sábado, 20 de marzo de 2010

La necesidad de firmar un nuevo tratado antimisiles: El caso START II

Estados Unidos y Rusia -que han sido dos enemigos fuertemente enfrentados durante la Guerra Fría- parecen entrar en una nueva fase de acercamiento en sus relaciones bilaterales desde la investidura de Barack Obama en la Casa Blanca. Recordemos que en esa línea, hubo un fuerte simbolismo que se presenció en marzo del 2009 por la visita de la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton al canciller ruso Sergei Lavrov para "resetear" las relaciones entre ambos países que se vio fuertemente tensionada durante la administración Bush, ya que el ex mandatario estadounidense autorizó el despliegue de un escudo antimisiles en Polonia y República Checa para contrarestar la amenaza misilística iraní y norcoreana en sus aliados europeos. Ante esto, el entonces Presidente ruso, Vladimir Putin manifestó que Rusia tenía la plena convicción de que este escudo representaba una amenaza directa para sus intereses estratégicos y que por lo tanto, se ordenó que a modo de respuesta se tendrían que apuntar a nuevos objetivos en Europa y que le correspondía a sus Fuerzas Armadas escoger esos objetivos junto con definir "la opción entre misiles crucero y misiles balísticos". Como podemos ver, este problema trajo una relación muy áspera entre Moscú y Washington, pero que desde la llegada de Obama, parecía mejorarse el panorama.

Precisamente este último punto ha sido la piedra en el zapato para alcanzar un acuerdo significativo en el tratado START (Strategic Arms Reduction Treaty, por sus siglas en inglés) el cual, en su primera versión llamada 'START I' -firmada en julio de 1991 entre Estados Unidos y la entonces Unión Soviética- buscaba limitar en 6.000 las ojivas nucleares en los arsenales de cada uno de estos países. Datos que actualmente han sido proporcionados por las administraciones de Moscú y Washington, se estima que Estados Unidos tendría 5.576 ojivas nucleares y 1.198 vectores (misiles intercontinentales, embarcados a bordo de submarinos y de bombarderos estratégicos). Por su parte, Rusia contaría con 3.909 ojivas y 814 vectores. Basándonos en estos datos, podemos decir que el tratado "START I" ha dado resultado, pero bien sabemos que los arsenales nucleares reales no son, ni serán dados a conocer por motivos de seguridad nacional.

De todas formas, las necesidades estratégicas globales ante un eventual enfrentamiento entre dos superpotencias, ha disminuido como producto de la emergencia de nuevos focos de poder a lo largo y ancho del planeta. Ya no se justifica que dos países que anteriormente fueron rivales, cuenten con semejantes arsenales nucleares, en momentos donde se expresa un escenario mundial que por un lado, muestra que el poder nunca antes se vio tan difusamente distribuido y por otro, muestra que los enemigos potenciales, están dejado de ser en forma creciente, los propios Estados.

Por lo tanto, es imperioso buscar fórmulas para seguir disminuyendo estos arsenales nucleares, sobretodo porque el anterior tratado START I, expiró en diciembre del año pasado. La nueva apuesta por seguir avanzando en el desarme nuclear, ahora llamada START II pasa por disminuir entre 1.500 y 1.675 las ojivas nucleares y en alrededor de 500 a 1.100 los vectores.

Sería interesante que esta nueva etapa del desarme nuclear se manifieste, pero Moscú ha puesto una condición para ello: Que el escudo antimisiles en República Checa y Polonia, sea desactivado. Esta condición ha sido puesta hace unos días por la Duma (la cámara baja del parlamento ruso) quien amenazó con no ratificar el tratado mientras no se incluya el tema de la desactivación del escudo antimisiles en Europa. Ya el mismo Barack Obama había argumentado que el escudo "está dirigido contra un posible ataque de Irán o Corea del Norte y sería ineficaz contra un potencial tan enorme como el que posee Rusia". Sin embargo, se ha llegado a un acuerdo para la creación de una comisión mixta de expertos, para que así, se puedan determinar objetivamente cuáles son o podrían ser las amenazas globales.

De todas formas, con esa declaración Barack Obama pretende hacer manifiesta la posición de que Estados Unidos no negociará ese punto y que de no ser posible, frenará todo intento por llegar a un avance significativo en materia nuclear. Para responder ante las necesidades estratégicas estadounidenses, Rusia propone la creación de un escudo antimisiles capaz de proteger a todos los países del mundo ante las amenazas emergentes. Una iniciativa loable, pero incompatible con los intereses estadounidenses.

Así las cosas, Washington sigue y seguirá con la lógica de los sistemas de alianzas, donde se hace fundamental por un lado, proteger a sus aliados tradicionales, pero por otro, traer a su espectro de influencia a antiguos países bajo el dominio soviético, como es el caso de Polonia, precisamente uno de los países donde estaría instalado este escudo antimisiles.

La condición rusa es comprensible para el actual escenario global y doblememente comprensible si consideramos la necesidad de reducir aún más los arsenales nucleares. Si Barack Obama, fue premiado con el Nobel de la Paz bajo el argumento de "hacer esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, entonces podría ser interesante si en esta oportunidad, hace gala de este galardón, que -para bien o para mal- fue fuertemente cuestionado. Por lo tanto, tendremos que seguir de cerca, cómo evolucionan los acontecimientos en esta materia.






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