El día viernes 13 de noviembre -fecha bastante simbólica por cierto- las relaciones chileno-peruanas sufrieron un nuevo revés como producto de sus diferencias en el plano de la defensa. Una situación bastante curiosa que tuvo un efecto prácticamente dual, ya que mientras en Estados Unidos se emitió un comunicado donde el Pentágono autorizaba la venta de un sistema integrado de radares y misiles destinados a la defensa aérea por 665 millones de dólares -que tenía que ser finalmente ratificado en el Congreso estadounidense para cerrar el trato con nuestro país- sale un anuncio en medios peruanos donde supuestamente un suboficial de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) estaría involucrado en prestar información de inteligencia a entidades chilenas. Esto pone una vez más la relación bilateral en una situación bastante compleja en momentos donde próximamente la Ministra de Producción de Perú, Mercedes Aráoz se reuniría con la Presidenta Bachellet en La Moneda para explicar los alcances del llamado "Pacto de No Agresión" que propone el gobierno del mandatario peruano, Alan García.
El tema que ha sido de más envergadura, fue el de la acusación sobre el suboficial peruano que prestaba información favorable a Chile. Lo anterior, no ha sido mayormente comentado por las autoridades de nuestro país que se encuentran en estos momentos en la cumbre de APEC, ya que para éstas, la información que se ha manejado hasta ahora, sólo ha sido comentada a través de los medios de prensa y no se ha levantado queja alguna a través de los canales diplomáticos que corresponden. Aún así, ello fue suficiente para que desde Perú se cancelara la reunión en Singapur que tendría Alan García con Michelle Bachellet en el marco de la reunión de miembros de APEC, cancelar la visita de la ministra peruana que sostendría la visita comentada anteriormente con la mandataria y como era de esperarse, llamar a consultas al embajador peruano en Chile, Carlos Pareja.
Lo cierto es que con esto se está configurando de manera negativa la relación bilateral, mientras que se refuerza la imagen de Chile a nivel internacional.
Entrando de lleno a lo que es El Pacto de No Agresión propuesto por Torre Tagle, pese a las divergencias de la nomenclatura, la iniciativa que propone Perú, ha tenido a priori una buena recepción en países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia; mientras que Venezuela y Brasil no se ha pronunciado mayormente al respecto. Quisiera enfocarme en las próximas líneas en algunos de los alcances que podrá o podría tener este Pacto de No Agresión -ahora llamado "Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación"- que propone nuestro vecino del norte.
Los países que han apoyado la moción peruana son Estados que -a diferencia de Colombia- tienen el común denominador de no poseer los recursos necesarios para poder actualizar los sistemas de armas de sus respectivos ejércitos. Si Colombia apoya la propuesta peruana se debe fundamentalmente a que el país cafetero atraviesa una situación compleja con Venezuela que puede hacer escalar el conflicto entre ellos, especialmente después de la decisión del mandatario venezolano Hugo Chávez de movilizar sus tanques a la frontera con Colombia.
Ahora bien, centrándonos en el caso de Venezuela evidentemente este Estado hará oídos sordos a la propuesta peruana, ya que lo más probable es que Caracas no limitará su gasto militar antes de que Colombia desista en el acuerdo de cooperación militar que firmó con Estados Unidos. Mientras Bogotá no cumpla esa condición, el régimen de Hugo Chávez seguirá actuando en función de una lógica militarista.
El caso de Brasil es más moderado pero no por ello, menos importante. El gigante sudamericano siempre ha querido tener la hegemonía regional y por esa misma razón se mostró en contra del acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos. Los recursos naturales como petróleo, agua y gas que se encuentran abundantemente en el Amazonas, ha hecho que Brasil comprenda que debe destinar el financiamiento suficiente para potenciar su capacidad militar con la finalidad de defender estos recursos naturales ante un escenario de escasez global.
Por lo tanto, instalar un Pacto de No Agresión -que a su vez limita el gasto en defensa- bajo el alero de la UNASUR, implicará que al igual que todo acuerdo que se tome en este organismo, exista unanimidad entre los Estados. Desde ese punto de vista, no veo una viabilidad en el aspecto pragmático, ya que los intereses estatales se contraponen cuando se considera la limitación del gasto militar. Estados distintos, tienen distintas necesidades de la defensa.
En el campo jurídico, tampoco es viable pensar en la propuesta peruana por una razón bastante sencilla. Los alcances que tiene el Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación pasa por tres ejes. El primero por 'la prohibición de hacer uso de la fuerza y solucionar los conflictos entre los países de UNASUR a través del derecho internacional. El segundo, es la creación de una fuerza sudamericana de paz e integración para que de forma colectiva pueda cualquier país de UNASUR defenderse contra una agresión externa o una agresión intrarregional y el tercer punto es la reducción en los gastos militares: 3% en el gasto corriente, digamos en lo que normalmente se gasta en los presupuestos para mantener las Fuerzas Armadas y una reducción del 15% en las compras de nuevos equipos.
Los dos primeros puntos de la propuesta expuesta en el párrafo anterior, ya están plenamente contemplados en otros acuerdos multilaterales donde no solo Chile y Perú han sido países signatarios, sino que también todos los países de UNASUR. Firmar un acuerdo donde los Estados se comprometen a renunciar al uso de la fuerza como medio legítimo para solucionar sus diferencias y utilizar el derecho internacional como la vía legítima, está celebrado en el Artículo 1º de la Carta de Naciones Unidas, el Artículo 2º de la Carta de la OEA y el Artículo 1º del Pacto de Bogotá.
El tercer punto -que es la innovación del acuerdo- busca limitar tanto el gasto corriente en defensa, como por ejemplo, la implementación de upgrades para los sistemas de armas ya existentes, así como limitar la compra de nuevos equipos militares. Una visión un poco irrealista para mi juicio, sobre todo si consideramos el escenario geopolítico a nivel regional y global.
Finalmente, me llamó la atención la cobertura mediática que le han hecho al nuevo impasse diplomático. Si recordamos el último impasse, que tuvo relación con la portada del diario "La Razón" (donde se le tildaba a Michelle Bachelet como conchuda) el período te tensión terminó con la no aprobación del gobierno limeño a la portada del pasquín.
Acá el tema es más complejo, porque se llamó a consultas al embajador, se cancelaron dos visitas a nivel bilateral -una entre mandatarios por cuestiones protocolares y la otra para ver el alcance del Pacto propuesto por Lima-. Se encuentran los congresistas peruanos exigiendo respuestas a Chile de un hecho que no ha podido comprobar su veracidad, mientras Ollanta Humala -candidato a la Presidencia peruana para las elecciones del 2011- pide por un lado, replantear las relaciones con nuestro país, boicotear la compra de productos chilenos comercializados en Perú y dejar sin efecto el Tratado de Libre Comercio entre nuestros países.
Por lo tanto, abordar diplomáticamente el problema no es nada de fácil. Desde la demanda que puso Perú ante la Corte Internacional de Justicia por los límites marítimos, la relación se ha deteriorado notablemente. Para ello, nuestra Cancillería ha apostado por llevar "relaciones inteligentes" con nuestro vecino del norte, pero ¿las relaciones han sido realmente "inteligentes" hasta ahora? ¿Qué debería hacerse para impedir estos impasses en el futuro?. A mi juicio, las relaciones sí han sido inteligentes -al menos en su intención- ya que el flujo comercial no se ha visto mayormente afectado. Sin embargo, queda la sensación de que las relaciones están más mal que bien, porque la ciudadanía no es quien ve una normalización en el plano comercial, eso sólo lo saben los empresarios. La percepción ciudadana es que las cosas van de mal en peor. En cuanto a la segunda pregunta, poco y nada puede hacer Chile, porque siempre habrán impasses con Perú sea por lo que sea. Javier Valle-Riestra un conocido congresista peruano, ya lo ha dicho varias veces:"Chile es el enemigo natural del Perú" y en ese sentido siempre habrá motivo para un roce, sea éste de carácter diplomático o no.
En síntesis, no veo solución alguna para la homologación en defensa, porque mientras Perú pretende limitar la inversión en la compra y mantención de equipos militares, Chile quiere utilizar la estandarización para medir el gasto propuesto por la CEPAL, que exitosamente se usa en la actualidad con Argentina. Tampoco hay que descuidar que Chile y Perú utilizan métodos distintos a la hora de adquirir material bélico. Mientras Chile anuncia públicamente lo que desea adquirir -en función de lo propuesto en el Libro de la Defensa Nacional- Perú lo mantiene en reserva por "razones de seguridad". Por otro lado, la recepción de la propuesta peruana para limitar el gasto militar, es incierta en Brasil y Venezuela por lo motivos expuestos más arriba.
De todas formas, dentro de poco se instalará el tema en las próximas reuniones de UNASUR y será la mejor oportunidad para confirmar o refutar lo que he planteado en estas líneas. Veamos qué sucede en esta materia.
El tema que ha sido de más envergadura, fue el de la acusación sobre el suboficial peruano que prestaba información favorable a Chile. Lo anterior, no ha sido mayormente comentado por las autoridades de nuestro país que se encuentran en estos momentos en la cumbre de APEC, ya que para éstas, la información que se ha manejado hasta ahora, sólo ha sido comentada a través de los medios de prensa y no se ha levantado queja alguna a través de los canales diplomáticos que corresponden. Aún así, ello fue suficiente para que desde Perú se cancelara la reunión en Singapur que tendría Alan García con Michelle Bachellet en el marco de la reunión de miembros de APEC, cancelar la visita de la ministra peruana que sostendría la visita comentada anteriormente con la mandataria y como era de esperarse, llamar a consultas al embajador peruano en Chile, Carlos Pareja.
Lo cierto es que con esto se está configurando de manera negativa la relación bilateral, mientras que se refuerza la imagen de Chile a nivel internacional.
Entrando de lleno a lo que es El Pacto de No Agresión propuesto por Torre Tagle, pese a las divergencias de la nomenclatura, la iniciativa que propone Perú, ha tenido a priori una buena recepción en países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia; mientras que Venezuela y Brasil no se ha pronunciado mayormente al respecto. Quisiera enfocarme en las próximas líneas en algunos de los alcances que podrá o podría tener este Pacto de No Agresión -ahora llamado "Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación"- que propone nuestro vecino del norte.
Los países que han apoyado la moción peruana son Estados que -a diferencia de Colombia- tienen el común denominador de no poseer los recursos necesarios para poder actualizar los sistemas de armas de sus respectivos ejércitos. Si Colombia apoya la propuesta peruana se debe fundamentalmente a que el país cafetero atraviesa una situación compleja con Venezuela que puede hacer escalar el conflicto entre ellos, especialmente después de la decisión del mandatario venezolano Hugo Chávez de movilizar sus tanques a la frontera con Colombia.
Ahora bien, centrándonos en el caso de Venezuela evidentemente este Estado hará oídos sordos a la propuesta peruana, ya que lo más probable es que Caracas no limitará su gasto militar antes de que Colombia desista en el acuerdo de cooperación militar que firmó con Estados Unidos. Mientras Bogotá no cumpla esa condición, el régimen de Hugo Chávez seguirá actuando en función de una lógica militarista.
El caso de Brasil es más moderado pero no por ello, menos importante. El gigante sudamericano siempre ha querido tener la hegemonía regional y por esa misma razón se mostró en contra del acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos. Los recursos naturales como petróleo, agua y gas que se encuentran abundantemente en el Amazonas, ha hecho que Brasil comprenda que debe destinar el financiamiento suficiente para potenciar su capacidad militar con la finalidad de defender estos recursos naturales ante un escenario de escasez global.
Por lo tanto, instalar un Pacto de No Agresión -que a su vez limita el gasto en defensa- bajo el alero de la UNASUR, implicará que al igual que todo acuerdo que se tome en este organismo, exista unanimidad entre los Estados. Desde ese punto de vista, no veo una viabilidad en el aspecto pragmático, ya que los intereses estatales se contraponen cuando se considera la limitación del gasto militar. Estados distintos, tienen distintas necesidades de la defensa.
En el campo jurídico, tampoco es viable pensar en la propuesta peruana por una razón bastante sencilla. Los alcances que tiene el Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación pasa por tres ejes. El primero por 'la prohibición de hacer uso de la fuerza y solucionar los conflictos entre los países de UNASUR a través del derecho internacional. El segundo, es la creación de una fuerza sudamericana de paz e integración para que de forma colectiva pueda cualquier país de UNASUR defenderse contra una agresión externa o una agresión intrarregional y el tercer punto es la reducción en los gastos militares: 3% en el gasto corriente, digamos en lo que normalmente se gasta en los presupuestos para mantener las Fuerzas Armadas y una reducción del 15% en las compras de nuevos equipos.
Los dos primeros puntos de la propuesta expuesta en el párrafo anterior, ya están plenamente contemplados en otros acuerdos multilaterales donde no solo Chile y Perú han sido países signatarios, sino que también todos los países de UNASUR. Firmar un acuerdo donde los Estados se comprometen a renunciar al uso de la fuerza como medio legítimo para solucionar sus diferencias y utilizar el derecho internacional como la vía legítima, está celebrado en el Artículo 1º de la Carta de Naciones Unidas, el Artículo 2º de la Carta de la OEA y el Artículo 1º del Pacto de Bogotá.
El tercer punto -que es la innovación del acuerdo- busca limitar tanto el gasto corriente en defensa, como por ejemplo, la implementación de upgrades para los sistemas de armas ya existentes, así como limitar la compra de nuevos equipos militares. Una visión un poco irrealista para mi juicio, sobre todo si consideramos el escenario geopolítico a nivel regional y global.
Finalmente, me llamó la atención la cobertura mediática que le han hecho al nuevo impasse diplomático. Si recordamos el último impasse, que tuvo relación con la portada del diario "La Razón" (donde se le tildaba a Michelle Bachelet como conchuda) el período te tensión terminó con la no aprobación del gobierno limeño a la portada del pasquín.
Acá el tema es más complejo, porque se llamó a consultas al embajador, se cancelaron dos visitas a nivel bilateral -una entre mandatarios por cuestiones protocolares y la otra para ver el alcance del Pacto propuesto por Lima-. Se encuentran los congresistas peruanos exigiendo respuestas a Chile de un hecho que no ha podido comprobar su veracidad, mientras Ollanta Humala -candidato a la Presidencia peruana para las elecciones del 2011- pide por un lado, replantear las relaciones con nuestro país, boicotear la compra de productos chilenos comercializados en Perú y dejar sin efecto el Tratado de Libre Comercio entre nuestros países.
Por lo tanto, abordar diplomáticamente el problema no es nada de fácil. Desde la demanda que puso Perú ante la Corte Internacional de Justicia por los límites marítimos, la relación se ha deteriorado notablemente. Para ello, nuestra Cancillería ha apostado por llevar "relaciones inteligentes" con nuestro vecino del norte, pero ¿las relaciones han sido realmente "inteligentes" hasta ahora? ¿Qué debería hacerse para impedir estos impasses en el futuro?. A mi juicio, las relaciones sí han sido inteligentes -al menos en su intención- ya que el flujo comercial no se ha visto mayormente afectado. Sin embargo, queda la sensación de que las relaciones están más mal que bien, porque la ciudadanía no es quien ve una normalización en el plano comercial, eso sólo lo saben los empresarios. La percepción ciudadana es que las cosas van de mal en peor. En cuanto a la segunda pregunta, poco y nada puede hacer Chile, porque siempre habrán impasses con Perú sea por lo que sea. Javier Valle-Riestra un conocido congresista peruano, ya lo ha dicho varias veces:"Chile es el enemigo natural del Perú" y en ese sentido siempre habrá motivo para un roce, sea éste de carácter diplomático o no.
En síntesis, no veo solución alguna para la homologación en defensa, porque mientras Perú pretende limitar la inversión en la compra y mantención de equipos militares, Chile quiere utilizar la estandarización para medir el gasto propuesto por la CEPAL, que exitosamente se usa en la actualidad con Argentina. Tampoco hay que descuidar que Chile y Perú utilizan métodos distintos a la hora de adquirir material bélico. Mientras Chile anuncia públicamente lo que desea adquirir -en función de lo propuesto en el Libro de la Defensa Nacional- Perú lo mantiene en reserva por "razones de seguridad". Por otro lado, la recepción de la propuesta peruana para limitar el gasto militar, es incierta en Brasil y Venezuela por lo motivos expuestos más arriba.
De todas formas, dentro de poco se instalará el tema en las próximas reuniones de UNASUR y será la mejor oportunidad para confirmar o refutar lo que he planteado en estas líneas. Veamos qué sucede en esta materia.
Estimado, realmente NOTABLE tu análisis de la situación Cholo-Chilena. Yo lo unico que siento es la extinción de las pobres palomas a manos del hambre de los cholos jajajajaja.
ResponderEliminarHablando en serio, la verdad es que es irrealista la pseudo limitación del gasto bélico. Creo que la cosa por aca pasa por el hecho de hacernos quedar mal como imagen internacional. La verdad creo que lo del famoso espia no es mas que un tongo que el mismo gobierno ha orquestado. Es re fácil escoger a un weon X y encacharle pruebas.
Así que mientras estos cholos no decidan dejarse de webiar, simplemente no podremos bajar el gasto bélico. Prefiero que se enojen pero que a la vez tiemblen con el sonido de nuestros tanques y el sonido de nuestros cohetes Stinger por el orto de un piloto peruano en su caga de mig sin mantenimiento y obsoleta. jejejeje.
Cuidese compadre, genial análisis del panorama como siempre.
Estoy de acuerdo en muchos aspectos... la solucion pacifica entre los Estados y la defensa frente a potencias extranjeras, los contempla el TIAR y esta dentro del pacto de constitucion de UNASUR. Hacer otro tratado seria repetir mas de lo mismo y no llegar a nada, ya que si existieran verdaderas intenciones se ratificaria la reforma al TIAR.
ResponderEliminarHomologar los gastos en Defensa como tu dices es improbable e irreal, ya que por diferencias geograficas y coyunturales los gastos en defensa de los Estados son distintos y van a variar de acuerdo a la mayor extension geografica (Argentina, Chile, Brasil) y a las situaciones puntuales que existan (Colombia,Venezuela (hipotesis de conflicto con EEUU)). En este sentido los más comodos a realizar un pacto de ese tipo serian Perú, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Que dentro de estos paises, Bolivia y Paraguay tendrian algunos problemas de insubordinación de efectivos militares por conflictos politicos con el Ejecutivo, por lo cual, no se piensa en este momento en temas como el gasto militar, ya que las prioridades son otras.
Y nos estaria quedando Peru y Uruguay... Uruguay actualmente posee un conflicto latente con Argentina, por las papeleras limitrofes, que si bien no tiene alcances para que llegue a un conflicto armado, es un conflicto permanente de nivel 1 (Barometro de Heidelberg).
Y finalmente nos estaria quedando sólo Perú que estaria en una condición comoda para proponer este pacto, aunque dentro de Perú Sendero Luminoso aun existe, ya no es como en los 90, como para ser un conflicto al que hay que asignar recursos en demasia.
Perú aprovecha este momento para proponer este Pacto que en el fondo no sólo tiene alcances políticos sino el de construir una imagen de país pacífico y ajeno a conflictos pero ¿Para qué?, ya eso sería para otro tema en donde podemos barajar varias hipotesis.
Gracias por tu comentario Miguel. Como bien dices hay otros Estados que pese a tener conflictos de menor intensidad -como los casos de Uruguay, Bolivia y Paraguay que mencionabas- siguen reforzando la premisa que la región está pasando por un proceso en donde se hace inviable pensar en una homologación en acuerdos de defensa. El punto que expones sobre el caso del TIAR me parece interesante, sólo que para la moción peruana que apunta a la creación de una fuerza regional para hacer frente a amenazas externas se pretende hacer bajo el alero de UNASUR, por tanto, no estaría fundamentándose en la misma lógica del TIAR, ya que éste último contempla a EEUU como uno de sus Estados miembro.
ResponderEliminarConsiderando además que Venezuela -quien también es signatario del TIAR- en función de su retórica antiestadounidense, hace totalmente impensable firmar un acuerdo de cooperación de carácter militar con EEUU, lo mismo en el caso de Ecuador y Bolivia. De manera que para este caso puntual, sería como si en la propuesta peruana hablaramos de "un TIAR, sin EEUU". Al igual como lo propones al final, también soy de los que creen cuál es la razón de fondo para que Perú muestre esta imagen pacifista, cuando todos saben que Perú durante el siglo XX cayó en una serie de conflictos con Colombia, Ecuador y un cuasi-conflicto con nuestro país en la década de los 70. En fin, será interesante ver cómo evoluciona el tema.
Saludos.