En las próximas horas, Honduras vivirá una de las jornadas más polémicas de su historia republicana. Se celebrarán los comicios presidenciales para designar a su futuro mandatario que vendrá siendo puesto en ejercicio con un gobierno de facto como predecesor, lo cual, ha sido criticado por gran parte de la comunidad internacional ya que vino a reemplazar a través de un golpe de Estado a su antiguo mandatario José Manuel Zelaya, quien -como recordaremos- el 28 de junio fue sacado a través de la fuerza por un comando militar quien lo dejó en Costa Rica tras su iniciativa de realizar un referendo para instalar una cuarta urna para buscar la reelección presidencial.
La dinámica que ha suscitado en este conflicto, ha estado lejos de terminar aún faltando un día para la celebración de las elecciones. Es algo que precisamente se venía comentando en columnas anteriores donde se mencionó que los alcances que podría tener el Acuerdo de San José -propuesto por el mandatario de Costa Rica, Oscar Arias- así como el pacto Tegucigalpa-San José que fue propuesto con una participación activa del gobierno estadounidense y organismos regionales como la OEA, no dieron los frutos que se esperaban, ya que era de esperarse que las partes en conflicto no encontrarían un punto común para consensuar una restitución del derrocado mandatario.
El conflicto hace semanas ya había seguido en alza cuando el 21 de septiembre Manuel Zelaya volvió por sorpresa a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde desde allí llamaba a oponerse ante el gobierno de facto y su llamado a celebrar las elecciones del 29 de noviembre que -para la lógica de sus seguidores- estarían "viciadas" y con una falta de legitimidad evidente al no presentarse los mínimos estándares de competitividad y libre concurrencia a las urnas.
Por lo tanto, el llamado al boicot será una constante para mañana domingo y donde no sabemos realmente qué acciones tomará el gobierno de facto para controlar las actividades que probablemente realizará el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, un grupo zelayista que exige la restitución inmediata de "Mel" -como le dicen de cariño sus seguidores-
Por otro lado, a nivel internacional la opinión pública se encuentra dividida, porque lo que a un principio se mostró como una actitud uniforme para repudiar la destitución de Zelaya, en estos momentos hay una cantidad de países que está dispuesto a aprobar el llamado a elecciones -y en consecuencia, lo que resulte de ellas- mientras otros ya han manifestado no reconocer el resultado electoral. Esta división se ha evidenciado más notablemente con lo que se pueda alcanzar en la Cumbre Iberoamericana que reunirá a los 22 países de América Latina y Europa -con lengua hispana y portuguesa en el caso del "viejo continente"- que se realizará en Portugal entre el próximo 30 de noviembre y 1 de diciembre. Un mismo portavoz de la Secretaría General Iberoamericana fue el que ha reconocido este fenómeno de división. De manera que a nivel internacional hay un ambiente de ambiguedad tremendo, porque esto no hará más que acrecentar el aspecto de legitimidad con el que quedará el futuro Presidente hondureño.
En el frente interno todo ya está en marcha para recibir a los electores para la celebración de los comicios. En estos momentos hay cinco candidatos presidenciales -que dentro del espectro izquierda/derecha- son César Ham (Unificación Democrática), Bernard Martínez (Innovación y Unidad Socialdemócrata), Felícito Ávila (Democracia Cristiana), Elvin Santos (Partido Liberal) y finalmente Porfirio Lobo Sosa (Partido Nacional). De éstos, las últimas encuestas apuntan que los que pasarían a un escenario de ballotage serían los dos últimos, es decir, Elvin Santos y Porfirio Lobo Sosa. Hay diferencias en cuanto a las cifras, ya que el ambiente electoral que se percibe es de bastante efervescencia, pero claramente hay una tendencia a que el fenómeno observado parece indicar que la crisis política en Honduras ha favorecido al Partido Nacional quien según por la encuesta CID-Gallup, el candidato de este partido cuenta con posibilidades reales de llegar a la presidencia. Un fenómeno interesante si tomamos en cuenta que el oficialista Partido Liberal de todas formas no saldrá beneficiado en los comicios, pese a que Micheletti hizo los esfuerzos para erradicar cualquier vínculo real o potencial hacia la izquierda latinoamericana que venía gestando Manuel Zelaya.
Por lo tanto, en el frente interno la "oposición nacionalista" -que es altamente cercana al sector de las Fuerzas Armadas- pareciera ser la más beneficiada con el quiebre constitucional que ha azotado al país centroamericano, ya que en este escenario su candidato se perfilaría como el próximo Presidente de la nación. Lobo Sosa es de la idea que tanto la imagen de Micheletti como la de Zelaya deben ser dejadas atrás y enfocarse sólo en el futuro de Honduras. Una opción respetable, pero ¿Qué sucederá con la situación de Honduras en el ámbito internacional? ¿Seguirá estando marginada de los organismos internacionales mientras no sea restituido Manuel Zelaya? ¿Zelaya seguirá desde la embajada brasileña llamando a la insurrección contra el nuevo mandatario hondureño? ¿Qué rol asumirá Micheletti cuando abandone el cargo? y sobre todo ¿Cómo se pronunciará la Cumbre Iberoamericana ante la crisis hondureña si hasta ahora la opinión de sus mandatarios se encuentra dividida?
En resumen, el pronóstico que observamos es exactamente el mismo que di en una columna anterior. La restitución de Manuel Zelaya es inviable; el estado de ingobernabilidad se mantendrá, las elecciones se realizarían de todas formas y Zelaya no podrá evitar que otro Presidente sea puesto en el cargo, porque evidentemente no podrá abandonar la sede diplomática brasileña si quiere asumir un rol opositor más activo. Hacerlo -y seguir en algún lugar de Honduras- sería ponerse a la merced de la justicia local. Lo que sí llama la atención, es que producto del Pacto Tegucigalpa-San José, los países en las últimas semanas tuvieron una leve, pero sostenida aprobación a la situación del país y por ende a la celebración de los comicios que se lleven a cabo.
De la forma en que se han suscitado los últimos acontecimientos, el estado de incertidumbre por el que atraviesa Honduras está lejos de terminar con la mera celebración de las elecciones. Lo que desde ahí se viva en los próximos meses, será clave para ver lo que le espera a la nación centroamericana, tanto interna como internacionalmente.
Por su parte, la Cumbre Iberoamericana -a partir de lo que mencionó su Secretaría General- no pareciera tener las ganas de pronunciarse mayormente respecto a la situación de Honduras porque en primer lugar, hay división en sus Estados miembro y segundo, hay una noción de respeto al proceso electoral que Honduras vivirá mañana, de manera que cualquier declaración a favor o en contra del proceso, no gozará de representatividad en sus miembros.
Finalmente, los preparativos que están haciendo tanto las fuerzas de seguridad hondureñas como los grupos pro-zelayistas están siendo repasados para las actividades de mañana domingo. Es de esperar que no se lamenten víctimas fatales durante las próximas horas, porque los hondureños bastante mal ya lo han pasado con toda la crisis política que sufren.
La dinámica que ha suscitado en este conflicto, ha estado lejos de terminar aún faltando un día para la celebración de las elecciones. Es algo que precisamente se venía comentando en columnas anteriores donde se mencionó que los alcances que podría tener el Acuerdo de San José -propuesto por el mandatario de Costa Rica, Oscar Arias- así como el pacto Tegucigalpa-San José que fue propuesto con una participación activa del gobierno estadounidense y organismos regionales como la OEA, no dieron los frutos que se esperaban, ya que era de esperarse que las partes en conflicto no encontrarían un punto común para consensuar una restitución del derrocado mandatario.
El conflicto hace semanas ya había seguido en alza cuando el 21 de septiembre Manuel Zelaya volvió por sorpresa a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde desde allí llamaba a oponerse ante el gobierno de facto y su llamado a celebrar las elecciones del 29 de noviembre que -para la lógica de sus seguidores- estarían "viciadas" y con una falta de legitimidad evidente al no presentarse los mínimos estándares de competitividad y libre concurrencia a las urnas.
Por lo tanto, el llamado al boicot será una constante para mañana domingo y donde no sabemos realmente qué acciones tomará el gobierno de facto para controlar las actividades que probablemente realizará el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, un grupo zelayista que exige la restitución inmediata de "Mel" -como le dicen de cariño sus seguidores-
Por otro lado, a nivel internacional la opinión pública se encuentra dividida, porque lo que a un principio se mostró como una actitud uniforme para repudiar la destitución de Zelaya, en estos momentos hay una cantidad de países que está dispuesto a aprobar el llamado a elecciones -y en consecuencia, lo que resulte de ellas- mientras otros ya han manifestado no reconocer el resultado electoral. Esta división se ha evidenciado más notablemente con lo que se pueda alcanzar en la Cumbre Iberoamericana que reunirá a los 22 países de América Latina y Europa -con lengua hispana y portuguesa en el caso del "viejo continente"- que se realizará en Portugal entre el próximo 30 de noviembre y 1 de diciembre. Un mismo portavoz de la Secretaría General Iberoamericana fue el que ha reconocido este fenómeno de división. De manera que a nivel internacional hay un ambiente de ambiguedad tremendo, porque esto no hará más que acrecentar el aspecto de legitimidad con el que quedará el futuro Presidente hondureño.
En el frente interno todo ya está en marcha para recibir a los electores para la celebración de los comicios. En estos momentos hay cinco candidatos presidenciales -que dentro del espectro izquierda/derecha- son César Ham (Unificación Democrática), Bernard Martínez (Innovación y Unidad Socialdemócrata), Felícito Ávila (Democracia Cristiana), Elvin Santos (Partido Liberal) y finalmente Porfirio Lobo Sosa (Partido Nacional). De éstos, las últimas encuestas apuntan que los que pasarían a un escenario de ballotage serían los dos últimos, es decir, Elvin Santos y Porfirio Lobo Sosa. Hay diferencias en cuanto a las cifras, ya que el ambiente electoral que se percibe es de bastante efervescencia, pero claramente hay una tendencia a que el fenómeno observado parece indicar que la crisis política en Honduras ha favorecido al Partido Nacional quien según por la encuesta CID-Gallup, el candidato de este partido cuenta con posibilidades reales de llegar a la presidencia. Un fenómeno interesante si tomamos en cuenta que el oficialista Partido Liberal de todas formas no saldrá beneficiado en los comicios, pese a que Micheletti hizo los esfuerzos para erradicar cualquier vínculo real o potencial hacia la izquierda latinoamericana que venía gestando Manuel Zelaya.
Por lo tanto, en el frente interno la "oposición nacionalista" -que es altamente cercana al sector de las Fuerzas Armadas- pareciera ser la más beneficiada con el quiebre constitucional que ha azotado al país centroamericano, ya que en este escenario su candidato se perfilaría como el próximo Presidente de la nación. Lobo Sosa es de la idea que tanto la imagen de Micheletti como la de Zelaya deben ser dejadas atrás y enfocarse sólo en el futuro de Honduras. Una opción respetable, pero ¿Qué sucederá con la situación de Honduras en el ámbito internacional? ¿Seguirá estando marginada de los organismos internacionales mientras no sea restituido Manuel Zelaya? ¿Zelaya seguirá desde la embajada brasileña llamando a la insurrección contra el nuevo mandatario hondureño? ¿Qué rol asumirá Micheletti cuando abandone el cargo? y sobre todo ¿Cómo se pronunciará la Cumbre Iberoamericana ante la crisis hondureña si hasta ahora la opinión de sus mandatarios se encuentra dividida?
En resumen, el pronóstico que observamos es exactamente el mismo que di en una columna anterior. La restitución de Manuel Zelaya es inviable; el estado de ingobernabilidad se mantendrá, las elecciones se realizarían de todas formas y Zelaya no podrá evitar que otro Presidente sea puesto en el cargo, porque evidentemente no podrá abandonar la sede diplomática brasileña si quiere asumir un rol opositor más activo. Hacerlo -y seguir en algún lugar de Honduras- sería ponerse a la merced de la justicia local. Lo que sí llama la atención, es que producto del Pacto Tegucigalpa-San José, los países en las últimas semanas tuvieron una leve, pero sostenida aprobación a la situación del país y por ende a la celebración de los comicios que se lleven a cabo.
De la forma en que se han suscitado los últimos acontecimientos, el estado de incertidumbre por el que atraviesa Honduras está lejos de terminar con la mera celebración de las elecciones. Lo que desde ahí se viva en los próximos meses, será clave para ver lo que le espera a la nación centroamericana, tanto interna como internacionalmente.
Por su parte, la Cumbre Iberoamericana -a partir de lo que mencionó su Secretaría General- no pareciera tener las ganas de pronunciarse mayormente respecto a la situación de Honduras porque en primer lugar, hay división en sus Estados miembro y segundo, hay una noción de respeto al proceso electoral que Honduras vivirá mañana, de manera que cualquier declaración a favor o en contra del proceso, no gozará de representatividad en sus miembros.
Finalmente, los preparativos que están haciendo tanto las fuerzas de seguridad hondureñas como los grupos pro-zelayistas están siendo repasados para las actividades de mañana domingo. Es de esperar que no se lamenten víctimas fatales durante las próximas horas, porque los hondureños bastante mal ya lo han pasado con toda la crisis política que sufren.