El próximo 6 y 7 de mayo se desarrollará en Ecuador una nueva cumbre del Consejo de Defensa Suramericano -institución por excelencia de la UNASUR que está encargado de elaborar políticas de defensa conjuntas que permitan fomentar la integración, las medidas de confianza mutua y la cooperación hemisférica en la región sudamericana-
La cumbre que experimentará el bloque subregional durante la próxima semana, no deja de ser llamativo por varios elementos. Primero, porque se buscarán fórmulas para generar una política de defensa basada en la integración y confianza. En rigor, dejar bajo el alero de la UNASUR una politica de defensa eficaz que permita marginar las hipótesis de amenaza que algunos países han manifestado a propósito de las adquisiciones militares que países como Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han decidido llevar adelante.
Segundo, porque en esta particular cumbre se pretenden reunir en forma privada los Ministros de Defensa de Chile y Perú -Jaime Ravinet y Rafael Rey, respectivamente- para retomar medidas de integración bilateral como el mecanismo de cooperación "2+2", el cual se decidió no seguir aplicando durante la administración de Michelle Bachelet después de la revisión y posterior demanda peruana por los límites marítimos. Por lo tanto, después de cuatro años sin este mecanismo de cooperación -donde se reunían los Cancilleres y Ministros de Defensa de ambos países- se despierta una esperanza en Lima de que puedan retomarse las conversaciones.
Tercero, porque Torre Tagle -la sede de la Cancillería peruana- ha decidido una vez más levantar una cruzada contra el armamentismo regional basando sus dardos tácitamente en la renovación de equipos militares chilenos. Recordemos que hace unos días, el Canciller peruano José Antonio García Belaúnde, había manifestado que "Chile incita a una carrera armamentista". Por lo tanto, junto con fundar esta acusación, la Cancillería peruana buscará que su propuesta del "Protocolo para la Paz Seguridad y Cooperación" vuelva a instalarse en la agenda del bloque subregional. En una columna anterior, ya había planteado algunos argumentos del por qué esta iniciativa no podría tocar puerto. Básicamente, porque lo que propone Perú es limitar la compra de nuevos equipos militares en un 15% junto con limitar el 3% del gasto corriente -gasto que se utiliza para la mantención de las Fuerzas Armadas, para la implementación de upgrades en los sistemas de armas, etc.-
Lo que propone Perú no tiene un trasfondo que se asemeje con las necesidades de defensa en la región. Como ya se ha mencionado; Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han llevado adelante proyectos de renovación de equipos que van en concordancia con las necesidades geopolíticas regionales. Incluso países como Bolivia -que acostumbraban a renovar rara vez sus pertrechos militares- han decidido solicitar un crédito inicial a Rusia por 100 millones de dólares que le permitan adquirir un avión presidencial Antonov y su correspondiente equipamiento militar y logístico. Por lo tanto, en esta cumbre el gobierno de Evo Morales buscará explicar ante el conjunto de países que sus compras -como bien lo mencionó su ex Ministro de Defensa, Walker San Miguel- "no son para hacerle la guerra a nadie y menos para amenazar a cualquier país". Una declaración que también Chile ha hecho en su momento, pero que por lo visto, no ha dejado satisfecha a la clase política peruana.
Por otra parte, tampoco debemos olvidar que Ecuador -y la reciente visita que hace poco sostuvo su Ministro de Defensa, Javier Ponce con su par chileno para tratar temas bilaterales- comparte la tesis chilena de que no nos encontramos en una carrera armamentista. En su lugar, el ministro ecuatoriano sí considera interesante que en la próxima cumbre de Guayaquil se traten temas de homologación de gastos militares, como es el emblemático caso entre Chile y Argentina que desde 1998 buscaban estandarizar su gasto en función de una metodología comparada de gastos militares propuesta ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Esta iniciativa, respaldó aún más las medidas de integración en el campo de la defensa que anteriormente ya se fomentaban entre nuestros países desde 1997 con la realización de ejercicios militares conjuntos. Es más, la iniciativa en 2005 para la creación del ejército chileno-argentino "Cruz del Sur" vino a estampar con broche de oro este tipo de instancias. Por lo tanto, Chile y Argentina tienen una importante lección que entregar al resto de la región y probablemente será interesante ver si pueden plasmarse ideas similares al respecto.
La homologación del gasto militar versus su limitación -en este último caso, siguiendo la lógica de Torre Tagle- parece ser el tema de fondo en las discusiones del Consejo de Defensa Suramericano. Si es que la propuesta de la Cancillería peruana logra tener una acogida en el seno de países, pronto se sabrá; pero por lo que podemos ver, la tendencia general en la geopolítica regional parece apuntar a la renovación de equipos. Una práctica que no es nueva y que probablemente tampoco termine en el corto o mediano plazo.
La cumbre que experimentará el bloque subregional durante la próxima semana, no deja de ser llamativo por varios elementos. Primero, porque se buscarán fórmulas para generar una política de defensa basada en la integración y confianza. En rigor, dejar bajo el alero de la UNASUR una politica de defensa eficaz que permita marginar las hipótesis de amenaza que algunos países han manifestado a propósito de las adquisiciones militares que países como Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han decidido llevar adelante.
Segundo, porque en esta particular cumbre se pretenden reunir en forma privada los Ministros de Defensa de Chile y Perú -Jaime Ravinet y Rafael Rey, respectivamente- para retomar medidas de integración bilateral como el mecanismo de cooperación "2+2", el cual se decidió no seguir aplicando durante la administración de Michelle Bachelet después de la revisión y posterior demanda peruana por los límites marítimos. Por lo tanto, después de cuatro años sin este mecanismo de cooperación -donde se reunían los Cancilleres y Ministros de Defensa de ambos países- se despierta una esperanza en Lima de que puedan retomarse las conversaciones.
Tercero, porque Torre Tagle -la sede de la Cancillería peruana- ha decidido una vez más levantar una cruzada contra el armamentismo regional basando sus dardos tácitamente en la renovación de equipos militares chilenos. Recordemos que hace unos días, el Canciller peruano José Antonio García Belaúnde, había manifestado que "Chile incita a una carrera armamentista". Por lo tanto, junto con fundar esta acusación, la Cancillería peruana buscará que su propuesta del "Protocolo para la Paz Seguridad y Cooperación" vuelva a instalarse en la agenda del bloque subregional. En una columna anterior, ya había planteado algunos argumentos del por qué esta iniciativa no podría tocar puerto. Básicamente, porque lo que propone Perú es limitar la compra de nuevos equipos militares en un 15% junto con limitar el 3% del gasto corriente -gasto que se utiliza para la mantención de las Fuerzas Armadas, para la implementación de upgrades en los sistemas de armas, etc.-
Lo que propone Perú no tiene un trasfondo que se asemeje con las necesidades de defensa en la región. Como ya se ha mencionado; Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han llevado adelante proyectos de renovación de equipos que van en concordancia con las necesidades geopolíticas regionales. Incluso países como Bolivia -que acostumbraban a renovar rara vez sus pertrechos militares- han decidido solicitar un crédito inicial a Rusia por 100 millones de dólares que le permitan adquirir un avión presidencial Antonov y su correspondiente equipamiento militar y logístico. Por lo tanto, en esta cumbre el gobierno de Evo Morales buscará explicar ante el conjunto de países que sus compras -como bien lo mencionó su ex Ministro de Defensa, Walker San Miguel- "no son para hacerle la guerra a nadie y menos para amenazar a cualquier país". Una declaración que también Chile ha hecho en su momento, pero que por lo visto, no ha dejado satisfecha a la clase política peruana.
Por otra parte, tampoco debemos olvidar que Ecuador -y la reciente visita que hace poco sostuvo su Ministro de Defensa, Javier Ponce con su par chileno para tratar temas bilaterales- comparte la tesis chilena de que no nos encontramos en una carrera armamentista. En su lugar, el ministro ecuatoriano sí considera interesante que en la próxima cumbre de Guayaquil se traten temas de homologación de gastos militares, como es el emblemático caso entre Chile y Argentina que desde 1998 buscaban estandarizar su gasto en función de una metodología comparada de gastos militares propuesta ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Esta iniciativa, respaldó aún más las medidas de integración en el campo de la defensa que anteriormente ya se fomentaban entre nuestros países desde 1997 con la realización de ejercicios militares conjuntos. Es más, la iniciativa en 2005 para la creación del ejército chileno-argentino "Cruz del Sur" vino a estampar con broche de oro este tipo de instancias. Por lo tanto, Chile y Argentina tienen una importante lección que entregar al resto de la región y probablemente será interesante ver si pueden plasmarse ideas similares al respecto.
La homologación del gasto militar versus su limitación -en este último caso, siguiendo la lógica de Torre Tagle- parece ser el tema de fondo en las discusiones del Consejo de Defensa Suramericano. Si es que la propuesta de la Cancillería peruana logra tener una acogida en el seno de países, pronto se sabrá; pero por lo que podemos ver, la tendencia general en la geopolítica regional parece apuntar a la renovación de equipos. Una práctica que no es nueva y que probablemente tampoco termine en el corto o mediano plazo.
Creo que el problema peruano pasa por el tema de la demanda marítima. La idea de ellos es mostrar a Chile como un país bélico. En su absurdo pensamiento, creen que eso podría influir en la decisión que tome la Haya. Sin embargo, es bastante tonto el levantar esta cortina de humo si en las acciones Chile es un país que no ha tenido ningún conflicto armado desde hace muchísimo tiempo.
ResponderEliminarHonestamente tampoco creo que haya algún cambio con respecto a la limitación de gasto armamentista ya que como bien mencionas, las necesidades de cada país son totalmente distintas.
Cuidese amigazo, como siempre una gran columna. Me gustaría ver esto en el mercurio algún dia.
Felicitaciones por tu articulo, lo publicaremos en nuestra edición del Domingo 09 de mayo.
ResponderEliminarSaludos
Ignacio García
Intelligence, Defense and Security
EDITOR
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