domingo, 21 de noviembre de 2010

El repliegue de la OTAN en Afganistán ya tiene su fecha límite

Entre el viernes y el sábado de esta semana se realizó la Cumbre de la OTAN que tuvo lugar en Lisboa, Portugal. En la cita antes mencionada, el tema sobre una eventual retirada en Afganistán fue central, así como lo fue el debate sobre el nuevo "concepto estratégico" de la alianza transatlántica, reforzar las relaciones con Rusia y la redefinición de una estrategia para enfrentar nuevas amenazas como los ciberataques, el terrorismo o el crimen organizado internacional.

Como mencionábamos, sin duda Afganistán fue un punto de inflexión en esta cumbre. Al término de la cita, la OTAN señalaba en un comunicado: "Reiteramos nuestro apoyo al objetivo del presidente Karzai para que las fuerzas afganas asuman y lleven a cabo las operaciones de seguridad en todas las provincias para finales de 2014". De alguna forma esto era previsible ya que hace algunos días, autoridades estadounidenses ya habían revelado que la concreción de una fecha de retirada para esta cumbre era algo inminente. También lo era, porque de forma creciente los países miembros de la OTAN estaban manifestando su intención de retirar a sus efectivos militares de las operaciones de combate y así, comenzar un repliegue gradual mientras se traspasan las tareas de seguridad a las autoridades afganas.

En suma, estamos siendo testigos de un fenómeno parecido al que se dio el año pasado en Irak. En julio del 2009, los británicos -que hasta esa fecha eran los únicos junto a los estadounidenses en permanecer en el país árabe- se retiraron de las tareas de patrullaje en el puerto de Basora, dejando a Estados Unidos con la difícil misión de controlar la seguridad en todo Irak. La voluntad política de Reino Unido parecía que -en ese momento- era más importante concentrarse en Afganistán. Cuando los Estados Unidos se vieron solos en la guerra, se vieron en la necesidad -y quizás la obligación- de anunciar la retirada en Irak. Es cierto que era una promesa de campaña de Obama, pero también es cierto que la situación de seguridad era insostenible en el país árabe. Lo fue mientras existió la alianza multinacional que conformaron hasta cuarenta países para transformar a Irak en un foco de democracia y lo es en la actualidad.

Afganistán obedeció una lógica similar. Si analizamos la evolución de la guerra, el año 2010 fue el más sangriento desde el derrocamiento del régimen talibán. Según datos que entrega el portal independiente "icasualties", la cifra de militares extranjeros de la ISAF fallecidos en 2010 se sitúa en 600, frente a las 516 bajas registradas el año pasado.

De acuerdo con el portal, desde la caída del régimen talibán más de 2.169 soldados de las fuerzas estadounidenses y de la misión ISAF de la OTAN desplegadas en Afganistán han perdido la vida en el país surasiático. Según ese recuento, se produjeron 1.348 bajas en las filas estadounidenses, 341 en las británicas, 152 en las canadienses, y 328 en las tropas de otros países.

Esto -en parte- ha motivado un desapego a la causa afgana. No pocos países están con la intención de retirar sus tropas. Holanda ya lo hizo en agosto de este año, lo seguirán los canadienses para el transcurso del 2011 y los alemanes -que son el tercer mayor contingente militar después de Estados Unidos y Reino Unido- lo hará en 2012. Por su parte, Reino Unido había señalado con comenzar un retiro gradual -supuestamente- a partir de julio de 2011, aunque no quedando claro cuánto demoraría ese retiro. De todas formas, uno a uno se irán retirando para repetir lo que pasó en Irak.

El gobierno de Obama tampoco tiene las cosas fáciles. En el frente interno, el apoyo de los estadounidenses a la guerra en Afganistán sigue descendiendo. Según una encuesta de CNN publicada a fines de septiembre registró que "casi 6 de cada 10 estadunidenses se oponen a la guerra (cerca de 90 por ciento la apoyaba en octubre de 2001). Peor aún, sólo 20 por ciento de demócratas –el partido de Obama– apoya la guerra. Sólo un 44 por ciento opina que las cosas proceden bien para Estados Unidos en Afganistán, de 55 por ciento que opinaba eso en marzo de este año".

En conclusión, la guerra en Afganistán durante este año ha sido particularmente compleja para Estados Unidos y la OTAN. Ya cuentan con una difícil misión que es empezar a replegar las tropas para el 2011, mientras que el gobierno afgano liderado por Hamid Karzai sigue siendo aún muy débil para asumir la seguridad interna, menos aún para asumir la responsabilidad de tomar los estribos del país.

La declaración de la Cumbre en Lisboa ha sido clara. Ya el próximo año deberían empezar a replegarse las tropas de la OTAN para así, dejar las tareas de seguridad en manos de la policía afgana.

Si la campaña militar de Estados Unidos y la ISAF fue exitosa o no, lo dirá el tiempo; pero lo cierto es que para los próximos años, se vendrán unos muy duros retos para este país surasiático.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Yemen: ¿El próximo gran frente de batalla contra el terrorismo global?

Hasta diciembre del año 2009, Yemen probablemente era un país que pasaba totalmente desapercibido ante la comunidad internacional, pero especialmente para los servicios de inteligencia de gran parte de los países occidentales que recababan información de las actividades de Al Qaeda en la región de Medio Oriente y algunas de Africa. Luego de esta fecha, la situación cambió radicalmente, haciendo que Yemen sea actualmente uno de los países con mayor seguimiento en las actividades de inteligencia, incluyendo monitoreo de aeropuertos, chequeos de equipajes provenientes de ese país, revisiones especiales de pasaportes, entre una larga lista de actividades propias de la inteligencia. En esta columna, nos ocuparemos de revisar un poco la situación interna de Yemen, cómo ha llegado a ser un país acusado de albergar células de Al Qaeda y qué situación futura le espera al país en el corto y mediano plazo en virtud de algunos hechos importantes que se le vienen en el frente político interno.

Ubicada al suroeste de la península arábiga, la República del Yemen es uno de los lugares con los primeros asentamientos humanos y tiene una historia escrita de más de 3000 años. En la actualidad, posee aproximadamente 23 millones de habitantes, de los cuales más de la mitad vive bajo el umbral de la pobreza, casi el 40 por ciento no posee un trabajo remunerado y cerca del 54 por ciento son analfabetos. Es también el país más pobre de toda la península arábiga. Según información reciente, es uno de los países con mayor índice de mortalidad infantil. Su religión es la musulmana, aunque los yemeníes se dividen entre distintas orientaciones como es la chiíta, sunníta y zaidí. Para no explayarnos tanto en las orientaciones religiosas, recomendamos visitar una columna anterior donde hacíamos mención a algunas diferencias básicas entre los chiítas y sunnítas. En el caso de los zaidíes de Yemen -al igual que los chiítas y sunnítas- tienen una participación de siglos en el país. Se consideran los "creadores" de Yemen e incluso antes de entrar al primer milenio de la historia, los zaidíes ya controlaban parte importante de este país y algunas regiones del Sur de Irán. Los zaidíes se consideran como una de las corrientes al interior del chiísmo, ya que -al igual que los chiítas- creen en el carácter hereditario del califato. Sin embargo, loz zaidíes -a diferencia de los chiíes- creen en sólo cinco imanes, o en otras palabras, en cinco jueces que ejercen en cuestiones jurídicas y teológicas del Corán, mientras que los chiíes creen en doce, de los cuales uno aún se encuentra perdido y que mientras tanto, los ulemas -o estudiosos del Corán- que hayan alcanzado la sabiduría, deberán fijar las reglas jurídicas para los musulmanes.

Durante la Guerra Fría, Yemen estuvo separada en dos Estados: Yemen del Norte (tradicionalmente habitada por chiíes-zaidíes) y Yemen del Sur (habitada por sunníes). Al término de la era bipolar el país se unificó con el reconocimiento de los países occidentales. Esto se debía básicamente a dos motivos. En lo internacional, por el fin de la Guerra Fría y por la posterior caída de la URSS. En lo interno porque a consecuencia de la Guerra Fría, tanto los gobiernos del Norte como del Sur de Yemen, se vieron fuertemente debilitados -y en el caso de los líderes separatistas del Sur del país, que eran comunistas- fueron asesinados. Su actual Presidente, Ali Abdullah Saleh -de la corriente zaidí- gobierna el país desde 1978 -durante la Guerra Fría fue Presidente de Yemen del Norte para luego ser Presidente del Yemen unificado- el cual, enfrenta un duro reto en la actualidad. El régimen de Saleh, actualmente combate a las corrientes separatistas sunnítas del sur, mientras que en el Norte debe enfrentarse a los rebeldes houthis que son chiíes-zaidíes. Los houthis deben su nombre al fundador de su movimiento, Hussein Badraddin al-Houthi, hijo de un influyente clérigo zaidí, y ex miembro del parlamento yemení en 1993-1997, que se hizo conocido con el eslogan: “Dios es grande… Muerte a EEUU e Israel… Victoria para el Islam y los musulmanes”. Desde entonces, los zaidíes se movilizan en torno a ese llamado, aunque ahora bajo el liderazgo de su hermano, Abdel Malik al-Houthi, ya que su líder original murió en un enfrentamiento con el ejército y la policía yemení en 2004.

En lo interno, este conflicto difícilmente podríamos catalogarlo como un conflicto religioso, ya que los houthis comparten la misma corriente religiosa que el Presidente y su plana mayor. De la misma forma, se cree que el gobierno de Saleh utiliza tribus y clanes que también son chiíes-zaidíes para enfrentarse a los rebeldes houthis. La rebelión de éstos combina motivaciones locales con motivos antiimperialistas. Las primeras se deben a que han sido los más marginados económicamente, privados de servicios e infraestructuras por el gobierno central. Lo segundo, tiene que ver con que a nivel general los houthis rechazan radicalmente la alianza del gobierno de Yemen con Estados Unidos, postura que compartiría la población mayoritariamente musulmana y pobre de todo el país. Así podríamos definir un poco a Yemen en términos históricos, aunque en la actualidad, el "problema yemení" adquirió otra dinámica con el nexo que Al Qaeda presentaría en el país y del que trataremos a continuación.

Si nos remontamos a diciembre del año pasado, recordaremos un incidente que marcó el inicio de lo que sería la ubicación de Yemen como un país merecedor de estar en la mira de los servicios de inteligencia occidentales y -principalmente- estadounidenses. Esto, luego de un atentado fallido que se intentó perpetrar en el aeropuerto de Detroit donde un ciudadano nigeriano, llamado Umar Faruk Abdulmutallab ingresó a un avión con cerca de 50 gramos de explosivos para hacerlos detonar antes de que iniciara el vuelo. Luego de haber sido detenido e interrogado por las autoridades estadounidenses, Abdulmutallab reconoció al FBI haber estado en Yemen y que ahí recibió entrenamiento de Al Qaeda durante más de un mes. Desde entonces, Yemen pasa a ser parte de la "lista negra" que componen catorce Estados que apoyan directa o indirectamente al terrorismo internacional. Aparte de Yemen, los otros trece Estados de la lista serían Cuba, Irán, Sudán, Siria, Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Libia, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudí y Somalia.

Yemen también ha sido acusado hace tan solo unas semanas de ser un país "escala" de los paquetes con explosivos que se dirigieron a las embajadas acreditadas en Grecia. Hace unos meses -cuando Osama Bin Laden aún no daba noticias o comunicados sobre atentados- no pocos expertos de inteligencia se atrevieron a apuntar al clérigo Anwar Al-Awlaki -líder de la rama de Al Qaeda en Yemen- como el más próximo sucesor de Bin Laden. Su "mérito" se atribuye a que ha llamado en numerosas ocasiones a la Yihad y "a matar estadounidenses". También es acusado de haber estado ligado a Abdulmutallab antes de perpetrar el atentado fallido en Detroit y también de haber estado en contacto con el Mayor Nidal Malik Hasan, el psiquiatra del ejército estadounidense acusado de matar a trece personas en noviembre de 2009 en la base militar de Fort Hood, Texas. En conclusión, los nexos de Al Qaeda que operarían en Yemen no son pocos y al parecer son suficientes para tener a este país bajo una constante observación internacional.

Por último, nos parece relevante mencionar un aspecto en el frente interno que no ha sido lo ciudadosamente analizado. El próximo 9 de enero, Yemen celebrará un referendo para determinar si el país volverá a separarse en dos repúblicas o si bien, permanecerá unificado. Esto -incluso a estas alturas- ya ha sido influenciado por los separatistas yemeníes del Sur que prefieren una división territorial con los chiíes y zaidíes del Norte, la cual, reclaman desde 1994. Esto convendría a los yemeníes del Sur porque aparte de la autonomía política de la que gozarían, las reservas de petróleo estarían principalmente en esa región del país. Mientras tanto, los chiíes y zaidíes -más que preferir una división territorial- prefieren sacar del poder a Saleh por ser pro-estadounidense. A ello, sumamos la presencia de Al Qaeda y nos dará como resultado un país absolutamente al borde del abismo.

Al menos por hoy, si bien Yemen ha mostrado numerosos elementos que lo distinguen como un potencial "Estado fallido", sería aún muy prematuro determinar si este país será un próximo frente de batalla contra el terrorismo global. Estados Unidos ya no está tan entusiasta para liderar campañas multinacionales, sus países aliados enfrentan una oposición creciente para retirar sus contingentes en las campañas que quedan en Medio Oriente, mientras que la retórica antiestadounidense sigue creciendo en el mundo musulmán.

De todas formas, ninguna opción es descartable porque -al menos en Estados Unidos- Obama en el discurso de Oslo cuando paradójicamente recibió el Nobel de la Paz, había defendido el principio de la "guerra justa". Cabe preguntarse si esta guerra justa recaerá en los más probables escenarios bélicos futuros, entendiéndose los casos de Irán, Corea del Norte o eventualmente Yemen.

Independiente de las percepciones, por ahora claramente tendríamos que esperar en Yemen los resultados del referéndum de enero para ver en definitiva qué pasará con este país y cómo el régimen de Saleh enfrentará estos resultados. Después del 9 de enero, cualquier cosa podría pasar en Yemen. Es claro entonces que este país es paradójicamente una bomba de tiempo cuya cuenta final llegará en casi dos meses más. Si Estados Unidos o la comunidad internacional instalan la necesidad de intervenir ahí ante un eventual fortalecimiento de la red Al Qaeda como producto de las "nuevas autonomías" de las que el país sería objeto, pronto se sabrá.



domingo, 7 de noviembre de 2010

Grecia como fuente de inestabilidad en Europa: ¿Cómo interpretar los atentados a las embajadas?

Esta semana, Grecia -un país del que históricamente se sabe mucho y del que coyunturalmente se sabe poco- pasó a ser motivo de atención para la comunidad internacional luego de la oleada de atentados que se intentaron realizar con paquetes bomba y que cuyos objetivos, eran las embajadas de una serie de países, entre ellas, la nuestra. Hasta el momento, los dardos de los servicios de inteligencia tanto locales como extranjeros, apuntan a la participación de un grupo anarquista local conocido la "Conspiración de las células de fuego". Pese a que la mayor parte de los atentados que eran dirigidos a las embajadas han sido desactivados, la alerta es máxima en las tierras atenienses.

Interpretar la magnitud de estos hechos resulta complejo para un país como Grecia, que en el último tiempo se ha caracterizado por tener serios problemas económicos, políticos y sociales. Recordemos que hasta hace no mucho tiempo, Grecia fue motivo de preocupación para el bloque de la Unión Europea -luego del déficit fiscal al que Atenas estuvo fuertemente sometida durante los primeros meses de este año- y que en definitiva, generó serias preocupaciones de una nueva crisis económica mundial. En consecuencia, esta crisis económica en Grecia trajo durante este año efectos principalmente para otros países europeos tales como España, Portugal, Italia o Irlanda y que en todos estos casos, sus niveles de deuda superan el 60 por ciento del PIB.

Los efectos que trajo la intervención de la Unión Europea, pero también del FMI trajo y traerá serias consecuencias para la vida de los griegos. Los periódicos de la época eran enfáticos al sostener que "La Unión Europea y el FMI salieron al rescate del default griego colocando la friolera de 110.000 millones de euros, pero solicitando un ajuste que contendrá condiciones brutales que serán descargadas en las espaldas de las y los trabajadores y trabajadoras, 30% de reducción de los salarios de los trabajadores públicos y de las jubilaciones".

En julio de este año, algunos recordarán los serios incidentes que se produjeron en Grecia tras el llamado a huelga de los controladores aéreos. Esta huelga -que ya para el mes de julio era la séptima huelga general en lo que iba del año- se realizó luego de que se conocieran los resultados preeliminares de una polémica ley que fijaba la edad media de jubilación en 65 años y que fue respaldada en el Parlamento por 159 votos, 157 de ellos de los diputados del partido gubernamental socialista PASOK y dos de los independientes y que fue rechazada por 137 legisladores y dos abstenciones de la oposición. Dentro del plan de reformas, también se incluía un aumento de 35 a 40 los años de cotización para obtener la pensión máxima, equiparar la edad de jubilación femenina a la masculina y rebajar la cuantía de las pagas en una media del 7 por ciento. Todo esto, fue suficiente para generar una oleada de protestas con un alto grado de exacerbación social. Así las cosas, el gobierno del Primer Ministro griego, Giorgos Papandreu tendrá que asumir el costo político de lo sucedido.

La complejidad del problema griego también es un problema de seguridad ciudadana. Esto se explica por el frente que combate la policía griega con el grupo "Conspiración de las células de fuego". Este grupo, que inició acciones violentas en 2007, ha perpetrado numerosos ataques con explosivos contra instalaciones políticas, judiciales, policiales y también diplomáticas en el país.

Según la policía, que no hace público ningún perfil concreto, este grupo de talla intermedia jamás firmó acciones mortíferas. Está formado por jóvenes sin relaciones conocidas con las otras principales organizaciones extremistas locales y sin un núcleo dirigente identificado.

Las informaciones sobre el grupo las revelan pocos expertos griegos que apuntan a su arraigo en una juventud en crisis y falta de empleo.

Si estas descripciones de los especialistas fueran ciertas, entonces sería difícil pensar en un debilitamiento o derrota del grupo. El problema que atraviesa el país helénico es bastante más de fondo aunque reconozcamos que la prioridad -al parecer- comienza por la seguridad interna, ya que atentar contra personal diplomático en estos momentos podría alterar aún más la situación de este castigado país europeo.

Si la falta del empleo y la difícil situación económica por la que Grecia está pasando es la causa motivacional de estos grupos, entonces la solución es bastante más complicada. El tema está en quién asumirá por el levantamiento gradual de la economía griega que finalmente será una de las soluciones que requiere el país. ¿La solución la tendrá el gobierno ateniense que seguirá levantando reformas polémicas con las consiguientes faltas de apoyo social o bien, será la Unión Europea que si bien mostró voluntad de ayudar, le pide a Grecia difíciles retribuciones como reformar la jubilación o el sistema de pensiones?

Para muchos, la Unión Europea que ha sido el ejemplo del multilateralismo, el consenso y la cooperación regional está atravesando un difícil momento. Seguramente no pocos se atreverán a demandar una mayor voluntad de la Unión porque finalmente todos sabemos que el problema es más complejo que los atentados a las embajadas. La interpretación del atentado es multidimensional y no deberíamos entenderlo como un mero problema de seguridad interna aunque bien es la prioridad en el corto plazo.

Por su parte, la Unión Europea ya desembolsó de sus fondos una cantidad importante de dinero para aminorar los efectos de la crisis económica griega, aunque con un costo político muy grande para el gobierno y el bloque político de Papandreu. En este sentido, socialmente pueden asomarse más huelgas y violencia interna como las que vimos hace apenas unos meses. El equilibrio entre el prestigio de la Unión Europea y la efectividad política del oficialismo ateniense está en juego.

sábado, 30 de octubre de 2010

Balotajes en América Latina y los efectos internacionales de la segunda vuelta presidencial en Brasil

La segunda vuelta electoral por los comicios presidenciales que se celebrará mañana en Brasil deberá seguirse con suma atención dentro de la región latinoamericana. En esta elección, absolutamente clave para el futuro político de los brasileños -y por qué no decirlo, también para nuestra región- cerca de 135 millones de electores manifestarán sus preferencias en las urnas para el día de mañana. Pese a que las primeras estimaciones dan como vencedora a Dilma Rouseff -la candidata oficialista- frente al opositor José Serra; aún se prefiere la cautela y el resultado oficial que se entregará para los próximos días. Evidentemente las elecciones presidenciales brasileñas son importantes en un contexto internacional donde Luiz Inácio "Lula" Da Silva trabajó arduamente en sus dos gestiones para posicionar a Brasil en el concierto mundial, con resultados positivos por cierto. Nos interesará revisar dos elementos en esta columna. Primero, ver la evolución de los balotajes en América Latina y segundo, los efectos regionales de una eventual investidura de Rouseff en el Palácio do Planalto, la sede presidencial brasileña.

Desde la década de los setenta hasta antes que se realizaran las elecciones presidenciales en Honduras -como producto del Golpe de Estado que azotó a este último país- en América Latina se habían realizado 27 balotajes o segundas vueltas presidenciales. De éstas, en sólo un tercio ha resultado ser electo el candidato de la segunda preferencia.

Es una conclusión fuerte que nos evidencia que en nuestra región, gran parte de los candidatos presidenciales favoritos sean los que probablemente se impongan para la segunda vuelta de sus países. Así las cosas, el caso brasileño probablemente no será la excepción para el día de mañana y será Rouseff la que se imponga en la primera magistratura del país, marcando un hito importante para la historia brasileña al ser la primera mujer en la presidencia luego de que hayan pasado 35 hombres frente a la jefatura del Estado. A ello, hay una señal política importante que debemos sumar y que tiene que ver con la señal de la ciudadanía brasileña al oficialismo actual. Pese a las deudas estructurales pendientes de Brasil en materia de combate a la pobreza, reducción de la delincuencia y el narcotráfico en las favelas, lo cierto es que hay una aprobación a cómo el sector político de "Lula" ha trabajado estos últimos ocho años la agenda en el frente interno e internacional. Ejemplos nos sobrarían para manifestar esto último, pero dentro de lo más relevante, podemos mencionar el rol que Brasil ha desempeñado en términos regionales para idear y configurar el proyecto político de UNASUR, el lugar que se ha ganado en el frente internacional con la participación creciente en temas como el conflicto árabe-israelí o el dilema nuclear de Irán y finalmente en el frente interno, la buena recepción local que trajo para la población brasileña el saber que Brasil será una futura sede para la realización de las Olimpiadas o el próximo Mundial de Fútbol, que ciertamente despierta interesantes oportunidades para el crecimiento del comercio y turismo locales. Estos son sólo algunos elementos que han hecho de Brasil, un país con un prestigio bien ganado regional e internacionalmente.

Volviendo a los balotajes, mencionábamos que en sólo un tercio de éstos resultaba ser electo el candidato de la segunda preferencia. Un ejemplo claro en esta materia ha resultado ser Perú, ya que en elecciones anteriores ha resultado ser el país que en el corto plazo más se ha repetido este fenómeno. Tenemos el caso de Alberto Fujimori que en 1990 al momento de llegar a la segunda vuelta se presentaba con un poco menos del 25% de las preferencias mientras que el escritor peruano Mario Vargas Llosa, se presentaba como el favorito con el 27,61% de los votos. Sin embargo, fue Fujimori el que en segunda vuelta se "reacomodó" con los partidos del APRA, haciendo que finalmente se impusiera en la segunda vuelta pese a haber salido en la segunda preferencia.

Este mismo fenómeno político se repitió sólo a dos elecciones presidenciales de aquella ocasión, donde en la segunda vuelta, el actual mandatario peruano Alan García -que también había salido en la segunda preferencia con el 24,3% de los votos- se impuso frente al abanderado del partido político Unión por el Perú, Ollanta Humala -y que capitalizaba la primera preferencia con el 30,6% de los votos-

En definitiva, el balotaje en América Latina es un fenómeno político relevante que debieramos considerar en las elecciones presidenciales regionales. Si esta misma tendencia se repitiera en Perú para los comicios presidenciales del 2011, entonces el país del Rímac también dentro de su historia republicana rompería un hito al traer a la primera mujer para liderar la presidencia, resultando electa Keiko Fujimori, quien -como sabemos- es hija del ex Presidente Fujimori.

Ahora bien, para el caso brasileño sería difícil pensar que el abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña, José Serra -quien viene precedido con un 32,6% de las preferencias- tenga chances para derrotar a Dilma Rouseff, candidata oficialista del Partido de los Trabajadores y que se mantiene como la favorita, habiendo ganado la primera vuelta con un 46,9% de los votos. Es difícil por los mismos motivos que hemos esbozado al comienzo de la columna. En rigor, porque los brasileños están percibiendo que -al menos en la actualidad- el oficialismo ha trabajado de buena manera para un posicionamiento global de Brasil como potencia emergente.

No obstante lo anterior, aunque Rouseff resultara electa como la sucesora de Lula Da Silva, la actual candidata no tendrá una agenda fácil durante su eventual gobierno aún en momentos donde el oficialismo también tiene la mayoría parlamentaria en ambas cámaras, dándole una importante base legislativa.

Esto, porque en primera instancia Rouseff tendrá que mostrar un fuerte liderazgo en lo interno para controlar al narcotráfico y a las oleadas de violencia que azotan en las favelas del país. También, por combatir de forma eficiente a estos flagelos locales en momentos donde se vendrán importantes eventos deportivos a nivel mundial -y que Brasil albergará por cierto- Por lo tanto, será clave contar con un estándar de seguridad que permita un desarrollo ameno de estos magnoeventos. Quizás así se puedan desmentir las primeras acusaciones y escepticismos que se generaron como consecuencia de la elección de este país.

En lo económico y regional, Rouseff tendrá un período de prueba para contrarrestar la imagen de lider casi innata que poseía Lula. En rigor, esto tendrá que apreciarse en las próximas cumbres regionales de la OEA, pero especialmente de la UNASUR donde la actual candidata oficialista deberá mostrar seguridad y el liderazgo que siempre ha mostrado Brasil en materia regional. Avanzar en tecnología también deberá ser una prioridad para su eventual gobierno, ya que Lula se enfocó para competir de igual a igual contra las principales empresas aeronáuticas del mundo. Sólo a modo de ejemplo, Brasil estuvo postulando para ser el tercer principal proveedor aeronáutico detrás de las gigantes empresas como Boeing o Airbus.

Sin duda, en lo internacional será su más grande desafío. Cabría preguntarse cómo se abordarán bajo la administración Rouseff algunos temas latentas de la agenda internacional como Irán -que Lula ya había defendido el derecho de la república islámica a enriquecer uranio y que incluso, se reunió con el Presidente Ahmadineyad en Brasil- en el conflicto árabe-israelí -y que de forma creciente, Brasil ha manifestado su intención de presentarse como un negociador al conflicto-

También en temas como el calentamiento global -y que por cierto, dentro de poco se realizará la próxima cumbre en México- Recordemos que en diciembre de 2009 se avanzó muy poco en la Cumbre de Copenhague, logrando un acuerdo no vinculante entre cuatro potencias y potencias emergentes, donde Brasil era una de ellas. Es claro entonces que durante la administración de Rouseff avanzar en estas materias marcará uno de sus principales ejes en política exterior.

Habrá que ver cómo evoluciona un escenario como el descrito. Por ahora, los brasileños manifestarán sus preferencias mañana mientras los candidatos aún luchan por captar los votos de los indecisos.




sábado, 2 de octubre de 2010

¿Cómo definir lo de Ecuador?

Difícilmente era imaginable que a poco más de un año trascurrido de la violencia política y social vivida en Honduras, pensáramos que el pasado 30 de septiembre, Ecuador viviría en carne propia un fenómeno de insospechadas conscuencias políticas, sociales, regionales e internacionales.

En la ocasión, Ecuador experimentó la sublevación de parte de la Polícia Nacional y de parte de efectivos de sus FFAA en contra de una medida tomada por el Presidente ecuatoriano Rafael Correa, donde anunciaba un recorte salarial para estos departamentos y así, "homologar los salarios de los servidores públicos". Claramente esta medida fue rechazada por un sector de las fuerzas de orden, desatando un verdadero caos en aquél día. Según los últimos reportes, el saldo total de victimas fatales queda en ocho personas mientras que la cifra de heridos se sitúa en 278.

Lo primero que deberíamos tener en cuenta, es definir este complejo fenómeno en Ecuador. Debido a la exaltación política y a la violencia que generó este hecho, en los principales medios de comunicación no pocos se aventuraron en definirlo como un "Golpe de Estado". Pues bien, lo que plantearemos aquí es definir básicamente lo sucedido en Ecuador y para ello realizaremos una comparación con el Golpe de Estado sufrido en Honduras para sostener que lo vivido en Quito -si bien fue lamentable- en rigor, no obedece a las características formales de un Golpe de Estado. Posteriormente, haremos una breve revisión de las consecuencias políticas e internacionales de este hecho en particular. Finalmente, se plantearán algunas apreciaciones sobre las dudas que en términos regionales han despertado este fenómeno y si estamos actuando bien tanto institucional como conjuntamente para revertir estos lamentables fenómenos políticos.

Si bien el término de Golpe de Estado o "Coup d'etat", se derivó durante el siglo XVIII en Francia para hacer referencia a las medidas violentas y repentinas de la era monárquica, la definición de este concepto para los siglos venideros ha resultado bastante más complejo para las variadas corrientes de pensamiento al interior de la Ciencia Política. Gracias a la contínua difusión de textos e información aún más amplia que se ha profundizado en los últimos años gracias a medios como internet, podríamos pensar que la adaptación de estos conceptos han sido mejor recibidos por la opinión pública, facilitando así la identificación de estos hechos. Esto no necesariamente ha sido así. Debido a que en el caso del internet, prácticamente no hay barreras que limiten la expresión, hay una enorme terminología de lo que es o podría ser un Golpe de Estado. Es evidente entonces que esto ha generado una confusión bastante amplia dentro de la opinión pública y especialmente en disciplinas como la Ciencia Política, definir este complejo concepto resulta fundamental. Dado que el cientista político debe identificar, discriminar y analizar los fenómenos políticos, nos centraremos en determinar que a nuestro juicio la definición más ad hoc para el Golpe de Estado, es la esbozada por Julio Casares para el Diccionario Ideológico de la lengua española, quien dio una definición muy sencilla y acotada de lo que en rigor debería ser un Golpe de Estado. Pues bien, al respecto el autor define al Golpe de Estado básicamente como "una medida grave y violenta que toma uno de los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otro". En otras palabras, el Golpe de Estado apunta a la destitución violenta de uno de los poderes del Estado, cuando es ejecutado o planificado por otro, con la finalidad de tomarse atribuciones que anteriormente no le eran propias.

Lo ocurrido en Ecuador difícilmente encaje en una definición como la anterior. La violencia vivida en ese país -si bien a todas luces fue preocupante- obedecía a una sublevación interna como producto del malestar generado en los sectores más radicalizados de las fuerzas de la policía y/o militares más que a la voluntad explícita de ostentar el poder político. La violencia tampoco nació desde otros poderes del Estado, ya que ni el Congreso ni el Poder Judicial avaló esta medida de los rebeldes. Lo cierto es que por ahora, el conflicto por muy difuso que se vea -y se siga viendo en los próximas días- no podemos tildarlo como Golpe de Estado.

Siguiendo la misma definición que esbozamos anteriormente, podemos ver que en el caso hondureño sí ocurrió un Golpe de Estado, ya que como podemos recordar, el ex Presidente Manuel Zelaya fue destituido manu militari de sus atribuciones constitucionales luego de que éste anunciara su intención de instalar la "cuarta urna" para optar a un referéndun revocatorio donde se optara por la reelección presidencial. En ese entonces, el Congreso y el Poder Judicial -al manifestar su negativa ante esa iniciativa- dedicieron activar a las Fuerzas Armadas para que hicieran respetar la Constitución. En conclusión, lo sucedido en Honduras sí fue un Golpe de Estado, ya que efectivamente los poderes del Estado entraron en una disputa que terminó por sacar a Zelaya del poder, haciendo que Roberto Micheletti -hasta entonces, el Presidente del Congreso- asumiera la presidencia interina hasta que Porfirio Lobo fuese electo en los comicios del pasado mes de enero.

Ahora bien, en cuanto a las consecuencias políticas, regionales e internacionales que ha desatado este fenómeno, podemos mencionar lo siguiente. En las reuniones de emergencia convocadas por la Organización de Estados Americanos, se apreció el sentir general de nuestra región en términos de respetar la institucionalidad y rechazar estas prácticas contra el orden interno. Sin embargo, tenemos deudas pendientes y que no han sido parte real del debate regional. La calidad de la democracia dentro de nuestros países se ve afectada frente a la dicotomía con la soberanía del Estado. Al parecer, en las últimas reuniones que fueron objeto de la UNASUR y la OEA, pareció ser más importante abordar otros temas, como el armamentismo regional y la cooperación energética, dejando absolutamente de lado conflictos aún más latentes como velar por la defensa de la institucionalidad y la calidad de la democracia en nuestros países. Resulta llamativo especialmente después de haber vivido fenómenos como la violencia política en Bolivia o el Golpe de Estado en Honduras. Con todo, esto no fue suficiente para ser prioridad en materia regional. Con lo vivido ahora en Ecuador, sería interesante preguntarnos si estamos haciendo bien las cosas dentro de nuestra región. ¿Cuáles son nuestras reales prioridades? ¿Qué estamos haciendo mal como región? ¿Los tópicos en las reuniones de la OEA y la UNASUR realmente satisfacen nuestras prioridades regionales?

"El jueves negro" -como quedará recordado desde ahora aquella fatídica jornada del 30 de septiembre en Ecuador- nos debiera hacer un llamado a repensar nuestras prioridades regionales. No tendrá el mismo efecto político hacer una reunión de emergencia en la OEA para rechazar prácticas como las que se vivieron ese día a una reunión para velar por las calidades de nuestras democracias y a fomentar una verdadera defensa de los principios que amparamos como región. Cuando en foros internacionales se hablaba de que los mecanismos de alerta temprana para prevenir hechos de violencia política son absolutamente inoperantes, precisamente se apuntaba a estos factores; de modo que no estamos haciendo caso de hechos que lastimosamente parecen ser cada vez más "normales" en Latinoamérica. Esperemos que en las próximas semanas -pese a la violencia vivida en Ecuador- pueda persistir en nuestra región un debate real sobre los aciertos y errores que estamos cometiendo.


sábado, 11 de septiembre de 2010

La influencia de Al Shabaab y el jihadismo en Somalía

El atentado suicida por un coche bomba que fue perpetrado hace dos días en el aeropuerto de Mogadiscio -la capital somalí- fue suficiente para volver a poner en evidencia la pobre preparación y la casi nula capacidad de las fuerzas somalíes para restaurar el orden interno del país. No puede ser de otra forma, ya que para todos los efectos prácticos, Somalía es un estado fallido. Según datos entregados por el conocido informe "The Failed State Index" que elabora anualmente la revista Foreign Policy, Somalía es el Estado más ingobernable del mundo, incluso más que otros de sus vecinos de la región de Africa como es el caso de Sudán, en donde este último -aún siendo conocido por tener dentro de sus fronteras la peor crisis humanitaria del mundo debido a la guerra en Darfur- en la mencionada lista, es el tercer país más ingobernable del mundo. Otros casos conocidos, como los de República Democrática del Congo que se dieron a conocer por las atrocidades cometidas a su población por la "Fiebre del Coltán" -el coltán es un mineral altamente apetecido para la elaboración de equipos electrónicos, especialmente en la telefonía celular, computación y por supuesto en la industria militar- hicieron que en definitiva se diera una guerra interna donde se cometieron violaciones y asesinatos de escalas difíciles de imaginar y que aún así; con todo este país se sitúa en el lugar cinco de la lista.

Por lo tanto ¿qué habría en Somalía para hacerlo merecedor de este triste primer lugar? La respuesta es bastante simple, ya que gran parte de ésta se explica por el terrorismo jihadista que se ha instalado con especial fuerza después de los atentados del 11-S. En menor grado, hay otros factores, como por ejemplo mencionar que para la comunidad internacional, Somalía es el principal país causante de la piratería en el Golfo de Adén donde se realizan secuestros a buques internacionales que transitan estas aguas de la región costera de Somalía. También se explica, porque Somalía -al igual que muchos otros países africanos- es objeto de un conflicto étnico al interior de sus fronteras que se produjo tras el derrocamiento en 1991 del régimen de Siad Barre. Desde entonces, el país se ha divido en "clanes" o subgrupos nacionales que luchan por áreas de influencia. Por supuesto, no podemos olvidar el factor económico, ya que Somalía posee una de las peores tasas a nivel mundial, con una economía que ni siquiera podría considerarse como de subsistencia. En suma, ha dejado una hambruna de escalas bíblicas, con tasas impensables de mortalidad infantil, entre otras cosas. Como podemos ver, el conflicto dentro de Somalía es increíblemente complejo, con muchas aristas cada vez más interconectadas.

Ahora bien, como se mencionó anteriormente; el principal causante de la actual inseguridad en Somalía ha sido el terrorismo. El grupo terrorista más temido e influyente que opera dentro de Somalía es Al Shabaab, que ha reconocido en ocasiones ser un nexo directo del grupo terrorista Al Qaeda para la región de Africa del Este. Los fines de Al Shabaab se pueden reducir en principalmente dos. Primero, derrocar al Gobierno Federal de Transición (GFT) liderado por el régimen islamista moderado de Sharif Sheikh Ahmed, quien es reconocido por la comunidad internacional y la Misión de la Unión Africana para Somalía (AMISOM) que fue desplegada por el bloque africano en marzo del 2007 para intentar controlar las oleadas de violencia en el país. El segundo objetivo de Al Shabaab es que una vez derrocado el GFT, se pueda instalar un Estado integrista donde impere la ley islámica, ley que -para sus intereses- debe ser regada en toda Africa del Este.

En el marco de esos objetivos, las fuerzas de la AMISOM son victimas de constantes asediadas y ataques con coches bomba, lo que se ha traducido en que buena parte de los países de la Unión Africana cuenten con una menor voluntad política para seguir enviando efectivos a la zona. Actualmente, básicamente Uganda y Burundi son los dos países que han demostrado tener la "mayor" voluntad para tratar de controlar esta situación, pero otros como Nigeria, Ghana o Sierra Leona han tratado de frenar una ayuda tan entusiasta, porque están absolutamente conscientes de que controlar a Al Shabaab y al conjunto de problemas que azotan Somalía, no es una tarea fácil. Por otro lado, tenemos a la comunidad internacional que ha decidido estar al margen -o al menos a no tener un protagonismo mayor para controlar esta situación- basándose en el "respeto" a una misión de paz desplegada bajo el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas.

Lo cierto es que para ningún efecto práctico resultaría imaginable que un conjunto de países -que dentro de su continente aún no han podido erradicar la pobreza extrema- serían capaces de controlar una oleada de ataques terroristas. Para ello resulta fundamental que países con un mayor presupuesto, con un mayor apoyo logístico, pero por sobre todo con una mayor voluntad política apoyen a Somalía para combatir a Al Shabaab que cada día tiene mayor influencia en Somalía. Mal pueden llegar a pensar los países occidentales que dejar que "Africa resuelva los problemas de los africanos" es la solución. Muy por el contrario, en días donde cada vez nos queda más claro que el terrorismo es un fenómeno multidimensional de alcances globales, de igual forma su combate debe ser multidimensional. Para el particular caso de Somalía el tema es más complejo de lo que parece y con justa razón, ya que hemos esbozado que en este país africano, su ingobernabilidad pasa por muchas aristas. Aún derrotando militarmente a Al Shabaab, no se podrían contener otros conflictos al interior del país, como los de carácter étnico o la seguridad en el cuerno de Africa donde está ubicado el Golfo de Adén. Por tanto, es importante dejar claro que la respuesta a este problema no es sólo militar; debe ser también económica, política, social y cultural.

Para ello, es importante que la comunidad internacional, así como los organismos de seguridad regionales, estén plenamente conscientes de que si no se contiene esta amenaza multidimensional a tiempo, se expandirá un conflicto de consecuencias absolutamente insospechadas.

jueves, 5 de agosto de 2010

La retirada militar estadounidense en Irak ¿El inicio del fin?

Ya es oficial. La retirada de las tropas estadounidenses en Irak tiene su fecha límite. A partir del 31 de agosto finalizan las operaciones de combate, donde se pretenden dejar a cerca de 50.000 soldados para iniciar las labores de entrenamiento e instrucción del ejército iraquí. Ese proceso debe completarse, para que así a finales del 2011, pueda retirarse la totalidad de las tropas estadounidenses del país árabe. Con esto, Obama cumple una de sus principales promesas de campaña, pero al mismo tiempo, la retirada de las tropas estadounidenses despierta algunas interrogantes que repercutirán en el proceso de pacificación del país, ya que el dilema de la seguridad en Irak no es un tema solamente militar, también lo es social, religioso, étnico y político. Acá abordaremos algunas implicancias que podría traer un eventual retiro de las tropas estadounidenses sin velar compromisos en conjunto con la comunidad internacional y las provisorias autoridades iraquíes.

Como mencionamos anteriormente, a fines de este mes se deberían finalizar las operaciones de combate por parte del personal militar estadounidense. Sin embargo, los patrullajes y las operaciones de combate en Bagdad, se habían disminuído gradualmente -casi hasta un punto "cero"- ya para agosto del 2009. En esa fecha, Irak vivió uno de los atentados más terribles desde la guerra, donde murieron más de 95 personas y fueron heridas más de quinientas. Por lo tanto, las labores de patrullaje y las operaciones de combate, ya habían sido atenuadas bastante antes desde la fecha anunciada por el mandatario estadounidense. El año pasado, el repliegue y posterior abandono de las operaciones de combate, se explicaban básicamente porque Estados Unidos no podía seguir enfrentando por sí solo una guerra donde incluso los británicos -sus aliados más cercanos- se habían retirado en el mes de junio desde el puerto de Basora. Pese a estos elementos, actualmente el anuncio del retiro no deja de ser importante, porque Obama y su círculo más cercano bien sabía que en el frente interno la opinión pública comenzaba a repudiar de forma creciente la guerra en Irak.

Ahora bien, como ya lo habíamos explicado en una columna anterior, Irak es un país fuertemente dividido en aspectos étnicos, políticos y religiosos. Sólo para recordar brevemente, Irak -desde Norte a Sur- se encuentra habitado por las etnias kurdas, sunnitas y chiitas, donde esta última constituye la mayoría del país. Sin embargo, el poder político durante siglos ha sido históricamente ejercido por los sunnitas -que pese a ser la minoría étnica de Irak- constituye la gran mayoría en el mundo árabe. Dejemos claro que el último gobierno sunnita fue precisamente el de Saddam Hussein, que según varios medios de prensa se caracterizó por ser fuertemente represivo con las etnias chiitas y kurdas.

Después de la invasión estadounidense en marzo del 2003 -lo que conllevó a que Hussein fuera derrocado y ejecutado- fue investido en Irak un gobierno chiita con Nuri Al-Maliki ocupando el cargo de Primer Ministro. Esto despierta una oportunidad histórica para la etnia chiita de ocupar el poder en Irak, ya que como explicábamos los sunnitas han sido los ejecutores del poder político.

En base a esto último, si revisamos las declaraciones vertidas recientemente por el Consejo de Seguridad de la ONU, el día de ayer (04 de agosto) se hacía un llamado a una pronta formación de un nuevo gobierno iraquí que respondiera a las necesidades actuales del país. Ante esto, el Primer Ministro Nuri Al-Maliki así como el ex Primer Ministro, Ayad Allawi -este último, líder del partido Al Araqiya- reclaman el derecho a formar un gobierno conforme a los resultados de las últimas elecciones, donde los partidos con una fuerte presencia chiita son el componente principal. Evidentemente la propuesta es legítima, sin embargo, se descuida el hecho que en un país que aún atraviesa un proceso de pacificación, sería un error cabal mantener un gobierno en base al aspecto étnico predominante. Como nos muestran las experiencias históricas, para el puntual caso de Irak -debido a sus múltiples aristas- la solución debería apuntar a la formación de un gobierno de reconciliación nacional donde por el momento, se encuentren representadas las tres etnias del país; algo similar a la Presidencia tripartita que se vio en su momento para solucionar el conflicto en Bosnia.

Al-Maliki, así como el ex Primer Ministro, mal podrían llegar a pensar que representar al gobierno en base a las últimas elecciones será la solución más sostenible en el tiempo. Tomar esa decisión sólo exacerbará los conflictos étnicos en el país que podrían incluso, desencadenar en una desintegración territorial.

Como podemos ver, el conflicto en Irak está lejos de terminar con la mera retirada de las tropas estadounidenses. Si bien marcará un precedente en el proceso de pacificación del país, Irak no podrá encontrar una solución sostenible si es que no encuentra coordinación con organismos internacionales que velen por una adecuada representación política y multiétnica del país. En ese sentido, propuestas como la del actual Primer Ministro iraquí, apuntan a una mala salida, que de concretarse, encontrarán un negativo proceso de insospechadas consecuencias étnicas, políticas y sociales en el país árabe.

La clave está en que por ahora -independiente de la retirada de las tropas estadounidenses- exista un proceso de diálogo que abogue por una solución pacífica y sostenible en el tiempo que apunte -en primera instancia- por una representación tripartita mientras se sigue avanzando en negociaciones que conduzcan a Irak en un proceso de paz. Tomar una decisión apresurada -ignorando las bases de la naturaleza del conflicto- sólo llevarán a Irak al camino de la desintegración étnica, política y territorial.