jueves, 23 de diciembre de 2010

La crisis política en Costa de Marfil: ¿Una Ruanda 2.0?

La situación política en Costa de Marfil es extremadamente compleja luego de la realización de los comicios presidenciales del pasado mes de noviembre. En éstos, observadores independientes -así como enviados de Naciones Unidas- reconocieron como ganador al candidato opositor Alassane Ouattara. El Presidente Laurent Gbagbo -que hasta la fecha ocupa la primera magistratura- se niega a reconocer los resultados de las elecciones acusando a través de un portavoz que Naciones Unidas "no ha permanecido neutral en las disputadas elecciones presidenciales". Con esto, se cristaliza un complejo panorama en momentos donde la ONUCI -la misión que Naciones Unidas tiene desplegada en Costa de Marfil para tratar de controlar la situación de seguridad en este país africano- vencerá el próximo 31 de diciembre.

Lo cierto, es que quiérase o no, Gbagbo aún ostenta de facto la presidencia del país negándose a dejar el poder que debiese haber entregado hace cinco años, ya que en rigor, su mandato terminaba el año 2005, pero que por motivos internos las elecciones se postergaron seis veces seguidas, haciendo que hasta la fecha se mantenga como el mandatario de ese país. En esta columna nos interesará revisar brevemente la crisis política que azotó y mantiene dividido a este país desde el año 2002-2003 para luego pasar revista a las elecciones actuales y sus consecuencias en el frente interno e internacional.

El levantamiento en Costa de Marfil empezó el 19 de septiembre de 2002 con un amotinamiento de tropas que protestaban por su desmovilización. Las protestas pronto pasaron a ser una rebelión a gran escala, dando voz a la insatisfacción de los musulmanes del Norte del país, quienes se consideran discriminados por el gobierno de Gbagbo.

Al líder de la oposición, Alassane Outtara -un musulmán del norte- se le prohibió postularse a las elecciones presidenciales del 2000 por una nueva ley que indicaba que todos los candidatos debían haber nacido en Costa de Marfil, de padres marfileños. Se dijo que Outtara era de Burkina Faso, pese a que previamente se había desempeñado como primer ministro de Costa de Marfil; también había representado a Burkina Faso ante el Banco Mundial. Para muchos musulmanes esto simbolizó su marginación, pues muchos de ellos tienen lazos familiares con Burkina Faso y Malí.

Una nueva ley que buscaba que aquellos nacidos en Costa de Marfil de padres extranjeros pudieran convertirse fácilmente en ciudadanos marfileños, fue bloqueada en el Parlamento por los aliados de Gbagbo.

La guerra civil en este país alcanzó su término el año 2003 con la firma de un acuerdo de paz impulsado por Francia -país que es relevante en este conflicto ya que fue el poder colonial antes de su independencia- y que comprometía a las partes a diseñar un gobierno de unidad. Esto, en la práctica nunca se implementó por completo, ya que los opositores a Gbagbo acusaban que se les prometieron los ministerios del Interior y Defensa y que sin embargo, en el texto del acuerdo ésto nunca apareció.

En marzo de 2004 el Partido Democrático -uno de los más importantes de Costa de Marfil- se retiró del acuerdo acusando al Presidente Gbagbo de "desestabilizar el proceso de paz".

Luego de que una manifestación de la oposición fuera reprimida por el gobierno -con un alto número de muertos- los ex rebeldes, ahora con el nombre de Nuevas Fuerzas junto con el principal partido de la oposición, la Concentración de Republicanos, se retiraron del gobierno.

Además un informe de la ONU dijo que las fuerzas de seguridad leales a Gbagbo habían elaborado una lista de simpatizantes de la oposición para ser asesinados.

De esta forma, se ha gestado en términos generales una crisis política y social altamente polarizada y que ha tomado rasgos violentos -siguiendo la tendencia de la mayoría de los países africanos- que impiden una pronta solución a la crisis.

Un hecho que sin duda marcaría un precedente importante para calmar la situación interna, sería la realización de elecciones. Para Gbagbo sería una forma de legitimar su poder, ya que como señalábamos su período presidencial terminaba en 2005; mientas que para sus opositores, sería una forma de derrotarlo democráticamente en las urnas y así poder terminar con la discriminación de la que ellos dicen ser objeto. Para ser claros, las elecciones no tuvieron el efecto que se esperaba, sino que ha agitado aún más la situación entre oficialismo y oposición. Gbagbo ha desconocido los resultados de las elecciones acusando imparcialidad por parte de Naciones Unidas.

Observadores independientes y otros de Naciones Unidas han reconocido como ganador de los comicios a Alassane Ouattara y desde que se conocieron los resultados, la misión de la ONUCI ha usado el Hotel Golf como sede presidencial provisoria para el mandatario electo. Los militares de Costa de Marfil -que son fieles a Gbagbo- sitiaron hace unas semanas al presidente electo en las inmediaciones del hotel y se enfrentaron con "cascos azules" generando un intercambio de disparos.

Gbagbo ha exigido el retiro inmediato de Naciones Unidas, mientras que el organismo multilateral sostiene que cumplirá a cabalidad con su mandato, aunque éste terminará el próximo 31 de diciembre. Habría que ver si se decide postergar la misión de la ONUCI; aunque hasta ahora sería complejo predecir esto, ya que algunos argumentaban que Naciones Unidas prepara un retiro parcial de sus efectivos luego de que los enfrentamientos con fuerzas de seguridad, dejaran un saldo de diez víctimas fatales.

Francia, que tuvo un rol como país colonizador en Costa de Marfil, mantiene a 900 efectivos para apoyar las labores de la ONUCI. Su Ministra de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie al ser consultada sobre si Francia pudiese intervenir militarmente para frenar la violencia sostuvo que "esa sería una tarea para la comunidad internacional" sin descartar que en caso que la situación se agrave en Costa de Marfil, "podrían asistir a la evacuación de los 15.000 franceses" que residen ahí. Alemania hizo un llamado similar y además redujo al mínimo su personal de la embajada en Abiyán, la principal ciudad comercial marfileña.

Esta crisis podría empezar a tomar un matiz similar al que se vio el año 1994 en Ruanda. A pesar que sus aspectos de fondo son distintos -ya que por ahora no hay un asesinato del Presidente- sí está tomando algunos aspectos propios del conflicto ruandés. Por la radio se emiten mensajes de incitación a la violencia y odio contra los soldados de la ONU. Como lo dirá Alain Leroy, el jefe de la misión de paz de la ONUCI, "en la radio emiten mensajes de odio y llamados a ataques a nuestros soldados de la ONU. Es brutal". Además, algunas potencias mundiales son reacias a usar sus efectivos para calmar la situación en Costa de Marfil, ya que como lo dirá la Ministra de Asuntos Exteriores de Francia, "es una tarea para la comunidad internacional". Sin embargo, no se vacilará en evacuar a los conciudadanos en el lugar. Nada más parecido a la situación en Ruanda cuando en abril de 1994 paracaidistas belgas y franceses se tomaron el aeropuerto de Kigali para evacuar a sus ciudadanos residentes en un país que a todas luces era ingobernable.

¿Costa de Marfil estará apuntando a esa dirección? Hasta ahora todo parece indicar que sí. De todas formas, una cifra de muertos como la de Ruanda debiese ser impensable en los tiempos actuales, especialmente después de la firma del Estatuto de Roma donde los Estados en principio se compometen a impedir y condenar crímenes de guerra, lesa humanidad, genocidio, etc.

Por ahora la clave será revisar cómo evolucionará la situación política con Gbagbo y Ouattara, qué medidas tomará Naciones Unidas para postergar o ampliar la misión de la ONUCI y qué acuerdos se podrían llevar a cabo entre los seguidores de Gbagbo y las fuerzas opositoras. Si bien ya hay algunas medidas que fueron tomadas por la Unión Europea -entre ellas impedir el ingreso de Gbagbo a cualquier país de la Unión, u otras tomadas por el Banco Mundial relacionada con coerciones económicas- lo cierto es que este tipo de medidas no tienen un efecto sustantivo en los conflictos africanos. Recordemos que incluso en Sudán, hay una orden de captura internacional contra su Presidente, Omar Al-Bashir y que sin embargo, no ha tenido efectos para mitigar la violencia en Darfur, una provincia al Oeste del país.

Los efectos internacionales que hasta ahora se están tomando, no deberían tener un efecto al menos en el corto plazo. El problema está en que Gbagbo ya cuenta con un poder ilegítimo, irreconocible por la comunidad internacional y que a pesar de todo, tiene la lealtad de las tropas del ejército y la policía. Con esto, difícilmente la solución sea política, porque ya ni siquiera está la intención de dialogar.

Con un conflicto que en menos de una semana ha dejado 173 muertos, la comunidad internacional debería empezar a preocuparse si no quiere que se repita una "nueva Ruanda".




2 comentarios:

  1. Apreciado señor Espinoza le ruego analice el conflicto desde una perspectiva histórica y considerando los hechos según las ópticas de ambas partes. Puedo afirmar que su artículo está claramente manipulado por ONUCI y la prensa controlada por Francia y no se corresponde con la realidad. Por favor, le ruego analice en profundidad antes de difundir informaciones falsas y partidistas. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Estimado,

    Le agradezco su crítica, sin embargo, es mi deber informarle que no existe ninguna manipulación como lo sostiene. La perspectiva histórica del conflicto marfileño es la que ampliamente se conoce desde el año 2000, del momento en que Gbagbo asumió como mandatario del país. El resto, son sencillamente las acusaciones que se conocen por la prensa internacional. Finalmente, la comparación de este conflicto con el caso ruandés, es porque sencillamente los partidarios de Gbagbo siguen la misma lógica que uso la Interahamwe en Ruanda, con las tasas de muertos que todos conocemos.

    Reciba mis cordiales saludos.

    ResponderEliminar