lunes, 12 de marzo de 2012

La actual relación Irán-Israel y el rol de Estados Unidos en el proceso

A comienzos del mes de marzo, se ha comenzado a fraguar una tensa relación principalmente entre Irán e Israel por el ya conocido programa de enriquecimiento de uranio que lleva adelante el país persa con la finalidad de obtener -según sus propias declaraciones oficiales- un uso pacífico de este combustible para temas básicamente en el área de salud. Como se sabe históricamente, la mayoría del mundo Occidental ve con escepticismo este programa, ya que asegura que esconde fines militares para la obtención de un arma nuclear. La misma sospecha la tiene Israel, un conocido país "enemigo" de la república islámica. Hasta acá no se ha dicho nada nuevo, sin embargo, lo llamativo de este escenario son las declaraciones que se han emanado especialmente de las autoridades estadounidenses, israelíes e iraníes en este nuevo impasse. Para hacer una lectura de este incidente, contextualicemos brevemente el entorno regional en Medio Oriente.

A principios del mes de marzo, al ser consultado sobre la posibilidad de que Irán acceda a armas nucleares, el Presidente Barack Obama declaraba: "No dudaré en usar la fuerza si fuera necesario para defender a Estados Unidos y sus intereses". Desde esta declaración, poco se demoró el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu en saludar y respaldar los dichos del mandatario estadounidense, donde si bien ambos intentaron dejar en claro que la principal puerta de negociación era la vía diplomática, era necesario "barajar todas las opciones" ante un Irán con poder nuclear.

Los dichos que Obama señaló en esa ocasión, se enmarcan en un contexto donde no debemos olvidar que en noviembre próximo se celebrarán las elecciones presidenciales en este país, donde la necesidad de generar "puentes" hacia el centro político se hace manifiesta. Recordemos que recientemente Obama ha sido retratado por parte de los sectores republicanos como un "ideólogo liberal" y ante la ausencia de un contendor demócrata fuerte que se presente para competir con Obama ya dificulta a los sectores de la "izquierda" estadounidense acercar a Obama hacia esta posición política. Además, debemos señalar que Obama hasta hace pocos meses ya se había ganado la apatía de los republicanos y de algunos sectores empresariales por retrasar la construcción de un oleoducto que iría desde Canadá hasta Texas pasando también por el debate frente a la inclusión de los homosexuales en las Fuerzas Armadas estadounidenses. En su conjunto, este antagonismo que Obama ha generado con los republicanos, busca ser compensado a través del endurecimiento del discurso contra Irán y mostrar un apoyo más decidido con Tel Aviv, lo cual fue un elemento que a ratos generó críticas de indecisión en uno de los principales temas de la política exterior estadounidense. En definitiva -a nuestro entender- se está intentando dar una señal de acercamiento hacia los "indecisos" y a otros críticos que deberían votar en las primarias que se realizarán el 6 de noviembre. Ahora bien, queda la sensación de que este acercamiento no pareciera tener un motivo más decidido que lo coyuntural, porque como lo comprobaremos en las próximas líneas, Obama ha intentado moderar el discurso frente a Irán.

También esta relación se da ante declaraciones de la AIEA, donde ésta manifiesta su preocupación por la falta de "garantías creíbles" en relación a la voluntad de Irán para abrir sus instalaciones nucleares y algunas militares a la visita de expertos de este organismo internacional. Especialmente se abrió un flanco frente a la negativa de Irán de abrir las instalaciones militares de Parchin -una región al sur de Teherán- donde el organismo sospecha que se llevan a cabo los estudios para la obtención de armas nucleares. El gobierno iraní niega la posibilidad de entrada a estas instalaciones puntualmente, aunque ha abierto el acceso a otras. No obstante, lo anterior se interpreta como un punto a favor de las sospechas del "hermetismo iraní" y que han motivado el avance de las acusaciones del mundo occidental.

Por su parte, el grupo de los 5+1 (los cinco miembros del Consejo Permanente de Seguridad más Alemania) han declarado su intención de retomar el diálogo con Irán en una fecha no determinada para continuar con las negociaciones, aunque el hecho de que ya el representante iraní, Said Jalili les haya manifestado que su país "estaba dispuesto a reanudar las negociaciones en la primera oportunidad, siempre y cuando se respete el derecho de Teherán a la energía atómica con fines pacíficos", abre pocas expectativas de un acuerdo concreto entre las partes.

A los días, ya Obama intentó poner paños fríos hacia la relación entre Teherán y Tel Aviv donde le recomendaba a su aliado regional no iniciar alguna respuesta militar hasta que se agoten definitivamente las alternativas diplomáticas, una visión que Israel no comparte, ya que a su juicio, las otras alternativas "no están funcionando". Israel si bien es partidario a generar un "ataque preventivo" contra las instalaciones iraníes, no cuenta con el respaldo ciudadano en el caso de no contar con el apoyo militar estadounidense. La encuesta realizada por Dialoga Institute -y revelada por el diario Haaretz- es clara al señalar que de no contar con el apoyo estadounidense, un 58 por ciento de los israelíes desaprobaría un ataque contra Irán. En consecuencia, la clave por ahora recae en la decisión estadounidense de apoyar abiertamente en términos militares a su aliado regional.

Sin embargo, en el frente político israelí, las decisiones también parecen moverse en función de los apoyos a los sectores políticos ya que la misma encuesta anteriormente citada, señalaba que el Likud -el partido de derecha en Israel y del cual Netanyahu forma parte- presentaría un avance de 27 a 37 escaños en el caso de que las elecciones parlamentarias se realizaran, mientras que el apoyo a Kadima -el sector opositor de centro- retrocedería su apoyo de los 28 escaños actuales a entre 10 y 12. Por lo tanto, este "avance" de la intención de voto hacia los sectores de la derecha del país, generaría una mayor decisión del gobierno hacia temas que son de tradicional interés nacional como es el caso de la relación con Irán. Sin embargo, lo interesante es cómo podría modificarse esta intención de voto si los mismos israelíes ya han manifestado su negativa a que el gobierno tome acciones militares en forma autónoma.

En función de esto, todo parece indicar que habrá calma en estas semanas, pero de todas formas, no hay que descuidar la gestión de este conflicto. Muchas veces sabemos cómo éstos comienzan, pero no sabemos cómo terminarán...









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