sábado, 31 de octubre de 2009

Pacto Tegucigalpa-San José: ¿La recta final a la crisis política hondureña?

Un hecho totalmente inédito fue el que se suscitó cuando las comisiones de Zelaya y Micheletti hablaron por fin de una solución política a la crisis del país caribeño.

Dado por la importancia de esta noticia, se hace necesario volverla a comentar, sin antes tener claro cuál o cuáles podrían ser los puntos de conflicto del nuevo acuerdo.

Por primera vez, la comisión de Roberto Micheletti habla sobre la reposición del depuesto mandatario, José Manuel Zelaya en la presidencia. Sin embargo, eso no será fácil por dos motivos, uno de los cuales, aparentemente ya ha sido solucionado.

Ese punto, es el que hace varios días se venía discutiendo entre las comisiones con respecto a cuál debería ser la forma en que -a través del diálogo- el destituído Presidente debía ocupar su cargo en el Ejecutivo. Mientras la comisión de Zelaya apostaba que el Congreso debía ser la institución encargada de dar la respuesta, la comisión del gobierno de facto postulaba que era el Poder Judicial la encargada de dar el visto bueno.

A final de cuentas, llegaron al acuerdo que será el Congreso Nacional el encargado de aprobar o rechazar una restitución de Zelaya en la presidencia, con previa consulta al Poder Judicial.

Ese es uno de los cinco puntos -más destacables a mi juicio- de un acuerdo que puede perfilarse como el definitivo para lograr una solución para el país centroamericano.

Los otros puntos, hablan evidentemente sobre la restitución de Zelaya mediante la aprobación del Legislativo; la creación de un Gobierno de Unidad Nacional que debería crearse para la próxima semana -sin dar mayores detalles sobre ello por cierto-; la derogación de las sanciones económicas internacionales para Honduras, el reconocimiento de los comicios presidenciales del 29 de noviembre y la participación de una comisión de verificación de la OEA.

A mi juicio, llama la atención el punto que habla sobre la restitución del destituido mandatario a través de la consulta al Congreso y que especialmente, cuando el mismo Zelaya defendía esta moción en contra a lo que planteaba la comisión de Micheletti que -como se dijo anteriormente- era consultarle al Poder Judicial.

Los que recuerden la votación respecto a la destitución de Zelaya, sabrán que de los 128 diputados que habían participado en la votación, 124 estuvieron a favor de destituir a Zelaya del poder, mientras que los cuatro diputados restantes, habían votado en contra de la moción.

Por esa razón me declaro escéptico con respecto a la resolución que pueda alcanzarse, especialmente si a ello le sumamos que debe haber una previa consulta al Poder Judicial, el mismo poder que respaldó la acción de los militares al sacar a Zelaya de la Presidencia, argumentándolo a través de un comunicado que decía: "El Poder Judicial deja constancia que si el origen de las acciones del día de hoy estaba basado en una orden judicial emitida por juez competente, su ejecución está enmarcada dentro de los preceptos legales". En síntesis, tanto el Poder Legislativo como el Judicial, cuadran su accionar dentro del marco de legitimidad para respaldar tanto el mecanismo de destitución como el cese de las funciones constitucionales de Manuel Zelaya.

Por lo tanto, no sé en qué terminará puntualmente el acuerdo, pero viendo los precedentes, insisto que en la praxis, será inviable una restitución de "Mel". Tendremos que seguir en el palco para ver cómo se desarrolla la crisis en el país centroamericano y que francamente, esperamos que la solución llegue más temprano que tarde.

viernes, 23 de octubre de 2009

El devenir de Honduras

La crisis en Honduras está tomando un giro importante tras los últimos acuerdos -o más bien, desacuerdos- de las delegaciones del destituido mandatario José Manuel Zelaya y del gobierno de facto, encabezado por Roberto Micheletti. Mayra Mejía - integrante del equipo de Zelaya- había declarado hace pocas horas atrás: "Damos por agotado el diálogo, no podemos seguir dando plazos".

La declaración anterior, acrecenta la incertidumbre sobre la situación en Honduras, especialmente en momentos donde las elecciones presidenciales del próximo 29 de noviembre, son inminentes para el país caribeño.

No pretendo ahondar en las cuestiones de fondo del problema, porque para toda persona que haya seguido de cerca el conflicto del país centroamericano, ya puede sacar sus propias ideas sobre la dinámica de la crisis que -en los próximos cinco días- ya cumplirá cuatro meses de violencia. En su lugar, me propongo a esbozar cuál sería el escenario que le espera al castigado país en base a las posiciones de las partes, así como a las señales visibles desde una perspectiva politológica.

Lo primero que debemos tener en cuenta, es que el punto de mayor conflicto en la búsqueda para la solución de la crisis, pasa por el reestablecimiento de Zelaya en el poder. Esto no le ha traído un problema solo al presidente costarricense Oscar Arias -quien se ofreció como mediador para lograr un mejor entendimiento entre las partes- sino que a toda la comunidad latinoamericana que en mayor o menor medida ha buscado el reestablecimiento del destituido mandatario. Por lo tanto, el Acuerdo de San José que propuso el presidente costarricense, pese a que ha tenido avances importantes, sigue estando trabado en el tópico que trata de la restitución de Zelaya y ahí no es novedad que los intereses de las partes sean completamente contrapuestos. El hecho que Zelaya y Micheletti no den su brazo a torcer, es un hecho que no hace más que acrecentar los enfrentamientos entre el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado y las fuerzas de seguridad que custodian Tegucigalpa.

Lo segundo, es el matiz creciente que se ha venido manifestando en términos del protagonismo que ha adquirido el mencionado frente de lucha popular. Mientras en un comienzo se perfiló como un movimiento interno de lucha contra el Golpe de Estado, ha tratado de internacionalizar sus demandas con una serie de reuniones, especialmente con diputados franceses para el no reconocimiento de las elecciones de noviembre próximo. De todas formas, la comunidad internacional representada por Naciones Unidas, ya había condicionado la legitimación de las elecciones dependiendo del reestablecimiento del orden constitucional, es decir, mediante el reposicionamiento "inmediato" de Manuel Zelaya en el poder. Sin embargo, es menester resaltar la fuerza que han adquirido estas organizaciones en su condición de propagadoras de información.

Lo tercero -y más llamativo a mi juicio- es lo que Zelaya ha comentado respecto a su pretensión de volver al poder. Ahí ha dicho: "no pretendo más que cumplir con la responsabilidad del mandato que me dio el pueblo de gobernar el país cuatro años ". Los que recuerden el inicio del conflicto, saben que la motivación a que los militares sacaran a Zelaya del poder, fue la creación de la cuarta urna, donde se hacía una consulta para llamar a una Asamblea Constituyente con la finalidad de permitir la reelección. Los que estudiamos la política, sabemos que tanto en la vida como en el ejercicio del poder, nada se hace gratis y por lo tanto, es ingenuo imaginar que sólo se pretendía saber la opinión de los hondureños. Eso fue lo que generó todo el conflicto al estar en directa contraposición con la Carta Magna que en su artículo cuatro declara que "la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República, es obligatoria. La infracción de esta norma, constituye un acto de traición a la Patria".

Lo que hay que tener claro respecto a lo anterior, es que aún habiendo un acto de traición a la Patria, el depuesto mandatario debía ser juzgado por los canales jurídicos pertinentes y no haber sido desalojado violentamente de su residencia con las consecuencias que todos conocemos.

En suma, ambas partes cayeron en un error y ninguna de ellas lo reconoce. Lo que sí todos los que observamos atentamente la evolución del conflicto reconocemos, es que estamos lejos de conseguir una solución que beneficie al pueblo hondureño, que ha sido el más perjudicado con toda la crisis.

En conclusión ¿Qué nos espera en Honduras?.

A mi juicio, las partes seguirán con una negociación infructuosa en su parte más conflictiva, las elecciones del 29 de noviembre se realizarán con la pérdida de legitimidad que constatarán diversos bloques regionales y otras organizaciones internacionales como Naciones Unidas. Micheletti, le dará el poder a un sucesor de elecciones "viciadas" -como lo dirán algunos- y en síntesis, las expectativas de inversión en Honduras, se reducirán a niveles críticos. El nuevo mandatario será acosado internacionalmente y la percepción de inseguridad en el pueblo hondureño no cesará, primero porque las manifestaciones se mantendrán y segundo, porque habrán menos inversiones para el desarrollo del país, lo que traerá un mayor índice de cesantía y pobreza. Los informes que haga Naciones Unidas en su próxima emisión del Indice de Desarrollo Humano, serán cruciales para poder hacer un antes y un después de esta trágica crisis política.

De todas formas, queda un poco más de un mes antes de las elecciones presidenciales para ver las declaraciones cruzadas entre las partes, sin llegar a un acuerdo concreto. En esto último, francamente espero equivocarme, pero viendo como se han dado las cosas, se ve bastante difícil una restitución de Zelaya en la presidencia.






domingo, 18 de octubre de 2009

El antichilenismo en los medios de comunicación

Si hay un hecho que ha marcado negativamente las ya frágiles relaciones chileno-peruanas, fue el que se suscitó ayer sábado 17 del presente, cuando el Diario La Razón -de destacada tendencia antichilena- puso en su portada una imagen de la Presidenta Michelle Bachellet con el mensaje "Bachellet conchuda".

En el país del norte, una persona "conchuda" es sinónimo de una persona "aprovechadora" o "manipuladora", mientras que el diccionario de la RAE, la define como una persona "sinverguenza" o "caradura".

Estas denominaciones -a lo menos- nos sorprende, no solo porque se ofende abiertamente a una Jefa de Estado, sino porque en el país del Rímac, no hay una editorial capaz de pensar centradamente en un titular más moderado, sobre todo en momentos donde las relaciones bilaterales ya estaban complicadas por el ejercicio "Salitre 2009" que comenzará mañana lunes en el norte de nuestro país.

Mientras tanto, Perú en la búsqueda de ponerle paños fríos a la situación tras las peticiones de La Moneda al gobierno de Alan García de rechazar esas declaraciones, su canciller José Antonio García Belaúnde manifestó que "le indigna y que rechazaba categóricamente" el titular del diario limeño.

Pese a todo, hay que entender que en las democracias modernas, los medios de comunicación tienden a ser de una linea bastante diversa y por lo tanto, todos se encuentran bajo el alero de la libertad de expresión. En ese sentido, parece lógico que un diario de la linea política que sea, sea autónomo para publicar las noticias en función de su lógica visionaria.

No obstante, un medio de comunicación también debe estar sujeto a la coyuntura política de país y si en estos momentos, las relaciones bilaterales pasan por una situación frágil en medio del litigio marítimo ante la Corte Internacional de Justicia, debe existir una racionalización en términos de lo que uno u otro medio pretenda plasmar ante la opinión pública.

El tema en sí, es bastante complejo porque el diario "La Razón" -que de "razón" tiene bastante poco- es de tendencia fujimorista, se cuadra con una sección de la población que es duramente revanchista ante Chile y que tienen la plena convicción de recuperar los territorios -que ellos reconocen como territorios 'cautivos'- en Arica y Tarapacá junto con la porción de mar en disputa, que ellos reconocen como el "Mar de Grau", en referencia a Miguel Grau, uno de los héroes peruanos que combatieron en la Guerra del Pacífico.

Para ello, el diario sigue una lógica de ensuciar el nombre de Chile. Mientras a los ciudadanos chilenos los tildan burdamente de 'mapochos' o 'mapochinos' -por la antigua dependencia de vivir de las aguas del Río Mapocho para el regadío- los hechos especialmente de relevancia bilateral, son comentados por miembros en retiro de sus Fuerzas Armadas o ex Cancilleres de destacada tendencia antichilena.

Tan solo uno de los ejemplos de la lógica de este diario, es lo que en febrero de este año comentó el ex Comandante en Jefe del Ejército Peruano, José Graham al ser consultado por la decisión de su país de adquirir mil misiles Spike y Kornet a Israel y Rusia, respectivamente. Al respecto declaró: "Nuestro país debe prepararse política y militarmente para enfrentar un eventual conflicto bélico con Chile".

Cabe destacar que declaraciones de esa naturaleza, son una constante en ese diario, de manera que la opinión peruana que sigue de cerca ese medio informativo, tiene la total convicción de ir a la guerra cuando las condiciones militares así lo permitan.

Por decir lo menos, es preocupante que según una encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú, de los cinco candidatos con posibilidades serias de llegar a la presidencia del Perú el 2011, Luis Castañeda (23%), Keiko Fujimori (19%), Lourdes Flores (12%), Alejandro Toledo (11%) y el lider nacionalista, Ollanta Humala (7%), les puedo constatar que tres son de tendencia antichilena, los cuales son Keiko Fujimori, en donde su familia se ha caracterizado por estar cercana al sector más conservador y revanchista de las Fuerzas Armadas -y al que precisamente el Diario "La Razón" sigue-; Alejandro Toledo, que es miembro del partido político "Perú Posible". Este mismo partido fue uno de los cuatro partidos políticos peruanos que criticó el hecho que el Canciller Peruano declarara su "indigación" frente al titular del diario que estamos revisando. Y finalmente Ollanta Humala, un lider al que no se necesita hacer más hincapié de lo que pretende hacer en un caso de su eventual gobierno. En rigor, expulsar las inversiones chilenas y rearmar rápidamente al Ejército bajó una lógica disuasiva en torno a Chile.

El clima que nos espera internacionalmente en La Haya no se ve nada alentador cuando hay medios que en el frente interno incitan a estas acciones de escaramuzas sociales y diplomáticas con nuestro país, ya sea por la demanda marítima, por las acusaciones de armamentismo, por la negativa de la Cancillería de suscribir el pacto de no agresión con Perú o bien, por las nomenclaturas que se le den a los ejercicios militares chilenos. Está claro que esta no es la primera, pero tampoco será la última noticia al respecto que veremos en este tipo de medios peruanos.

Por otro lado, el clima electoral que se ve en Perú, puede verse perjudicial en las relaciones chileno-peruanas, por el sencillo hecho que la hija de Alberto Fujimori, se vea con buenas posibilidades de acceder a la presidencia de su país. En sus círculos internos, no será novedad que esté rodeada y asesorada de muchos Donayres, Graham y otros cuantos militares en retiro cercanos a su padre. Si fuera así, entonces lo peor de las relaciones diplomáticas está por venir, porque aparte de la elección presidencial en sí, la resolución de La Haya vendrá cuando el nuevo mandatario o mandataria del Perú esté en el sillón presidencial.

lunes, 12 de octubre de 2009

El Premio Nobel desata la "Obamanía"

De los tres ex mandatarios estadounidenses que recibieron el Premio Nobel de la Paz; Theodore Roosevelt en 1906, Woodrow Wilson en 1919 y James Carter en 2007, ninguno podrá decir lo que Barack Obama logró en apenas nueve meses de su mandato: lograr recibir ese galardón internacional como resultado de sus esfuerzos para lograr la consecución de la paz y reducir el unilateralismo, los cuales, fueron elementos que claramente marcaron de forma negativa el mandato de su predecesor, George W. Bush.

Obama desde un inicio se vio con la difícil tarea de reconstruir una imagen internacional de un Estados Unidos que fue duramente criticado por las campañas en Irak y Afganistán, pero sin embargo, esto viene a ser recibido ad honorem por Washington con el desafío de comprometerse aún más con los lineamientos que Obama venía esbozando en su campaña presidencial.

Por cierto, esto viene marcado en momentos donde aún no se ha conseguido una decisión definitiva sobre la situación en Afganistán que ya fue comentado anteriormente y que sobre todo, se ha visto a un Barack Obama que -siguiendo la lógica de la política exterior de Washington- seguirá inamovible frente a un Irán con sospechas de proliferar armas nucleares.

De todas formas, el premio per se fue una muestra más de las expectativas internacionales que incluso hablan de una Obamanía por lo que ha logrado y lo que podría llegar a lograr el jefe de la Casa Blanca.

Como ejemplo de lo anterior, desactivar el escudo antimisiles que Washington montó en República Checa y Polonia durante el mandato de Bush, fue una muestra gratamente recibida por los rusos y la comunidad internacional en general que vaticinan un acercamiento entre Rusia y Occidente. Por otra parte, el papel más protagónico que el nuevo mandatario estadounidense ha jugado por lograr una conciliación entre Israel y Palestina, ha sido un factor de muchos elogios para Obama -en contraposición a la imagen que Bush tenía de defender a sus aliados en la región-. Anunciar un retiro de las tropas estadounidenses en Irak para finales del 2010 fue otro de sus grandes ejes de política exterior. Comprometerse por unas relaciones internacionales más de diálogo que de coerción, también trajeron guiños para Obama en su primer año de mandato.

No obstante, no todos se muestran tan positivamente expectantes, lo cual es válido si se considera que mientras Estados Unidos no ha reducido notoriamente sus emisiones de carbono, no se ha visto con la voluntad política de disminuir sus arsenales nucleares hasta no ver que primero otros países lo hagan, buscar la fórmula de aumentar las sanciones a Irán en momentos que fortalece su programa nuclear, así como tampoco con tener una posición clara frente a las decisiones que Washington deberá tomar con respecto a Afganistán, hay una porción no menor de opiniones que preferirían ver más hechos que promesas. En esa porción de opiniones calza este humilde servidor.

Si bien los esfuerzos que Obama ha hecho por lograr un distanciamiento en materia de política exterior con su predecesor republicano -lo que es bastante loable por cierto-, el mérito para lograr el Nobel -a mi juicio- sigue siendo insuficiente como para otorgar un galardón de este calibre, sobre todo si se considera que aún faltan tres años de gestión del mandatario estadounidense.

En tres años pueden ocurrir muchas cosas, como por ejemplo, nuevas pruebas nucleares con Corea del Norte, poniendo en jaque la paz de la península, sobre todo con Corea del Sur y Japón, demandando más presencia estadounidense en la zona.

Irán puede obtener la tecnología suficiente como para desarrollar misiles balísticos de largo alcance -es decir de 5.000 kilómetros hacia arriba- lo que sí presenta un abierto desafío para los Estados Unidos -y que el mismo Obama había calificado a un Irán con bombas nucleares como "intolerable"-

Las células de Al Qaeda que no han podido ser derrotadas por las invasiones estadounidenses en Medio Oriente, ya habían prometido con hacer caer al régimen de Obama. Ayman Al-Zawahiri, -el actual número dos de la organización terrorista musulmana- le había hecho un anuncio al mandatario estadounidense, donde dijo: "Con la voluntad de Alá, tu final llegará a manos de la nación musulmana, para que el mundo y la historia se liberen de tus crímenes y tus mentiras".

Lo anterior, puede influenciar de manera importante las decisiones que Washington deberá tomar en unas semanas con respecto a su permanencia militar en Afganistán, ya que hay que recordar que la nación sur-asiática fue tildada como el "nido de terroristas" por los servicios de inteligencia norteamericanos, lo que motivó la invasión en el 2001 tras los atentados de septiembre al World Trade Center. Por lo tanto, Estados Unidos tiene la convicción de que una victoria en Afganistán será una derrota para Al Qaeda y nada lo hará cambiar de parecer, por lo que no debería sorprendernos una permanencia militar en esa nación.

En definitiva, hay un Obama que quisiera ser recordado internacionalmente como la promesa de cambio que significó y sobretodo por los cambios hechos en su gobierno, en lugar de ser recordado como un mandatario con un premio no merecido por el hecho de tomar decisiones que deberá enfrentar en otros tres años y tres meses que le restan por liderar y naturalmente con muchas interrogantes que quedan por responder.

Obama sólo está palpando los desafíos que le restan de su mandato...

domingo, 4 de octubre de 2009

Atentado en Afganistán

Hace pocas horas, Afganistán vuelve a ser motivo de noticia, con un atentado muy devastador para las fuerzas occidentales asentadas en la provincia de Nuristán, en la cual, se dio muerte a ocho soldados norteamericanos y dos afganos; dejando así, al gobierno estadounidense de Barack Obama en una situación muy compleja en momentos que se debate un nuevo envío de tropas al país sur-asiático.

Ya hace varios meses, el gobierno norteamericano ha venido discutiendo en el parlamento un futuro refuerzo del contingente militar que se sume a los más de 60.000 soldados que actualmente se encuentran en Afganistán. Sin embargo, esta iniciativa ha tenido un fuerte rechazo por parte de los estadounidenses porque consideran que la situación cada vez se ha vuelto más insostenible. Una prueba fehaciente de lo anterior, es el atentado que las milicias talibanes efectuaron a principios de septiembre, donde mataron -a través de un terrorista suicida- a Abdullah Laghmani, el segundo al mando de los Servicios de Inteligencia afganos. Este tipo de atentados se han vuelto cada vez más mortíferos por parte de los talibanes, que vienen a reforzar su convicción de dar lucha contra la ocupación estadounidense y de las fuerzas occidentales de la OTAN, en donde estas últimas, se han asentado en el país desde el año 2006.

Otra prueba demostrable de rechazo, son las encuestas que se han venido realizando para determinar el apoyo de los estadounidenses con la guerra en Afganistán. La encuesta hecha en el mes de septiembre por Opinion Research Corporation para la cadena de televisión CNN, señaló que sólo el 42 por ciento de los entrevistados apoya la campaña militar mientras que el 57 por ciento, la rechaza. Además, el 57 por ciento de los independientes y casi el 75 por ciento de los demócratas se oponen a la guerra.

Por lo tanto, la situación en Afganistán se ha complejizado enormemente no sólo en materia de seguridad, sino que también por la falta de apoyo nacional que Washington está empezando a constatar. A ello, hay que sumarle la declaración que hizo hace poco el Comandante de las fuerzas occidentales, el General estadounidense Stanley McChrystal, donde reconoció que para el 2010 se podría perder la guerra en el caso que no se envíen más tropas.

Las guerras que se han visto desde fines de la década de los noventa, han tenido un denominador común y ése es que los mandos de las fuerzas insurgentes no tienen específicamente un lider al cual en el momento de derrocarse, la situación pasa a la tranquilidad. Con la situación en Irak, Estados Unidos está plenamente consciente de ello, porque con la captura y muerte de Saddam Hussein, el país sigue estando lejos de alcanzar la paz y estabilidad.

En definitiva, la crisis que se vive en Afganistán tiene muchas aristas y Estados Unidos está consciente que esta guerra no la podrá ganar por medios militares. Lo que Estados Unidos debe y tiene que hacer, son concretar dos pasos para detener esta ola de indignación internacional. Primero, debe solicitar más compromiso desde Europa para vencer a los remanentes talibanes y segundo, otorgar una mayor capacitación a los servicios de seguridad afganos, porque finalmente serán ellos los que tendrán que lidiar con el problema una vez que las fuerzas occidentales se retiren.

Hasta ahora, queda la sensación de que si ni las mismas fuerzas estadounidenses pueden contrarestar los atentados que las milicias talibanes han efectuado este último tiempo, las bajas norteamericanas seguirán en aumento (y que por cierto, ya superan los 1.300 desde la invasión que impulsaron los Estados Unidos en el año 2001) de manera que el apoyo a la gestión de Obama, en el frente estadounidense, se reducirá a niveles críticos -que ya han disminuído anteriormente- y que su eslogan de cambio, se verá mermado por esta ola de indignación interna, mientras que por el frente internacional, las expectativas de ver a un Estados Unidos más comprometido por tener un sistema internacional más multilateralista e inclusivo, agotará la visión positiva que se venía construyendo de un gobierno demócrata entrante. Las decisiones que Obama tome durante las próximas semanas con respecto a Afganistán, serán claves para su apoyo como mandatario en un difícil año que se le ha presentado al nuevo gobierno.