Hace pocas horas, Afganistán vuelve a ser motivo de noticia, con un atentado muy devastador para las fuerzas occidentales asentadas en la provincia de Nuristán, en la cual, se dio muerte a ocho soldados norteamericanos y dos afganos; dejando así, al gobierno estadounidense de Barack Obama en una situación muy compleja en momentos que se debate un nuevo envío de tropas al país sur-asiático.
Ya hace varios meses, el gobierno norteamericano ha venido discutiendo en el parlamento un futuro refuerzo del contingente militar que se sume a los más de 60.000 soldados que actualmente se encuentran en Afganistán. Sin embargo, esta iniciativa ha tenido un fuerte rechazo por parte de los estadounidenses porque consideran que la situación cada vez se ha vuelto más insostenible. Una prueba fehaciente de lo anterior, es el atentado que las milicias talibanes efectuaron a principios de septiembre, donde mataron -a través de un terrorista suicida- a Abdullah Laghmani, el segundo al mando de los Servicios de Inteligencia afganos. Este tipo de atentados se han vuelto cada vez más mortíferos por parte de los talibanes, que vienen a reforzar su convicción de dar lucha contra la ocupación estadounidense y de las fuerzas occidentales de la OTAN, en donde estas últimas, se han asentado en el país desde el año 2006.
Otra prueba demostrable de rechazo, son las encuestas que se han venido realizando para determinar el apoyo de los estadounidenses con la guerra en Afganistán. La encuesta hecha en el mes de septiembre por Opinion Research Corporation para la cadena de televisión CNN, señaló que sólo el 42 por ciento de los entrevistados apoya la campaña militar mientras que el 57 por ciento, la rechaza. Además, el 57 por ciento de los independientes y casi el 75 por ciento de los demócratas se oponen a la guerra.
Por lo tanto, la situación en Afganistán se ha complejizado enormemente no sólo en materia de seguridad, sino que también por la falta de apoyo nacional que Washington está empezando a constatar. A ello, hay que sumarle la declaración que hizo hace poco el Comandante de las fuerzas occidentales, el General estadounidense Stanley McChrystal, donde reconoció que para el 2010 se podría perder la guerra en el caso que no se envíen más tropas.
Las guerras que se han visto desde fines de la década de los noventa, han tenido un denominador común y ése es que los mandos de las fuerzas insurgentes no tienen específicamente un lider al cual en el momento de derrocarse, la situación pasa a la tranquilidad. Con la situación en Irak, Estados Unidos está plenamente consciente de ello, porque con la captura y muerte de Saddam Hussein, el país sigue estando lejos de alcanzar la paz y estabilidad.
En definitiva, la crisis que se vive en Afganistán tiene muchas aristas y Estados Unidos está consciente que esta guerra no la podrá ganar por medios militares. Lo que Estados Unidos debe y tiene que hacer, son concretar dos pasos para detener esta ola de indignación internacional. Primero, debe solicitar más compromiso desde Europa para vencer a los remanentes talibanes y segundo, otorgar una mayor capacitación a los servicios de seguridad afganos, porque finalmente serán ellos los que tendrán que lidiar con el problema una vez que las fuerzas occidentales se retiren.
Hasta ahora, queda la sensación de que si ni las mismas fuerzas estadounidenses pueden contrarestar los atentados que las milicias talibanes han efectuado este último tiempo, las bajas norteamericanas seguirán en aumento (y que por cierto, ya superan los 1.300 desde la invasión que impulsaron los Estados Unidos en el año 2001) de manera que el apoyo a la gestión de Obama, en el frente estadounidense, se reducirá a niveles críticos -que ya han disminuído anteriormente- y que su eslogan de cambio, se verá mermado por esta ola de indignación interna, mientras que por el frente internacional, las expectativas de ver a un Estados Unidos más comprometido por tener un sistema internacional más multilateralista e inclusivo, agotará la visión positiva que se venía construyendo de un gobierno demócrata entrante. Las decisiones que Obama tome durante las próximas semanas con respecto a Afganistán, serán claves para su apoyo como mandatario en un difícil año que se le ha presentado al nuevo gobierno.
Ya hace varios meses, el gobierno norteamericano ha venido discutiendo en el parlamento un futuro refuerzo del contingente militar que se sume a los más de 60.000 soldados que actualmente se encuentran en Afganistán. Sin embargo, esta iniciativa ha tenido un fuerte rechazo por parte de los estadounidenses porque consideran que la situación cada vez se ha vuelto más insostenible. Una prueba fehaciente de lo anterior, es el atentado que las milicias talibanes efectuaron a principios de septiembre, donde mataron -a través de un terrorista suicida- a Abdullah Laghmani, el segundo al mando de los Servicios de Inteligencia afganos. Este tipo de atentados se han vuelto cada vez más mortíferos por parte de los talibanes, que vienen a reforzar su convicción de dar lucha contra la ocupación estadounidense y de las fuerzas occidentales de la OTAN, en donde estas últimas, se han asentado en el país desde el año 2006.
Otra prueba demostrable de rechazo, son las encuestas que se han venido realizando para determinar el apoyo de los estadounidenses con la guerra en Afganistán. La encuesta hecha en el mes de septiembre por Opinion Research Corporation para la cadena de televisión CNN, señaló que sólo el 42 por ciento de los entrevistados apoya la campaña militar mientras que el 57 por ciento, la rechaza. Además, el 57 por ciento de los independientes y casi el 75 por ciento de los demócratas se oponen a la guerra.
Por lo tanto, la situación en Afganistán se ha complejizado enormemente no sólo en materia de seguridad, sino que también por la falta de apoyo nacional que Washington está empezando a constatar. A ello, hay que sumarle la declaración que hizo hace poco el Comandante de las fuerzas occidentales, el General estadounidense Stanley McChrystal, donde reconoció que para el 2010 se podría perder la guerra en el caso que no se envíen más tropas.
Las guerras que se han visto desde fines de la década de los noventa, han tenido un denominador común y ése es que los mandos de las fuerzas insurgentes no tienen específicamente un lider al cual en el momento de derrocarse, la situación pasa a la tranquilidad. Con la situación en Irak, Estados Unidos está plenamente consciente de ello, porque con la captura y muerte de Saddam Hussein, el país sigue estando lejos de alcanzar la paz y estabilidad.
En definitiva, la crisis que se vive en Afganistán tiene muchas aristas y Estados Unidos está consciente que esta guerra no la podrá ganar por medios militares. Lo que Estados Unidos debe y tiene que hacer, son concretar dos pasos para detener esta ola de indignación internacional. Primero, debe solicitar más compromiso desde Europa para vencer a los remanentes talibanes y segundo, otorgar una mayor capacitación a los servicios de seguridad afganos, porque finalmente serán ellos los que tendrán que lidiar con el problema una vez que las fuerzas occidentales se retiren.
Hasta ahora, queda la sensación de que si ni las mismas fuerzas estadounidenses pueden contrarestar los atentados que las milicias talibanes han efectuado este último tiempo, las bajas norteamericanas seguirán en aumento (y que por cierto, ya superan los 1.300 desde la invasión que impulsaron los Estados Unidos en el año 2001) de manera que el apoyo a la gestión de Obama, en el frente estadounidense, se reducirá a niveles críticos -que ya han disminuído anteriormente- y que su eslogan de cambio, se verá mermado por esta ola de indignación interna, mientras que por el frente internacional, las expectativas de ver a un Estados Unidos más comprometido por tener un sistema internacional más multilateralista e inclusivo, agotará la visión positiva que se venía construyendo de un gobierno demócrata entrante. Las decisiones que Obama tome durante las próximas semanas con respecto a Afganistán, serán claves para su apoyo como mandatario en un difícil año que se le ha presentado al nuevo gobierno.
Mish
ResponderEliminarBuena columna.
Sigue así Miguel.
Saludos,
Pablo Flores
Gran comentario Skynet, me gustó mucho tu apreciación de la situación en afganistan. Deberiss agregar el plugin de suscripción de gente a tu blog.
ResponderEliminarSlds.
Enséñame porfa Maple, tengo este proyecto en pañales aún.
ResponderEliminarSaludos.