miércoles, 24 de marzo de 2010

Desafíos futuros de la OEA ante las elecciones de su Secretario General

Sabemos que la celebración de elecciones libres, competitivas y transparentes, son el sustento ideológico y práctico de toda democracia. Lamentablemente, esta premisa no puede ser aplicable -al menos por esta ocasión- a la Organización de Estados Americanos, ya que para esta última elección de su Secretario General, no contó con candidatos que pudieran hacerle el contrapeso a la figura de José Miguel Insulza.

Hubiese sido interesante contar con al menos una opción a la candidatura de nuestro connacional y así, ver cómo los países hubiesen mostrado -desde un punto de vista más abierto- su elección por una u otra alternativa; pero sencillamente en esta oportunidad, algunos se limitaron a abstener la preferencia por el chileno debido a esta ausencia de competidores. También hubiese sido especialmente relevante observar nuevas caras en momentos donde la figura del "pánzer" estaba siendo duramente cuestionada por la ineficacia con que se operó durante la crisis hondureña del 2009. Debido a esta falta de protagonismo institucional -al ser asumida prácticamente de facto, por el ex mandatario costarricense Oscar Arias- mostró la imagen de una OEA que sencillamente quedó superada por una crisis que la sobrepasó tanto desde el punto de vista prágmatico, como real. Estas dos primeras razones son netamente coyunturales, pero también tenemos otra de carácter estructural y que sería un tercer argumento para sostener que la OEA ha estado pasando por un proceso creciente de degradación. Recordemos que la OEA fue fundada en un marco de Guerra Fría, siendo Estados Unidos su principal precursor y sostenedor económico. Hasta el día de hoy, Estados Unidos sigue siendo el Estado miembro que aporta más recursos para el funcionamiento del organismo regional. A grandes rasgos, se sabe que aporta con alrededor del 60% del presupuesto, por lo tanto, es natural que algunos países se muestren escépticos ante una hegemonía indirecta -o más directa para otros- de los intereses estadounidenses en la región.

Todo esto, ha traído un fenómeno que se ha estado forjando con fuerza en el hemisferio, que guarda relación con la creación de un "abanico institucional" alternativo a la OEA. Si durante la crisis hondureña, la imagen de la OEA se vio debilitada, probablemente la carta que jugará en los próximos meses será su as bajo la manga, porque sencillamente ya no tendrá otra oportunidad.

Lo que hace poco más de un mes se vio en Cancún -durante la reunión del Grupo de Rio- evidencia claramente esto. En este sentido, ya se manifestó explícitamente la intención de formar un bloque alternativo a la OEA y así lo trabajarán sus Estados miembros durante sus próximas reuniones. Por lo tanto, es claro que si la OEA no hace bien su función de velar por la seguridad y la estabilidad democrática del hemisferio, sencillamente no hará más que profundizar esta percepción en no pocos países.

Los desafíos que se le vienen a la OEA son varios, pero podrían resumirse en tres puntos. Primero, adquirir un papel más proactivo con los gobiernos que estén sufriendo crisis sociales o institucionales para evitar casos como el de Honduras; siempre teniendo como norte, la defensa de la Carta Interamericana y de Naciones Unidas. Segundo, establecer más autonomía financiera a los países de la región para no tener un "manto económico" estadounidense por sobre el pluralismo y necesidades del hemisferio. Tercero y último, mejorar las cláusulas que dicen relación con la presentación de los candidatos a la Secretaría General, así como al proceso eleccionario del cargo.

Si se mejoran estos aspectos, probablemente la OEA tenga un repunte modesto a nivel general, pero viendo cómo se han desarrollado los acontecimientos, es incierto el panorama y especialmente después de lo que manifestó el mismo pánzer tras su elección, cuando mencionó: "seguiremos luchando por fortalecer la democracia representativa que nos hemos ganado con tanto esfuerzo". ¿Qué pasaría entonces con la democracia directa que se imparte en Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros países del eje bolivariano?

Sería interesante ver la relación que ahora se empiece a gestar entra la OEA/ALBA o entre la misma OEA y sus Estados miembros. Da la impresión que ahora más que nunca, la OEA tiene las cosas cuesta arriba.

sábado, 20 de marzo de 2010

La necesidad de firmar un nuevo tratado antimisiles: El caso START II

Estados Unidos y Rusia -que han sido dos enemigos fuertemente enfrentados durante la Guerra Fría- parecen entrar en una nueva fase de acercamiento en sus relaciones bilaterales desde la investidura de Barack Obama en la Casa Blanca. Recordemos que en esa línea, hubo un fuerte simbolismo que se presenció en marzo del 2009 por la visita de la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton al canciller ruso Sergei Lavrov para "resetear" las relaciones entre ambos países que se vio fuertemente tensionada durante la administración Bush, ya que el ex mandatario estadounidense autorizó el despliegue de un escudo antimisiles en Polonia y República Checa para contrarestar la amenaza misilística iraní y norcoreana en sus aliados europeos. Ante esto, el entonces Presidente ruso, Vladimir Putin manifestó que Rusia tenía la plena convicción de que este escudo representaba una amenaza directa para sus intereses estratégicos y que por lo tanto, se ordenó que a modo de respuesta se tendrían que apuntar a nuevos objetivos en Europa y que le correspondía a sus Fuerzas Armadas escoger esos objetivos junto con definir "la opción entre misiles crucero y misiles balísticos". Como podemos ver, este problema trajo una relación muy áspera entre Moscú y Washington, pero que desde la llegada de Obama, parecía mejorarse el panorama.

Precisamente este último punto ha sido la piedra en el zapato para alcanzar un acuerdo significativo en el tratado START (Strategic Arms Reduction Treaty, por sus siglas en inglés) el cual, en su primera versión llamada 'START I' -firmada en julio de 1991 entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética- buscaba limitar en 6.000 las ojivas nucleares en los arsenales de cada uno de estos países. Datos que actualmente han sido proporcionados por las administraciones de Moscú y Washington, se estima que Estados Unidos tendría 5.576 ojivas nucleares y 1.198 vectores (misiles intercontinentales, embarcados a bordo de submarinos y de bombarderos estratégicos). Por su parte, Rusia contaría con 3.909 ojivas y 814 vectores. Basándonos en estos datos, podemos decir que el tratado "START I" ha dado resultado, pero bien sabemos que los arsenales nucleares reales no son, ni serán dados a conocer por motivos de seguridad nacional.

De todas formas, las necesidades estratégicas globales ante un eventual enfrentamiento entre dos superpotencias, ha disminuido como producto de la emergencia de nuevos focos de poder a lo largo y ancho del planeta. Ya no se justifica que dos países que anteriormente fueron rivales, cuenten con semejantes arsenales nucleares, en momentos donde se expresa un escenario mundial que por un lado, muestra que el poder nunca antes se vio tan difusamente distribuido y por otro, muestra que los enemigos potenciales, están dejado de ser en forma creciente, los propios Estados.

Por lo tanto, es imperioso buscar fórmulas para seguir disminuyendo estos arsenales nucleares, sobretodo porque el anterior tratado START I, expiró en diciembre del año pasado. La nueva apuesta por seguir avanzando en el desarme nuclear, ahora llamada START II pasa por disminuir entre 1.500 y 1.675 las ojivas nucleares y en alrededor de 500 a 1.100 los vectores.

Sería interesante que esta nueva etapa del desarme nuclear se manifieste, pero Moscú ha puesto una condición para ello: Que el escudo antimisiles en República Checa y Polonia, sea desactivado. Esta condición ha sido puesta hace unos días por la Duma (la cámara baja del parlamento ruso) quien amenazó con no ratificar el tratado mientras no se incluya el tema de la desactivación del escudo antimisiles en Europa. Ya el mismo Barack Obama había argumentado que el escudo "está dirigido contra un posible ataque de Irán o Corea del Norte y sería ineficaz contra un potencial tan enorme como el que posee Rusia". Sin embargo, se ha llegado a un acuerdo para la creación de una comisión mixta de expertos, para que así, se puedan determinar objetivamente cuáles son o podrían ser las amenazas globales.

De todas formas, con esa declaración Barack Obama pretende hacer manifiesta la posición de que Estados Unidos no negociará ese punto y que de no ser posible, frenará todo intento por llegar a un avance significativo en materia nuclear. Para responder ante las necesidades estratégicas estadounidenses, Rusia propone la creación de un escudo antimisiles capaz de proteger a todos los países del mundo ante las amenazas emergentes. Una iniciativa loable, pero incompatible con los intereses estadounidenses.

Así las cosas, Washington sigue y seguirá con la lógica de los sistemas de alianzas, donde se hace fundamental por un lado, proteger a sus aliados tradicionales, pero por otro, traer a su espectro de influencia a antiguos países bajo el dominio soviético, como es el caso de Polonia, precisamente uno de los países donde estaría instalado este escudo antimisiles.

La condición rusa es comprensible para el actual escenario global y doblememente comprensible si consideramos la necesidad de reducir aún más los arsenales nucleares. Si Barack Obama, fue premiado con el Nobel de la Paz bajo el argumento de "hacer esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, entonces podría ser interesante si en esta oportunidad, hace gala de este galardón, que -para bien o para mal- fue fuertemente cuestionado. Por lo tanto, tendremos que seguir de cerca, cómo evolucionan los acontecimientos en esta materia.






martes, 16 de marzo de 2010

"La hora del planeta" y los efectos del cambio climático

El próximo 27 de marzo se llevará a cabo una manifestación masiva en más de 1.600 ciudades del mundo, que es interpretada como una "toma de conciencia" en la lucha para minimizar los efectos del calentamiento global. Esta manifestación llamada "La hora del planeta" consiste en apagar -a las 20:30 hora local- las luces de edificios emblemáticos a lo largo y ancho del planeta durante una hora. Hasta el momento, ya se han sumado 105 países del orbe que ya han comprometido su participación, donde podemos ver que desde edificios como la Torre Eiffel, El Coliseo de Roma o el Obelisco de Buenos Aires, ya no estarán con energía eléctrica a la hora antes mencionada.

Esta medida -que no es nueva, ya que desde el 2007 se practica- busca llamar la atención de una serie de Estados, empresas transnacionales y/o organizaciones privadas para que tomen conciencia sobre el cambio climático, un fenómeno que nos lleva golpeando desde hace un buen tiempo, pero que hasta ahora, la sociedad mundial no ha tomado mayores medidas para paliar sus efectos.

Hay una rica bibliografía y estudios sobre este tema, pero cuando hablamos del calentamiento global, muchas personas creen que estamos hablando de efectos que nos golpearán a mediano o largo plazo, cuando es hoy mismo, que estamos siendo víctimas de sus efectos. Los informes más recientes, dan cuenta de la desaparición del 85 por ciento de las nieves del formidable Monte Kilimanjaro en Tanzania, la cumbre más alta del continente africano. En el Perú, existe preocupación por el retroceso del glaciar cuzqueño de Quelccaya, el mayor del mundo en las latitudes tropicales. A mediados de los 70, el glaciar perdía seis metros de su superficie por año. En las últimas mediciones, la pérdida alcanza a 60 metros anuales. En total, ello ha reducido su superficie en casi un cuarto.

En el caso de nuestro país -y específicamente en Santiago- estamos enfrentados ante un eventual derretimiento del glaciar Echaurren, que desde alto en la cordillera -a unos 3.800 metros- alimenta al Embalse "El Yeso", el cual aporta cerca del 70 por ciento de las aguas consumidas por la capital. De continuar la tendencia actual, este glaciar podría dejar de proveernos agua en los próximos cincuenta años.

Por lo tanto, a nadie puede serle indiferente el tema. En diversas latitudes, una situación como la descrita, afectará drásticamente nuestro estilo de vida. La clave para enfrentar esto, pasa por dos ejes. El primero, es el que deben tomar las empresas que operan en distintos Estados, principalmente en potencias como Estados Unidos, China y algunas potencias emergentes como Brasil, India y Sudáfrica. Hay que recordar que Estados Unidos emite por sí solo un cuarto de las emisiones contaminantes a nivel mundial, lo cual tiene consecuencias directas en el aumento de la temperatura como resultado del efecto invernadero. Por su parte, China tampoco se queda atrás. La potencia asiática es aún un fuerte consumidor de combustibles como el carbón. De hecho, recién el año 2007, China consumía más carbon que la Unión Europea y Estados Unidos juntos, llegando a un consumo equivalente del 39 por ciento a nivel mundial. En resumen, estos dos países son en buena medida los responsables del calentamiento global.

Si retrocedemos a diciembre del año pasado, recordaremos que la Cumbre de Copenhague -que era la cumbre por excelencia para coercionar principalmente a estos dos Estados en una declaración vinculante que los llevara a limitar las emisiones contaminates- terminó con una declaración conjunta, de carácter no vinculante, que recién comenzará a discutirse en la próxima cumbre sobre medio ambiente que deberá realizarse en México entre noviembre y diciembre de este año. A todas luces, es menester señalar que la voluntad política no ha dado buenos frutos en esta dirección.

El segundo eje pasa por el comportamiento y toma de conciencia de la sociedad civil. Aunque tenemos una responsabilidad a menor escala, no dejamos de ser un actor relevante en la lucha contra el calentamiento global. El ejemplo más básico que se da, es cuando tendemos a dejar un equipo tan común como nuestro computador encendido durante la noche. Aún estando sin realizar mayores actividades, un computador promedio gastará entre unos 60 y 70 watts por hora. Aun así, pareciera que 60 o 70 watts sigue siendo una unidad ínfima, pero no lo es si consideramos a nivel anual el gasto por individuo. Si suponemos que de un año, mantenemos nuestro PC bajo estas características unos 200 días a razón de 9 horas encendido durante sólo la noche, el gasto será de 117.000 watts y si a ello le sumamos más casos de personas que sigan esta lógica a nivel mundial, pues bien, la cifra aumenta considerablemente. Es por ello, que diversas empresas tanto de electricidad, como de otros rubros, han hecho el llamado a no utilizar la energía innecesariamente y que dicho sea de paso, deberíamos aprender de ello.

Si se siguen estas dos premisas básicas, es probable que podamos darle un respiro al planeta, que si bien no nos permitirá mejorarlo, sí nos permitirá demorar los efectos que -dada la voluntad política que se observa en los foros internacionales- son inminentes.

Al menos por ahora, esperemos cómo evolucionan los acontecimientos del próximo 27 de marzo a eso de las 20:30 horas. Al menos en lo oficial, no hay ningún edificio de nuestro país que se haya sumado a la causa, pero al menos, partamos por tomar la conciencia nosotros mismos.






lunes, 8 de marzo de 2010

La Contramemoria en La Haya ¿Y ahora qué sigue?

Estando a un día de la presentación de la contramemoria por los límites marítimos -que nuestro país deberá presentar ante la Corte Internacional de La Haya- podemos decir que ya hay fuertes expectativas a ambos lados de la frontera. Declaraciones recientes muestran que tanto el gobierno chileno como peruano han manifestado su plena convicción de que los asiste el Derecho Internacional y que por lo tanto, saldrán airosos del juicio, pero lo cierto es que en sus círculos internos se respira un aire mucho más confuso. Ninguna de las partes sabe con certeza en qué criterio podría basarse el tribunal, ya que esta delimitación marítima es completamente distinta a las que el Tribunal se pronunció con el caso Rumania-Ucrania, Colombia-Nicaragua y Nicaragua-Honduras donde el máximo tribunal se inclinó a la postura que hoy abandera Perú, es decir la aplicación de una línea equidistante para separar los límites. Y si bien es cierto, que la Corte de La Haya es reacia a inclinarse a tratados de carácter tácito -que en este sentido podríamos considerar los tratados firmados entre Chile y Perú en 1952 y 1954- en las delimitaciones de los países anteriormente mencionados, no había una participación de un tercer Estado, que en nuestro puntual caso, vendría siendo Ecuador, quien participó de los tratados para fijar su límite marítimo sur con el país del Rímac.

A lo anterior, se debe sumar que la delimitación marítima entre Colombia y Ecuador también se basó en la aplicación de una línea adyacente a las costas, teniendo como referencia la experiencia en la delimitación chileno-peruana y peruano-ecuatoriana. Por lo tanto es completamente incierto el panorama, incluso para los mismos juristas que llevan adelante la demanda y defensa del caso.

Al menos en el corto plazo, se deberá seguir con el proceso de rigor, el cual una vez presentada la contramemoria chilena, sigue lo que en el Tribunal de la Haya se conoce como "réplica" que es una fase para que el país demandante rebata los argumentos presentados en la contramemoria por el país demandado en un plazo no superior a seis meses. Luego viene la "dúplica", que es cuando el país demandado tiene también un plazo de seis meses para rebatir la "réplica" del demandante y terminado este proceso, viene la última fase, que es la fase oral; la cual debería demorar unos pocos meses antes del estudio final del caso y su posterior sentencia. A priori no existe un plazo común que podamos extrapolar para determinar cuánto se demora en dictar sentencia el tribunal, pero se estima que debería estar lista entre finales del 2011 o a mediados del 2012.

Ahora bien, basándonos en el panorama político actual, pareciera haber una tendencia a la distensión en momentos donde el Presidente electo Sebastián Piñera será investido en La Moneda el próximo 11 de marzo. La presencia del mandatario peruano, Alan García reafirma lo dicho, ya que hay que recordar que durante semanas éste mantenía su asistencia en duda debido a la cercanía entre la presentación de la contramemoria y la fecha del cambio de mando presidencial. Lo cierto es que la presencia per se viene a marcar un reforzamiento en las buenas relaciones que han marcado expectativas en la clase política peruana.

Sin embargo, no hay que olvidar que aún hay temas pendientes que pueden agitar las relaciones bilaterales, que -a mi juicio- podrían ser potencialmente dos temas. El primero, es que una importante parte de la clase dirigente en Perú ha manifestado su intención de que se siga el proceso para esclarecer el caso de supuesto espionaje que nuestro país infringió contra la Fuerza Aérea del Perú. Dependiendo de la efervescencia política de cómo se vaya desarrollando el caso, es que tendremos un mayor o menor impacto en las relaciones chileno-peruanas. El segundo caso -y el más importante por cierto- son la celebración de los comicios presidenciales en el vecino del norte, que -si no sucede algo extraordinario- deberían realizarse en abril del 2011, una fecha donde aún se estará tramitando el juicio ante el tribunal y que por supuesto, el antichilenismo será una tónica en el discurso de varios candidatos a la presidencia.

Así las cosas, es irrisorio creer que estaremos en "luna de miel" con el país del norte. En el corto plazo, es cierto que se hará explícito un acercamiento que viene a resetear una relación de bastante turbulencia que se marcó con la administración Bachelet, pero lo que se verá no será una relación de hermandad; lo que se verá, es una relación netamente protocolar y pragmática que puede marcar una modesta distensión entre nuestros países. Con todo, podemos deducir que la "montaña rusa diplomática" está lejos de desaparecer, porque sencillamente no están las intenciones. Aún así, habrá que mirar con mucho cuidado el cómo se vayan desarrollando las cosas, pero al menos por ahora, el juicio en La Haya debe continuar...

miércoles, 24 de febrero de 2010

Institucionalidad regional: ¿Qué es lo que de verdad necesitamos?

La Cumbre del Grupo de Río que clausuró el pasado martes 23 del presente, ha culminado con una novedosa declaración conjunta: Avanzar en sus futuras reuniones con la creación de una entidad regional que trabaje paralelamente a la Organización de Estados Americanos. Una declaración que resulta a lo menos llamativa en momentos donde aún no se ha podido conseguir un consenso en términos de darle más funcionalidad a otra de las tantas organizaciones regionales que tenemos en la palestra como por ejemplo, el especial caso de la UNASUR. De todas formas, la declaración per se nos muestra que la OEA ha pasado por un proceso de agotamiento estructural que ha sido explicitado con una débil actuación en la crisis hondureña. Por lo tanto, lo que se vio en Cancún durante esta convergencia del bloque, no hizo más que mostrarnos un fenómeno que es evidente, pero que al mismo tiempo, es necesario encauzarlo de buena forma. La creación de una institucionalidad regional que articule las demandas políticas, económicas, sociales y culturales ha sido una tarea que en común han tenido que atravesar regiones como la europea, la asiática o la africana y que ciertamente, nuestra región no ha estado excenta al respecto.

En este sentido, América Latina ha aprendido la lección -especialmente la proveniente desde Europa- ya que nuestra región ha aprendido sobre integración, sobre seguridad regional, sobre Medidas de Confianza Mutua (MCM) y una serie de otras iniciativas que han favorecido la distensión entre los Estados así como sus potenciales conflictos que alteraban la seguridad regional. En lo que respecta a esto último, probablemente la OEA y el TIAR han demostrado ser las instituciones por excelencia que han articulado el aspecto político y político-estratégico de la región, pero es natural que se hayan visto afectadas por cambios en aspectos estructurales y coyunturales, ya que basta con recordar que ambas instituciones fueron creadas bajo un marco de Guerra Fría y que por lo tanto, su sustento ideológico y práctico se fundamentaba en lo que marcó el conflicto bipolar del siglo pasado. Poder comprender estas fallas estructurales son claves para poder tomar las medidas que como región necesitamos urgentemente enmendar en vista de este fenómeno de "desbordamiento institucional".

La iniciativa de crear un entidad realmente representativa y pluralista es una necesidad que cuanto antes debe ser materializada. La región debe comprender que el problema no pasa por crear más instituciones, el problema pasa por articular de mejor forma el radio de acción de una entidad central que tenga un mayor número de atribuciones. Por ese motivo, no ha existido un avance en lo práctico ni por la UNASUR, ni por la OEA, ni por la CAN, ni por el Parlamento Andino, ni por el ALBA y un largo etcétera, ya que cada entidad rema a su lado por el sencillo hecho que cada una se limita en sus atribuciones, dejando nula la capacidad de fortalecer su funcionamiento hacia otros campos y sub-regiones.

Si se ha criticado el tema de la representatividad regional en una institución única e inclusiva, entonces lo planteado por el Grupo de Río sería una iniciativa interesante y que por cierto, esperamos que toque tierra firme; pero si paralelamente a ello, se busca potenciar otras instituciones regionales como las que ya hay creadas, habrá un descontrol y una falta de operatividad y confusión por el sencillo hecho que no se sabrá finalmente a qué institución recurrir.

La región ya tiene una experiencia interesante con la UNASUR, pero no es suficiente. Lo que debe existir en la realidad, es buscar un mecanismo para la creación de una institución que -como bien se pretendió en esta última cumbre del Grupo de Río- busque funcionar primeramente como paralela a la OEA para finalmente reemplazarla, ya que en esta última el fantasma de la Guerra Fría aún pesa sobre sus hombros. Debe existir un reemplazo de la OEA, pero que no descuide otros países que también necesitan ser miembros regionales como Estados Unidos y Canadá, precisamente dos países que se pretenden dejar fuera de este grupo. Quizás esa sea la forma que necesita la región para poder avanzar realmente en una integración completa, dándole así un margen de acción mayor a una única entidad encargada del aspecto económico, social y de seguridad que englobe las necesidades regionales. Ahora si por motivos ideológicos algunos países se cierran en ser "compañeros de banco" con Estados Unidos, entonces nos tendremos que limitar a ver el desborde institucional que vemos actualmente.

Es por ello, que se insiste. Mal se puede llegar a pensar que la región necesita un abanico de instituciones. Lo que debe existir, es una única institución con una articulación de funciones mayor que la que vimos en la OEA o incluso, la misma UNASUR. Sólo así se podrá avanzar, pero como es de esperarse, esto debe traer de la mano la voluntad política necesaria. Precisamente la traba mayor que nos impide seguir avanzando y que ha terminado por polarizar crecientemente a nuestra región.

lunes, 15 de febrero de 2010

La asimetría de fuerzas en Afganistán: Un análisis a la "Operación Moshtarak"

El envío de 30.000 nuevos soldados que el Presidente estadounidense Barack Obama decidió sortear para reforzar las labores que el ejército norteamericano se encuentra realizando en Afganistán, no fueron casuales. La última gran ofensiva de la OTAN, conocida como la "Operación Moshtarak" con más de 15.000 efectivos de una fuerza multinacional que busca tomar el control de la zona sur de Afganistán -específicamente la provincia de Helmand, identificada como el principal bastión de los talibanes- ha sido la gran articulación estratégico/militar de las autoridades tanto de Washington, como de la OTAN.

Recordemos que Afganistán ha pasado a ser el centro de una gran intervención internacional tras la derrota de Saddam Hussein en Irak, lo que ha llevado a un "control aceptable" de la actividad insurgente de las milicias sunitas y otras afines que Al Qaeda tenía operando en ese país. Pero desde entonces y específicamente desde el año 2006, la OTAN ha liderado en Afganistán -con apoyo estadounidense- la mayor campaña militar en Medio Oriente, tratando de derrotar en este campo a una organización de fundamentalistas islámicos, conocidos como "El Talibán", una organización que ha sido acusada -por los servicios de inteligencia estadounidenses- de proporcionarle apoyo logístico y moral a Al Qaeda y que más aún, ha sido investigada por haberle brindado escondite a Osama Bin Laden, después de los atentados del 11/9.

Para ello, Washington desde el año 2001 ha seguido una lógica militar ofensiva en torno al país, con el fin de acorralar y derrotar militarmente a los talibanes. Lamentablemente para las pretensiones de Estados Unidos, este objetivo aún no ha sido cumplido en base a la lógica que ha adquirido la dinámica del conflicto. Los talibanes teniendo clara su inferioridad militar, deciden contraatacar en base a la lógica de la guerra asimétrica, una guerra que históricamente Estados Unidos conoce bastante bien en Vietnam y que pese al despliegue militar en Irak, aún no tiene asegurado el control total de la insurgencia, siendo sus soldados, objeto de constantes atentados con coches bomba.

En ese sentido, la guerra en Afganistán ha adquirido la misma lógica. Sólo en un par de meses Barack Obama se ha visto enfrentado a una serie de cuestionamientos internacionales sobre si realmente es posible ganar la guerra contra los talibanes. Recordemos que el atentado efectuado hace tan solo un mes en una misma base militar estadounidense en Jost -una región al Este de Afganistán- nos dejó de manifiesto cuán vulnerables son las fuerzas militares estadounidenses ante guerras de este tipo, resultando muertos en el atentado, siete agentes de la CIA.

La nueva apuesta de la OTAN por recuperar el control del sur de Afganistán es una decisión que refleja voluntad política por terminar con la influencia de los talibanes en la región, pero al mismo tiempo refleja una nula capacidad analítica de las guerras asimétricas. Las guerras contra grupos subversivos no se solucionan con invasiones masivas, porque esto tan solo les da la posibilidad de contraatacar con más facilidad al haber una agrupación masiva de efectivos militares que están incapacitados de identificar a su enemigo. Las guerras actuales -y específicamente las que se libran contra guerrillas- se solucionan con ataques quirúrgicos a objetivos claramente indentificados. Precisamente esto fue lo que terminó la guerra que se vivió en Sri Lanka entre el ejército local y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE por sus siglas en inglés). La suma de ataques quirúrgicos terminó por acorralar incluso al fundador de este grupo, lo que terminó por confundir a sus mandos y finalmente, así se logró derrotar definitivamente en lo militar a este grupo subversivo.

Si Washington y la OTAN apuestan por la superioridad militar, están cayendo en un error fatal, porque olvidan que están luchando contra un "enemigo invisible". Claramente fue lo que vieron en el atentado en Nuristán (donde murieron nueve soldados estadounidenses y dos afganos con un coche bomba), lo vieron en Jost (donde murieron siete agentes de la CIA a manos de un doble agente que parecía trabajar para esta entidad, pero que en definitiva era un jordano afín a Al Qaeda) y en fin, los atentados se seguirán viendo, las bajas se seguirán sumando mientras Estados Unidos y la OTAN no replanteen una nueva forma de organizar sus fuerzas y sus ataques contra los talibanes.

Es por ello, que se insiste en lo que se ha estado advirtiendo: Los medios militares convencionales no sirven en las guerras de "cuarta generación" o "guerras asimétricas". Mientras antes las autoridades de la OTAN se replanteen esto, mejor para ellos mismos, porque evitarán bajas para sus mismos efectivos.

Lo que realmente debe existir para una victoria en Afganistán, es coordinar de mejor forma la acción entre los servicios de inteligencia y las Fuerzas Armadas. Algo en lo que Estados Unidos principalmente ha sido débil y por lo visto no ha aprendido -o quizás no ha querido aprender- de las lecciones pasadas.

martes, 9 de febrero de 2010

La UNASUR y su oportunidad de avanzar: Lecciones desde Haití

Después de los debates que marcaron durante el año 2009 al seno de la Unión de Naciones Suramericanas -tras la iniciativa colombiana de instalar siete bases estadounidenses en su territorio- finalmente éste organismo logró encontrar un punto de convergencia real: La crisis humanitaria que se vive en Haití tras el sismo que azotó al país centroamericano a inicios de enero.

Es una iniciativa modesta, pero con la que se puede avanzar lentamente hacia otros temas o bien -si la inteligencia diplomática del bloque lo permite- perfectamente podrían agregarse algunas de las mociones que fueron presentadas por la propuesta peruana en el "Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación", específicamente al segundo lineamiento que fue presentado por las autoridades del país del Rímac que trata sobre la creación de una fuerza de paz regional. Más adelante, se profundizará este último aspecto.

Lo que se vio en esta última cumbre de Quito, nos puso de manifiesto dos elementos claves. Primero, que la integración es un fenómeno real y que trasciende las fronteras, incluso las fronteras de la propia UNASUR, ya que hay que recordar que Haití, no es uno de los Estados miembros del bloque por razones más que evidentes. Segundo, existe una voluntad política por fortalecer la institucionalidad democrática de los países con debilidades en este punto, ergo se siga una línea de respeto hacia los aspectos de la soberanía que se enmarcan en las Constituciones de sus Estados miembro.

La resolución dada por el bloque regional -que aprueba un envío de 100 millones de dólares- se enmarca según la propia declaración para que "ejecute las actividades de asistencia humanitaria a la población haitiana y promueva el desarrollo social, económico e institucional".

Como forma de complementar la ayuda, algunos mandatarios -como el caso del venezolano Hugo Chávez- decidió condonar la deuda externa que Haití mantenía con su nación por los suministros de combustible con la estatal PetroCaribe. Esta deuda estaba en el orden de los 395 millones de dólares. Pero la ayuda desde Caracas no ha quedado hasta ahí. También decidieron mantener -sin costo alguno- la cuota de combustible que acostumbraban a enviar al castigado país centroamericano. Sin duda, ha sido una iniciativa muy loable desde Venezuela.

Sin perjuicio de lo anterior, hay otras formas de complementar la ayuda y que -dada la coyuntura- podrían ser muy interesantes de impulsar. En este sentido, vuelvo al inicio cuando se mencionó la inclusión de alguno de los tópicos que presentaba el "Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación" impulsado por Torre Tagle; específicamente el que hace referencia a la creación de una fuerza de paz para enfrentar amenazas intra o extraregionales. Este punto, al menos es concordante si revisamos algunas declaraciones que hace semanas manifestaron algunos de los Presidentes del ALBA, cuando se mostraron muy negativos al enterarse de la entrada de una fuerza no menor de efectivos militares estadounidenses a Puerto Principe y otras ciudades de Haití.

Por lo tanto, la coyuntura ha dejado de manifiesto un camino libre para poner a prueba la voluntad política en este sentido. Si realmente algunos países no quieren ver -por razones ideológicas, políticas o económicas- a efectivos militares estadounidenses, se puede ver aún más fortalecida esta iniciativa. A su vez, reforzaría la premisa de que las condiciones en cuanto a la preparación profesional de los efectivos militares de la región, son suficientes para recibir la responsabilidad de sostener una operación de paz, tal y como se presenció al "evolucionar" desde la MIFH a la MINUSTAH. Recordemos que como se mencionó en una columna anterior, la intervención de Naciones Unidas en Haití que comenzó en 2004 con la MIFH (Multinational Interim Force in Haiti, compuesta por Canadá, Chile, Estados Unidos y Francia) es relevada después de dos meses por la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), que tiene la característica fundamental de poseer una alta presencia de fuerzas militares regionales. En este sentido, se integran países como Argentina, Brasil, Guatemala, Perú, Uruguay, mientras se suman países de fuera de la región como España, Marruecos, Sri Lanka, Nepal, entre otros.

Por lo tanto, los países de la región tienen un precedente bastante significativo en el sentido de que se encuentran perfectamente capacitadas tanto a nivel profesional como moral para adquirir así, un nivel de protagonismo aún mayor en aras de resolver el estado de ingobernabilidad de Haití.

Ahora bien, volviendo al tema de la inclusión del segúndo tópico que proponía el "Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación", podemos decir que si la agilidad diplomática en algunos países de la región se cierra en mostrar la creación de una fuerza regional en forma conjunta con la limitación del gasto militar que promovía Perú, no habrá avances en lo sustantivo, pero quizás, si se considera por sí sola la creación de una fuerza regional para enfrentar estos desastres, la UNASUR puede encontrar una interesante forma de captar legimitidad.

Es por ello, que es sumamente relevante que los países sepan digerir lo que nos está mostrando la coyuntura y se pueda plasmar postivamente con estas alternativas reales de integración. Esperemos que más temprano que tarde, algunas autoridades de la UNASUR se pronuncien para estudiar un caso como el descrito más arriba.