sábado, 17 de noviembre de 2012

Israel y el conflicto en Gaza: Un cuento de nunca acabar

Conocido por todos son los últimos acontecimientos que se han suscitado en la Franja de Gaza, donde ha existido un intercambio de proyectiles entre los lanzados por milicianos de Hamas y los lanzados por las fuerzas israelíes, que han intensificado sus ataques a territorio palestino. Incluso ya se planea una incursión terrestre por parte del ejército de ese país, que ya ha movilizado a unos 75.000 reservistas señalando que la ofensiva "está en camino". 

Lo anterior ocurre en momentos donde los efectos de la Primavera Árabe aún se dejan sentir en Siria y en Jordania, ya que hasta hace poco, manifestantes están nuevamente pidiendo la salida del Rey Abdalá II.

Quisiéramos recordar que la ofensiva militar israelí más reciente y visible hacia la Franja de Gaza, es la "Operación Plomo Fundido" que se desarrolló entre diciembre del 2008 y enero del 2009. Al igual que como se planea en la actualidad, la estrategia consistía en ataques aéreos con una incursión terrestre. En éstas, el ejército israelí dio muerte a dos importantes líderes del movimiento palestino Hamas. El Ministro del Interior, Said Siam y a Nizar Rayán, quien era líder de las brigadas Izz Ad-Din Al-Qassam, brazo armado de Hamas. Las muertes de estos dirigentes palestinos, acompañados de una estrategia de "cerco y aislamiento" -que consistía en retrasar la llegada de bienes de primera necesidad como alimentos y medicinas a la Franja de Gaza- era parte de la estrategia israelí como forma de minar el apoyo político desde los gazatíes hacia las tácticas usadas por Hamas.

Contrario a las intenciones de Tel Aviv, lo anterior no hizo más que fortalecer el apoyo hacia Hamas, lo cual, no solo provino desde la población palestina, sino que además, generó un sentimiento de solidaridad hacia la causa palestina desde algunos países de la comunidad internacional. Sentimientos similares se han repetido con acciones como el asalto a la Flotilla de la Libertad que incluso le ha costado a Israel, perder el apoyo de uno de sus socios estratégicos claves en la región de Medio Oriente, Turquía.

Cuando en junio de 2010 habíamos comentado en una columna anterior sobre la situación de derechos humanos al interior de la Franja de Gaza, sostuvimos que según documentación del Comité Internacional de la Cruz Roja, "las cantidades de bienes que ahora entran en Gaza son muy inferiores a lo necesario para satisfacer las necesidades de la población. En mayo de 2009, entraron en Gaza sólo 2.662 cargas de camión, lo cual supone una disminución de casi el 80 %, respecto de las 11.392 cargas de camión cuya entrada se autorizó durante el mes de abril de 2007, antes de que Hamas tomara el poder en el territorio".

La disminución de esas cargas de camión, apuntaban a que -como lo hemos sostenido previamente- los palestinos minen el apoyo de carácter político a Hamas, sin embargo, ello ha estado lejos de ocurrir.

La estrategia empleada por las fuerzas israelíes no sólo es la equivocada, sino que además, peligrosa para su situación estratégica en Medio Oriente. A pesar de que cuenta con el apoyo estadounidense, Tel Aviv ha experimentado desde hace algunos años, una pérdida de su apoyo en socios estratégicos. Ya habíamos mencionado el caso de Turquía, pero también se ha constatado "un giro" en la situación con Egipto. Para nadie debería ser sorpresa que el Presidente egipcio, Mohamed Morsi recientemente haya manifestado en relación a la situación en Gaza que "Egipto hoy no es el Egipto de ayer y los árabes de hoy no son los árabes de ayer". La postura empleada por El Cairo frente a la situación en Gaza, es clave. Recordemos que según estudios de los servicios de inteligencia israelíes, los cohetes y armas que llegaban a manos de los milicianos de Hamas, eran llevados por la frontera egipcia. Por esta misma razón, para Tel Aviv era fundamental garantizar la frontera egipcia "internacionalmente" y así, cortar el suministro de armas a Hamas.

A propósito de lo que comentábamos al inicio de la columna respecto a la Primavera Árabe, si en Jordania los Hermanos Musulmanes -que están leve, pero progresivamente ganando apoyo- sacaran del poder a Abdalá II y tuvieran una llegada al poder del país, la situación sería especialmente compleja para Israel. Entre Egipto, Jordania y Turquía, Israel debería estar especialmente a la defensiva. Claramente no podemos descuidar el caso de Irán, que es un actor absolutamente clave en este conflicto, ya sea porque ha sido acusado de apoyar a Hamas en su lucha contra Israel o porque algunos de sus líderes hayan manifestado su voluntad de "borrar a Israel del mapa".

El rol de Irán en el apoyo potencial o real hacia movimientos como Hezbollah o Hamas en su lucha contra Israel, es seguido por preocupación en Tel Aviv. Sallai Medidor, quien fue ex Embajador israelí en Estados Unidos en una entrevista declaraba que "lo que usted ve en Gaza es producto de Irán, los terroristas fueron entrenados en Irán, son abastecidos por Irán, la tecnología para fabricar los cohetes de corto alcance es iraní. Obviamente el resultado para Hamas tendrá un impacto en Irán"

Uno de los puntos que trata el ex Embajador resulta interesante. Si efectivamente el lanzamiento de misiles Kazaam tuviera una tecnología iraní, entonces Israel tiene motivos para estar preocupado. Desde el año 1991 que en las ciudades israelíes no sonaba una alarma de ataque aéreo, ya que gran parte de los lanzamientos de cohetes no resultaba una gran amenaza para Israel. Sin embargo, hasta hace poco, la situación sufrió un cambio drástico, puesto que un misil impactó en la localidad de Gush Etzion, a las afueras de Jerusalén y a unos setenta kilómetros de Gaza. 

Una de las diferencias fundamentales entre la incursión de 2008 y la actual, es que para entonces, los misiles lanzados desde Gaza no tenían mayor posibilidad de acercarse a las ciudades israelíes. Claramente con los acontecimientos actuales, Israel en su lógica de disuasión, intentará desactivar la amenaza con una intensificación de ataques aéreos y una incursión terrestre. Aunque sea altamente probable que Israel pueda dar un golpe en lo militar, será el gran perdedor en lo político. El apoyo a Hamas y hacia la causa palestina en particular, ganará nuevos adeptos tal como ocurrió en la Operación Plomo Fundido y en las operaciones israelíes hacia la Flotilla de la Libertad durante el año 2010. Por lo tanto, la situación para Tel Aviv tendrá un gran costo: el seguir existiendo como un "Estado fortaleza". Por su parte, la Primavera Árabe le podría dar un brusco golpe de timón al verdadero ajedrez regional que se vive en Medio Oriente. Ya lo notamos con Turquía y Egipto. En el futuro ¿será el tiempo de Jordania?