Hace poco más de una semana, la organización terrorista Al Qaeda había amenazado -gracias a la difusión de un comunicado- con realizar atentados durante el transcurso del mundial de Sudáfrica 2010. Esta declaración no ha pasado desapercibida en ningún rincón del planeta, ya que -digámoslo claramente- probablemente no hay una convergencia mediática mayor que la que se le dedica al certamen mundialista.
Lo anterior no solo viene a generar una señal de alarma mundial, sino que a aprovechar específicamente el envío de una amenaza a un selecto grupo de países. Estos países son -entre otros- Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia; países que cuentan con un especial número de efectivos militares desplegados en la campaña multinacional liderada por la OTAN en Afganistán.
Como se dijo anteriormente, esta particular amenaza viene a generar una alarma global de proporciones, ya que recordemos que en los mecanismos de legitimación de las actividades terroristas, se encuentra la capacidad de generar pánico con la ayuda de un fuerte despliegue mediático, lo cual, busca en términos ideales que las demandas de estos grupos subversivos, sean tomadas en cuenta prácticamente de facto por parte de la comunidad internacional.
En este sentido, tenemos un precedente de consideración que pasó hace tan solo unos meses y que dice relación con el "fallido" atentado en un aeropuerto de Detroit, Estados Unidos. En aquella ocasión, un ciudadano nigeriano llamado Umar Faruk Abdulmutallab, abordó uno de los aviones con 50 gramos de explosivos que intentó detonar antes de ejecutarse el vuelo, en donde si bien sus intenciones fueron frustradas por los mismos pasajeros, no deja de llamar la atención que el mayor aparato de inteligencia del mundo -con todos los mecanismos de seguridad que implican- siguen pareciendo insuficientes para controlar este tipo de ataques.
Los resultados de este fallido atentado se hicieron sentir a las semanas. Se integraron escáneres de rayos X, un escuadrón canino para detectar explosivos y un refuerzo especial de efectivos de inteligencia. Pero las medidas no quedaron allí. También desde entonces, Nigeria que era un país que no contaba dentro de los países importantes en apoyar las actividades terroristas globales, pasó a formar parte desde ahí, de una "lista negra" de catorce Estados que apoyan directa o indirectamente, al terrorismo transnacional. En consecuencia, todos los ciudadanos nigerianos -o cualquier ciudadano con nacionalidad de esos catorce países- debía someterse a un chequeo de seguridad especialmente riguroso para entrar a territorio estadounidense, independientemente que éste provenga de su país de origen o haya pasado por un tercero.
Por lo tanto, ¿el terrorismo realmente sufrió una derrota por el solo hecho que el atentado fue frustrado? La respuesta a esta pregunta es un rotundo no, ya que pese a no contabilizarse victimas fatales, el terrorismo logró su cometido de sembrar incertidumbre, temor y un especial desapruebo a las medidas de inteligencia del gobierno estadounidense. Mientras la amenaza terrorista se mantenga mediáticamente presente, seguirá siendo -para bien o para mal- un actor relevante en el sistema internacional, dándole así un status importante de legitimidad.
Lo que ahora Al Qaeda ha anunciado, es precisamente algo similar a lo que se vio en Detroit. Generar un estado de alarma mundial, movilizando así a una serie de efectivos de inteligencia para tratar de controlar el ingreso de presuntos fundamentalistas de la red terrorista. En el mismo comunicado citado en una web islamista, la declaración afirma que “todos los puestos de seguridad y máquinas de rayos X que EE.UU. enviará después de leer este artículo, no serán capaces de detectar cómo los explosivos ingresaron al estadio”.
Con una declaración como la citada, es difícil no sentirse vulnerable y aunque -insistimos- Al Qaeda no cometa atentado alguno -haciendo que esta situación no pase de una amenaza- de todas formas, la red terrorista habrá logrado su objetivo de sembrar una movilización masiva de agentes y medios materiales, causando de esta forma, una gran cantidad de gastos económicos, pero por sobretodo morales a la comunidad mundial.
Así las cosas, pese a que los medios informativos nos muestran el avance de la Operación Moshtarak en Afganistán y otras campañas multinacionales contra el terrorismo global en Medio Oriente, todo parece indicar que los mecanismos de las actividades terroristas tienen una victoria en un campo tan importante como el militar, que es el político y mediático.
En conclusión, el terrorismo con estos fenómenos, no hace más que consolidar su posición como un actor relevante de poder; haciendo que su existencia y permanencia siga estando ahí, pero que en realidad nadie sabe dónde y cuándo decidirá dar su próximo golpe.
Lo anterior no solo viene a generar una señal de alarma mundial, sino que a aprovechar específicamente el envío de una amenaza a un selecto grupo de países. Estos países son -entre otros- Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia; países que cuentan con un especial número de efectivos militares desplegados en la campaña multinacional liderada por la OTAN en Afganistán.
Como se dijo anteriormente, esta particular amenaza viene a generar una alarma global de proporciones, ya que recordemos que en los mecanismos de legitimación de las actividades terroristas, se encuentra la capacidad de generar pánico con la ayuda de un fuerte despliegue mediático, lo cual, busca en términos ideales que las demandas de estos grupos subversivos, sean tomadas en cuenta prácticamente de facto por parte de la comunidad internacional.
En este sentido, tenemos un precedente de consideración que pasó hace tan solo unos meses y que dice relación con el "fallido" atentado en un aeropuerto de Detroit, Estados Unidos. En aquella ocasión, un ciudadano nigeriano llamado Umar Faruk Abdulmutallab, abordó uno de los aviones con 50 gramos de explosivos que intentó detonar antes de ejecutarse el vuelo, en donde si bien sus intenciones fueron frustradas por los mismos pasajeros, no deja de llamar la atención que el mayor aparato de inteligencia del mundo -con todos los mecanismos de seguridad que implican- siguen pareciendo insuficientes para controlar este tipo de ataques.
Los resultados de este fallido atentado se hicieron sentir a las semanas. Se integraron escáneres de rayos X, un escuadrón canino para detectar explosivos y un refuerzo especial de efectivos de inteligencia. Pero las medidas no quedaron allí. También desde entonces, Nigeria que era un país que no contaba dentro de los países importantes en apoyar las actividades terroristas globales, pasó a formar parte desde ahí, de una "lista negra" de catorce Estados que apoyan directa o indirectamente, al terrorismo transnacional. En consecuencia, todos los ciudadanos nigerianos -o cualquier ciudadano con nacionalidad de esos catorce países- debía someterse a un chequeo de seguridad especialmente riguroso para entrar a territorio estadounidense, independientemente que éste provenga de su país de origen o haya pasado por un tercero.
Por lo tanto, ¿el terrorismo realmente sufrió una derrota por el solo hecho que el atentado fue frustrado? La respuesta a esta pregunta es un rotundo no, ya que pese a no contabilizarse victimas fatales, el terrorismo logró su cometido de sembrar incertidumbre, temor y un especial desapruebo a las medidas de inteligencia del gobierno estadounidense. Mientras la amenaza terrorista se mantenga mediáticamente presente, seguirá siendo -para bien o para mal- un actor relevante en el sistema internacional, dándole así un status importante de legitimidad.
Lo que ahora Al Qaeda ha anunciado, es precisamente algo similar a lo que se vio en Detroit. Generar un estado de alarma mundial, movilizando así a una serie de efectivos de inteligencia para tratar de controlar el ingreso de presuntos fundamentalistas de la red terrorista. En el mismo comunicado citado en una web islamista, la declaración afirma que “todos los puestos de seguridad y máquinas de rayos X que EE.UU. enviará después de leer este artículo, no serán capaces de detectar cómo los explosivos ingresaron al estadio”.
Con una declaración como la citada, es difícil no sentirse vulnerable y aunque -insistimos- Al Qaeda no cometa atentado alguno -haciendo que esta situación no pase de una amenaza- de todas formas, la red terrorista habrá logrado su objetivo de sembrar una movilización masiva de agentes y medios materiales, causando de esta forma, una gran cantidad de gastos económicos, pero por sobretodo morales a la comunidad mundial.
Así las cosas, pese a que los medios informativos nos muestran el avance de la Operación Moshtarak en Afganistán y otras campañas multinacionales contra el terrorismo global en Medio Oriente, todo parece indicar que los mecanismos de las actividades terroristas tienen una victoria en un campo tan importante como el militar, que es el político y mediático.
En conclusión, el terrorismo con estos fenómenos, no hace más que consolidar su posición como un actor relevante de poder; haciendo que su existencia y permanencia siga estando ahí, pero que en realidad nadie sabe dónde y cuándo decidirá dar su próximo golpe.
EL TERRORISMO FUE CREADO POR ESTADOS UNIDOS Y ES MANEJADO POR LOS MISMOS Y SEGUIRA SIENDO USADO CON FINES DE LEGITIMAR ACTOS DE USURPACION Y MATANZA JUSTIFICADA..
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