenes que habían sido apresados por las fuerzas del régimen. Los manifestantes coreaban al unísono "Dios, Siria, Libertad" y este hecho fue uno de los primeros registros donde ya las fuerzas del régimen de Assad respondieron abriendo fuego contra los protestantes, incidente que terminó con heridos y víctimas fatales. Desde aquél entonces, se supo que la situación iba a empeorar.

El régimen de la dinastía Assad está presente en Siria desde 1971. Al igual como se ha manifestado en varios otros países del mundo árabe, el hermetismo político, la proscripción y persecución de los opositores y la continua corrupción a nivel interno, sumando por supuesto el factor étnico-religioso, fue generando una verdadera olla a presión y que -en el caso de Siria- encontrará dentro de poco tiempo su ebullición. Para algunos ya se está en ese proceso, pero acá creemos que lo peor no se ha manifestado aún.

Las respuestas que ha dado la comunidad internacional han sido bastante modestas. Al revisar la prensa, para algunos queda la sensación de que a casi a un año de cumplirse el proceso de agitación social en este país, la preocupación de las Naciones Unidas por la situación siria comienza a sentirse. Lo anterior es comprensible -aunque no justificable- si tomamos en cuenta que los medios económicos y militares de Occidente estaban centrados en "desgastar" la crisis política y social de Libia, una situación que -como ya sabemos- culminó con la muerte de Muammar Gadhaffi.

Según datos de la ONU, se estima que el conflicto vivido en Siria ha dejado más de 6.000 muertos desde que comenzaron las revueltas en marzo del 2011, pero este dato podría quedarse corto al no poder realizar estudios más profundos debido al difícil acceso con el que se cuenta en los frentes de batalla. Entender este conflicto resulta mucho más fácil de asimilar si se toma en cuenta desde el punto de vista del derrocamiento del régimen, pero como se ha dado prácticamente sin excepción, las revueltas del mundo árabe traen aparejadas un factor étnico-religioso que se presenta con fuerza. Siria no es la excepción, ya que el régimen de Assad y su círculo más cercano pertenece a la religión alauí, una rama del chiísmo que representa al 12% de la población, mientras que los sunnitas representan a cerca del 74%. Como bien se sabrá, se han dado ocasiones donde en el mundo árabe no gobierna la mayoría étnico-religiosa, Irak durante el régimen de Hussein es un ejemplo fehaciente de ello.

El balance de poder religioso entre chiítas y sunnitas sigue siendo clave dentro del mundo árabe y como Siria no pertenece a la mayoría sunnita, le da una posición estratégica. En cierta medida, esta condición le da al régimen de Bashar de Al Assad ser considerado como un aliado de Irán, pese a que en su momento Ahmadineyad ha reprobado sus métodos de respuesta. Juntos representan una amenaza para las monarquías árabes sunnitas de consolidar su posición en la región. Ante este escenario, el Presidente iraní ha ayudado con asesores y armas junto con demandar una mayor voluntad de parte de Nuri Al Maliki -el Primer Ministro chiíta de Irak- para abrir un corredor con el fin de otorgar más ayuda material a Siria.

El conflicto es bastante más complejo de lo que parece. Sería un error limitarlo sólo al punto de vista de una caída de régimen, pero si cayera el régimen de Bashar Al Assad, no sería una sorpresa que la religión alauí dejaría de ser la imperante en Damasco. Lo que observaríamos es que ante este escenario, Irán iría quedando cada vez más solo como un país antagónico al sunnismo musulmán, pero este mismo hecho ¿fortalecería o debilitaría su posición estratégica?

Ya habíamos visto en su momento que derrocar al sunnismo de Hussein en Irak fortaleció la emergencia de Irán en la región (al no dejarle un rival que se comportara como "freno étnico-religioso"). Si tomamos en cuenta lo anterior, todo podría indicar que Irán se iría quedando con pocos aliados y un menor margen de maniobra que podría generarle nuevos roces con Occidente por un lado y con Israel, por el otro. A los pocos meses de que cayera el régimen de Al Assad cabría preguntarse cómo evolucionaría la relación entre Teherán y Tel Aviv, para muchos una relación que más temprano que tarde terminará en una guerra abierta.

Y respecto a Siria, las sanciones de las Naciones Unidas -para algunos- tendrían que dejarse caer en forma efectiva dentro de las próximas semanas. Ya habíamos visto en reuniones anteriores que Rusia y China han sido los dos grandes frenos a la ejecución de nuevas sanciones contra Damasco. Rusia porque como lo había señalado "no quiere repetir una nueva Libia", pero también es cierto que hay otros intereses en cuestión. Siria es un cliente en los sistemas de armas rusos, donde además, un colapso brusco de Al Assad dejaría a Moscú sin el control de su base naval en la ciudad siria de Tarfús. Evidentemente esto traería consecuencias en la influencia que Rusia posee no sólo en este país, sino que también en la región. Por su parte, China -un fiel comprador de petróleo en Siria- ve con preocupación que la salida de Al Assad podría dejarla sin uno de sus principales abastecedores de crudo.

Lo cierto, es que la caída de Al Assad es inminente. Información sin confirmar que ha sido difundida en medios británicos señalaba que la familia de Al Assad habría huído a Reino Unido y que esto ha fomentado la incertidumbre sobre la posición del Presidente sirio. Por ahora, el ejército nacional lo apoya férreamente y su hermano, Maher Al Assad es una pieza clave en esto, ya que este último es el líder de la Cuarta Brigada Acorazada, para muchos el destacamento militar más fiel a la familia Assad.

La pregunta que nos queda no es si Al Assad será derrocado en Siria, sino que cuánto demorarán en ceder Rusia y China ante las presiones de Occidente. Las respuestas a las preguntas que nos habíamos planteado anteriormente -respecto al balance de poder en Medio Oriente- podríamos tenerlas una vez que la dinastía Assad deje el poder en el país musulmán y cómo se reordenará este verdadero rompecabezas étnico y religioso en el mundo árabe. Mientras tanto, por ahora todo parece indicar que en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, existirá durante un tiempo una reticencia por parte de Pekín y Moscú a la existencia de nuevas sanciones contra Damasco, pero lo cierto, es que ya no se podrá detener el proceso que se abrió en marzo del 2011. Irán y muchos otros actores claves en la región, verán con preocupación la evolución de los acontecimientos.