lunes, 31 de mayo de 2010

Corea del Norte en el ojo de la tormenta

En las últimas semanas se ha vuelto a instalar en la agenda internacional el controvertido caso de Corea del Norte y la amenaza que ésta representaría en la lejana región asiática. Motivos de sobra parecen tener países como Corea del Sur, Japón y las principales potencias occidentales interesadas en aumentar la presión contra el régimen de Pyongyang -a propósito del hundimiento que sufrió un buque de guerra surcoreano, el Cheonan- que fue hundido el pasado mes de marzo por un torpedo -presuntamente norcoreano- mientras hacía labores de patrullaje en las aguas del Mar Amarillo, resultando como consecuencia, 46 victimas fatales. Lo anterior ha vuelto a producir tensiones en ambas Coreas, pero también tengamos en cuenta que la amenaza que representaría Corea del Norte en la región está ligada con un problema mucho más de fondo, debido a que este país tiene acceso a armas nucleares que han sido sometidas a pruebas constantes en la península coreana.

Recordemos que Corea de Norte se ha propuesto como meta para sus fines de autodefensa, el contar con acceso a la tecnología nuclear, específicamente para el desarrollo de sus misiles balísticos. Evidentemente este plan no es nuevo, ya que desde 1994 se ha detectado actividad con fines nucleares en pos de fortalecer la capacidad misilítica del país asiático. Dentro de los misiles norcoreanos que ampliamente se conocen en la comunidad de defensa, son los Taepodong-2 (TD-2), misil que desde 1994 ha tratado de perfeccionarse. Sin embargo, poco se sabe acerca de sus reales capacidades de alcance y transporte.

De lo que sí se sabe -o más bien, se cree saber- se ha basado más en especulaciones y documentos desclasificados de países que han seguido con atención la actividad nuclear norcoreana más que basarse en hechos concretos. En ese sentido, algunos han hablado que los misiles descritos anteriormente tienen un alcance que podría ir desde los 3.650 a los 3.750 km de alcance, con una capacidad de transporte del orden de los 650 a los 1.100 kg. Otros en cambio, sostienen que en vista de la cooperación que Corea del Norte ha recibido por parte de Rusia y China, la capacidad de sus misiles se ha llegado a aumentar en un rango que podría alcanzar hasta los 15.000 km.

En cualquiera de los dos casos, es un alcance más que suficiente no solo para tener en la mira a Corea del Sur -país con el que técnicamente aún está en guerra debido a que el documento firmado en 1953 que puso el fin a la Guerra de Corea, se trata de un armisticio y no de un tratado de paz- sino que también a Japón o a cualquier país que esté bajo su alcance. Lo anterior ocurre porque Corea del Norte aún teniendo una tecnología misilística de mediano (¿o largo alcance?) se estima que aún podría no tener control absoluto en cuanto a sus tecnologías de precisión. Si lo anterior fuera cierto, entonces es natural que los países de la región manifiesten su preocupación, debido a que todos serían vulnerables a recibir un impacto en una fallida prueba nuclear. Nada más parecido a lo que se vivió en "la paz armada" en el sentido de que bastaba con que ocurriera un incidente para desencadenar un conflicto de desmedidas consecuencias. El conflicto en la península coreana parece apuntar en la misma dirección pero con un motivo distinto en cuanto a su forma.

Como se mencionó al comienzo de la columna, actualmente el aumento de tensión en la península coreana ha estado motivada por el hundimiento del buque surcoreano Cheonan. Para ello, los principales países de la región, así como algunos países occidentales apuestan por llevar este caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haciendo que con esto, Pyongyang responda ante tales efectos. Sin embargo, Pyongyang argumenta a su favor que no fue uno de sus submarinos el que atentó contra el Cheonan. Por su parte, una comisión de investigadores internacionales -entre ellos, una comisión de expertos rusos- después de reflotar las partes del Cheonan, llegaron a la conclusión de que habían restos de pólvora usada en la elaboración de torpedos y que por lo tanto, la causa del hundimiento del buque surcoreano se debió a un ataque con ese tipo de armamento. Ahora ¿quién responderá por esto? Es incierto aún, ya que hasta ahora no hay pruebas realmente vinculantes entre Corea del Norte y el torpedo que impactó al Cheonan. Por cuestiones evidentes -y para bien o para mal- el principal sospechoso efectivamente es Corea del Norte, pero ahora, con los mecanismos que se llegue a la conclusión para aumentar una nueva ronda de sanciones bajo el seno del Consejo de Seguridad de la ONU -y especialmente siendo que aún no se ha probado el nexo entre el hundimiento y los torpedos norcoreanos- las sanciones perderán legitimidad, haciéndole un flaco favor al cese de las tensiones de la península. La misma China ha sido clara en señalar que si bien condena el hundimiento del buque surcoreano, "de forma objetiva y con justicia" esperan que se llegue a un resultado serio de la investigación para dar con los responsables.

Ahora bien, en el marco de todo este problema, algunos han manifestado que una acción militar contra Corea del Norte es inminente. Pues bien, sin menospreciar la complejidad de la situación y considerando la creciente tensión regional, me parece que una incursión militar es descartable en el corto plazo, por varias razones.

Primero, porque China agotará todos sus esfuerzos diplomáticos y estratégicos -incluyendo su puesto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU- en pos de limitar una incursión multinacional a escasos kilómetros de sus fronteras.

Segundo, porque el costo de asumir en el corto plazo una nueva misión multinacional en contra de Corea del Norte, es descartable sencillamente porque al interior de la ONU, sus países son reacios a intervenir bajo la lógica de la "autodeterminación de los pueblos" que va en contraposición con lo declarado dentro de la misma carta del organismo. La alternativa sería que interviniera la OTAN, pero esta alianza cada vez se ha visto más desgastada porque son cada vez menos los países que aportan tropas para las misiones multinacionales, debido a que esto se traduce en pérdidas de apoyo a los gobiernos de sus distintos países. Recordemos que el mismo Obama ha visto reducido sus niveles de aprobación por la mantención de las tropas estadounidenses en la campaña que mantiene la OTAN en Afganistán.

Tercero, porque Estados Unidos y la mayoría de las potencias Occidentales saben perfectamente que es mejor agotar las instancias diplomáticas antes de intervenir militarmente. Por esa razón es que la próxima Cumbre de Seguridad Nuclear se realizará en Corea del Sur. Para quien escribe es fundamental el mensaje que esta cumbre conseguiría, pero no solo porque busca terminar los arsenales nucleares, sino que también se estaría enviando un mensaje subliminal a Corea del Norte de que la paciencia de la comunidad internacional -principalmente la Occidental- está empezando a agotarse, lo que si bien no descarta la alternativa militar, es deshechable en el corto plazo.

Al parecer se vendrá un período de tensión importante en la península coreana, pero el statu quo seguirá siendo el norte, al menos en el corto plazo. También será relevante analizar cómo se avanza en la pretensión surcoreana para instalar una nueva ronda de sanciones a Corea del Norte bajo el seno de la ONU y cómo responderá Pyongyang al respecto. La opinión de China -como es de esperarse- será clave para el desenlace del problema, así que habría que ver cómo evolucionan los estudios más allá del que ya hay realizado para determinar si en realidad hay un vínculo entre Corea del Norte y el hundimiento del Cheonan. De confirmarse esto último, Pekin estaría en la obligación de restarle apoyo a uno de sus principales aliados en la región. Por lo tanto, será interesante seguir de cerca los acontecimientos en una península donde las escaramuzas militares y diplomáticas van en aumento.

viernes, 21 de mayo de 2010

Atentados en Irak: ¿Qué sigue ahora?

Hace poco, Irak volvió a ser motivo de noticia después de una brutal oleada de atentados con coches bomba que dejaron como saldo cerca de 95 muertos y más de 250 heridos en casi todo el país. Ahora, uno podría preguntarse ¿Por qué ocurre esto ahora?

En parte, porque las fuerzas norteamericanas se han retirado de la ciudad y especialmente de las calles de Bagdad donde ya no se están realizando patrullajes y donde las fuerzas militares, se han omitido de los combates. Esto, como parte del programa del Presidente Barack Obama para retirar las tropas norteamericanas de Irak en tres fases principales. La primera, es abandonar gradualmente los patrullajes y las labores del día a día. La segunda, es replegándose en cuarteles militares especializados y la tercera vendría a completarse a finales del 2010 donde ya definitivamente se retire el grueso de las tropas, dejando un pequeño núcleo para capacitar y apoyar la instrucción del ejército iraquí. Actualmente, podríamos decir que se está entre el término de la primera fase y el comienzo de la segunda.

Ahora bien, esta decisión de Obama para retirar las tropas estadounidenses, ha estado motivada después de una serie de retiros de tropas. Recordemos que en su momento hubo hasta 40 países involucrados en una alianza multinacional para transformar a Irak en un foco de democracia en Medio Oriente. De todas formas, en esta alianza multinacional para Irak, los últimos en haberse retirado fueron los británicos que tenían como área de responsabilidad, la seguridad en el puerto de Basora. Ahora, los norteamericanos están solos y están con la responsabilidad de rearmar este complejo rompecabezas iraquí.

Este rompecabezas iraquí -desde el punto de vista étnico- se conforma de tres grandes grupos. Primero, el mayoritario son los chiitas que controlan el Sur del país y que tienen buenas relaciones con los iraníes, que también son chiitas. Para ampliar el concepto, el chiismo es una de las corrientes internas del Islam. Se caracteriza por ser heterodoxa y que -a diferencia de los ortodoxos sunnitas que revisaremos más adelante- se diferencian en que los chiitas buscan ser guíados por un "imám", es decir, por un guía que ejerce de juez en las cuestiones teológicas y jurídicas del Corán (libro sagrado del Islam).

En el Centro del país, se encuentra la etnia sunnita. Los sunnitas, pese a que constituyen una minoría en Irak -distintos estudios hablan de que conformarían entre un 20 y 30 por ciento de la población- hay que decir que son la gran mayoría de los árabes; en el mundo árabe, predominan los sunnitas. Aunque los sunnitas en Irak, son los que han ejercido el poder político históricamente durante siglos -especialmente bajo el Imperio Otomano- y a los que a este grupo, también pertenencía el ex mandatario, Saddam Hussein. Sería interesante dejar claro que mientras los sunnitas tuvieron el poder, fueron muy duros con la represión de los chiitas.

Finalmente en el Norte del país, se encuentran los kurdos. Esta etnia tiene aspiraciones propias que es formar una república independiente en la región de Kurdistán. Esta, es una región que vendría siendo disputada básicamente por tres países: Irak, Irán y Turquía. También limita con otros dos, que son Armenia y Siria. El interés por controlar Kurdistán tiene que ver netamente con asuntos estratégicos: Kurdistán es una región con muchas reservas petrolíferas. Aún así, esa disputa por la soberanía de Kurdistán, queda a mi juicio en un juego de "suma cero", mientras que los kurdos desde hace tiempo, han estado dotando a esta región de una gran autonomía, al punto que tienen conformadas milicias de autodefensa conocidos como los peshmergas. En síntesis, a los kurdos poco parecerá importarles lo que ocurra en Irak mientras sigan consolidando su presencia en Kurdistán.

El dilema que vemos en Irak actualmente, está ligado a dos problemas básicos. El primero, es que desde la invasión y posterior derrocamiento de Saddam Hussein, Estados Unidos en el 2005 tuvo que concederle el gobierno del país a la etnia chiita. Nuri Al Maliki -el Primer Ministro iraquí- pertenece a esta etnia, lo que viene a generar un cambio político de proporciones considerando que -como se explicó anteriormente- por tradición los sunnitas han ejercido el poder político en el país durante mucho tiempo. Desde que los chiitas han ejercido el poder, los sunnitas no han visto con buenos ojos este fenómeno, pero no sólo porque los chiitas no acostumbraban a ejercer el poder, sino que porque se temía que los chiitas -una vez en el oficialismo- iniciaran una campaña para vengarse por la represión histórica de la que habían sido objeto.

El segundo problema tiene que ver con las consecuencias hemisféricas que representó la invasión estadounidense desde la guerra en 2003. Como consecuencia de la investidura chiita en el poder iraquí, lo que representa a nivel regional el derrocamiento del poderío sunnita, no es otra cosa que el fortalecimiento de Irán. Lo anterior es lógico si consideramos que desde la revolución islámica de 1979 que derrocó al Shá de Irán, se logró instalar un gobierno chiita con su máximo exponente, el ayatollah Ruhollah Jomeini. Desde entonces, las relaciones entre Irán e Irak fueron mayoritariamente hostiles por la sencilla razón de que las etnias preponderantes en los países mencionados eran chiitas y sunnitas, respectivamente. Ahora no sucede tal caso, por lo tanto Irak dejó de ser el "freno natural" del posicionamiento iraní en la región.

Ante esto, el dilema de lo que le depara particularmente a Irak no es nada alentador. Si todo sigue su curso normal, de aquí a fines del 2010 ya debería estar retirado un contingente importante del personal militar estadounidense. ¿El ejército local estará preparado para enfrentar la animadversión de las células terroristas que por razones de "hermandad musulmana" son más cercanos a los sunnitas que a los chiitas? ¿Las elecciones locales que se han venido realizando desde el 2005 le darán el toque de legitimidad necesario al gobierno actual de los chiitas? Para ambas preguntas tendríamos un tajante no, pero por sobre todo parece más preocupante el hecho que el país esté fuertemente dividido en estos tres grupos. Es de esperar que este país no se termine fragmentando, pero dadas las circunstancias, todo parece apuntar allá.

Desde la invasión estadounidense en 2003 no se lograron ni lograrán ninguno de los dos objetivos claves de conocimiento público. Primero, que Estados Unidos haya encontrado pruebas fehacientes sobre la fabricación de armas de destrucción masiva y segundo, transformar a Irak en un foco de democracia en Medio Oriente. Al parecer, lo que se vendrá en Irak para los próximos meses, no será más que el principio del fin.


sábado, 8 de mayo de 2010

La seguridad marítima y sus efectos en la seguridad global

Con la creciente complejización de los fenómenos internacionales, los aspectos de la seguridad marítima están adquiriendo una importancia sin precedentes. Esto ocurre porque -en parte- los flujos comerciales se siguen desarrollando en los mares, transitando de esta forma un fluido intercambio de bienes, materias primas y un sin fin de productos entre las costas de Oriente y Occidente. También ocurre, porque en la actualidad sigue existiendo una brecha de desigualdad económica increíblemente grande entre los propios Estados. Particularmente en el caso de Africa, en países como Yemen y Somalía -que tienen grandes dificultades para superar sus precarias economías de subsistencia- sus juventudes se ven en la necesidad de reclutarse en movimientos guerrilleros locales para poder sobrevivir. Recordemos que en Somalía operan dos importantes grupos que viven de las actividades insurgentes, los cuales son Al Shabab -el grupo armado más peligroso del país que pretende formar un Estado islámico y que es acusado de estar ligado a Al Qaeda- y Hezb Al Islam, un grupo de milicianos que si bien no tienen la influencia y poder de Al Shabab, tiene un importante nivel de operaciones en el Sur y Centro de Somalía y que -al igual que Al Shabab- también pretenden formar un Estado integrista islámico. La diferencia entre un grupo y otro, tiene que ver básicamente con las zonas en donde quieren ejercer su propia influencia y poder.

Por su parte, otros jóvenes somalíes deciden ingresar a grupos de piratas para asaltar y secuestrar buques internacionales que transiten por sus costas y así exigir dinero tanto por el rescate del cargamento, así como por las vidas de los marineros a bordo. En conclusión, tenemos un país dominado por un estado de ingobernabilidad que no tiene las herramientas necesarias para controlar la situación local, lo que hace que este fenómeno, ponga en jaque el libre tránsito de los flujos comerciales del sector y afectando en último término a la seguridad marítima internacional.

Actividades de este tipo, se han repetido en forma casi sostenida. El último caso de piratería que podemos traer a colación, es uno que ocurrió a inicios de esta semana en el Golfo de Adén por parte de piratas somalíes que secuestraron un buque petrolero ruso con 86.000 toneladas de crudo avaluado en poco más de 50 millones de dólares. Esto ocurre en momentos donde hace tan solo unas semanas, la documentación de la OTAN -citando un informe de la Oficina Marítima Internacional- mencionaba que "las acciones de secuestro y piratería en los buques internacionales durante enero a abril de este año, ha disminuido en un 34 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior. En otras palabras, 17 incidentes se han constatado hasta ahora, en comparación con los 41 que se realizaron durante el mismo período del año pasado". De todas formas, esto es un hecho que no deja de ser relevante considerando que en el Golfo de Adén, la OTAN en marzo del 2009 había aprobado el envío de cinco fragatas para controlar el tránsito marítimo en una operación llamada "Protector Aliado". Posteriormente en agosto del mismo año, se aprobó la operación "Escudo oceánico" que si bien mantuvo la cuota de cinco fragatas, esta nueva operación se diferenció de la primera en que acá se busca capacitar a los Estados aledaños para prepararlos en la protección de sus zonas marítimas, siempre y cuando ellos lo soliciten.

La Unión Europea también ha desplegado apoyo naval en la zona, incluso antes que la aprobación de las resoluciones de la OTAN. En diciembre del 2008, comenzó la operación "Atalanta" de la Fuerza Naval de la Unión Europea (EUNAVFOR) para luchar contra la piratería en las aguas de Somalía. La operación en sus inicios, tenía una duración prevista de un año para proteger a los buques del Programa Mundial de Alimentos, para darle protección a otros buques vulnerables y para contribuir a la represión de la piratería en apoyo a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De todas formas, en la actualidad EUNAVFOR sigue prestando ayuda en la zona, trabajando en conjunto con la operación Escudo oceánico de la OTAN.

Hay un tercer grupo de apoyo naval que mantiene operaciones en la zona desde enero del 2009 y que es la "Fuerza Marítima Combinada" (CMF por sus siglas en inglés). Se trata de una fuerza multinacional con más de 20 países participando y que cuya misión es apoyar las tareas de contra-piratería.

En síntesis, tenemos a tres grandes coaliciones internacionales custodiando el tránsito marítimo por lo menos desde hace un año, pero que aún así, no parece controlar en lo sustantivo las actividades de los piratas somalíes. Esto es simple de explicar si tenemos en cuenta que la economía de Somalía -así como las economías de la gran mayoría de los países africanos- sigue siendo una economía de subsistencia, es decir, una economía donde lo que se produce, es lo que se consume. También, porque el Golfo de Adén es una de las pocas zonas planetarias ricas en corales y en una gran diversidad de especies marítimas. Por lo tanto, uno de los aspectos que motivan a los piratas somalíes, es proteger esta zona del tránsito de buques, especialmente de los pesqueros y petroleros que eventualmente podrían contaminar la zona, aunque claramente, no sin antes cobrar una importante suma de dinero por el rescate.

Volviendo al último caso de piratería que estábamos revisando al comienzo de la columna, debemos tener en cuenta que a pesar de que el petrolero ruso fue rescatado después del envío de la fragata Marshall Sháposhnikov que autorizó el Presidente ruso Dmitri Medvédev, la OTAN reconoció que el control a las actividades que realizan los piratas en el Golfo de Adén no se solucionará con un mero despliegue de operaciones navales. En palabras de su Cuartel Militar "será necesario mejorar las capacidades regionales de lucha contra la piratería".

Sin duda la alianza transatlántica, está en lo correcto al hacer ese diagnóstico, pero para mejorar las capacidades regionales de lucha, se hace necesario que antes de dotar de cualquier recurso a los estamentos militares locales, debe mejorar el fortalecimiento político y económico de los Estados vulnerables de Africa, para así poder deslegitimar el acceso a las guerrillas locales.

Lamentablemente las prioridades internacionales le impiden a la OTAN realizar la declaración completa y hacer así, un diagnóstico más acabado sobre lo que se debería hacer en el futuro. En rigor, lo que se mencionó en el párrafo anterior dice relación con aquello, ya que no sería lógico que la OTAN plantee que la comunidad internacional debe dotar de más recursos y ayuda humanitaria a Africa. En primer lugar, porque no está en las prioridades de sus Estados miembro y segundo, porque los intereses de los países europeos de la OTAN, apuntarían a que probablemente primero deba solucionarse la situación financiera en Grecia y en Europa en general, antes de pensar en un conjunto de países. Quizás para el mediano o largo plazo, se entraría a pensar en el continente africano. Para bien o para mal, son esas las prioridades internacionales.

Así las cosas, los patrullajes navales de la OTAN, la EUNAVFOR o la CMF bien podrán debilitar las actividades de piratería, pero seguirán estando lejos de solucionar el problema de fondo. Si no existen consensos a nivel global lo suficientemente conscientes como para apoyar al desarrollo de las castigadas economías africanas, seguiremos viendo en la prensa internacional como los buques siguen siendo capturados y sus marinos apresados. A estas alturas, la OTAN ya debería tener perfectamente claro que aunque logren desplegar al máximo sus capacidades militares en el Golfo de Adén, las actividades de piratería emigrarán a las costas de Tanzania, Seychelles, Madagascar, Kenia u Omán, dejando la situación peor que en un comienzo.

Es de esperar una mejora en los mecanismos de ayuda en esa región de Africa, de tal forma, que la desligitimación no solo de las actividades de piratería, sino que del reclutamiento de jóvenes a las células terroristas locales, sea un hecho concreto en aras de mejorar la situación de ese castigado continente.


sábado, 1 de mayo de 2010

Reunión del Consejo de Defensa Suramericano y la propuesta de Torre Tagle

El próximo 6 y 7 de mayo se desarrollará en Ecuador una nueva cumbre del Consejo de Defensa Suramericano -institución por excelencia de la UNASUR que está encargado de elaborar políticas de defensa conjuntas que permitan fomentar la integración, las medidas de confianza mutua y la cooperación hemisférica en la región sudamericana-

La cumbre que experimentará el bloque subregional durante la próxima semana, no deja de ser llamativo por varios elementos. Primero, porque se buscarán fórmulas para generar una política de defensa basada en la integración y confianza. En rigor, dejar bajo el alero de la UNASUR una politica de defensa eficaz que permita marginar las hipótesis de amenaza que algunos países han manifestado a propósito de las adquisiciones militares que países como Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han decidido llevar adelante.

Segundo, porque en esta particular cumbre se pretenden reunir en forma privada los Ministros de Defensa de Chile y Perú -Jaime Ravinet y Rafael Rey, respectivamente- para retomar medidas de integración bilateral como el mecanismo de cooperación "2+2", el cual se decidió no seguir aplicando durante la administración de Michelle Bachelet después de la revisión y posterior demanda peruana por los límites marítimos. Por lo tanto, después de cuatro años sin este mecanismo de cooperación -donde se reunían los Cancilleres y Ministros de Defensa de ambos países- se despierta una esperanza en Lima de que puedan retomarse las conversaciones.

Tercero, porque Torre Tagle -la sede de la Cancillería peruana- ha decidido una vez más levantar una cruzada contra el armamentismo regional basando sus dardos tácitamente en la renovación de equipos militares chilenos. Recordemos que hace unos días, el Canciller peruano José Antonio García Belaúnde, había manifestado que "Chile incita a una carrera armamentista". Por lo tanto, junto con fundar esta acusación, la Cancillería peruana buscará que su propuesta del "Protocolo para la Paz Seguridad y Cooperación" vuelva a instalarse en la agenda del bloque subregional. En una columna anterior, ya había planteado algunos argumentos del por qué esta iniciativa no podría tocar puerto. Básicamente, porque lo que propone Perú es limitar la compra de nuevos equipos militares en un 15% junto con limitar el 3% del gasto corriente -gasto que se utiliza para la mantención de las Fuerzas Armadas, para la implementación de upgrades en los sistemas de armas, etc.-

Lo que propone Perú no tiene un trasfondo que se asemeje con las necesidades de defensa en la región. Como ya se ha mencionado; Brasil, Chile, Colombia y Venezuela han llevado adelante proyectos de renovación de equipos que van en concordancia con las necesidades geopolíticas regionales. Incluso países como Bolivia -que acostumbraban a renovar rara vez sus pertrechos militares- han decidido solicitar un crédito inicial a Rusia por 100 millones de dólares que le permitan adquirir un avión presidencial Antonov y su correspondiente equipamiento militar y logístico. Por lo tanto, en esta cumbre el gobierno de Evo Morales buscará explicar ante el conjunto de países que sus compras -como bien lo mencionó su ex Ministro de Defensa, Walker San Miguel- "no son para hacerle la guerra a nadie y menos para amenazar a cualquier país". Una declaración que también Chile ha hecho en su momento, pero que por lo visto, no ha dejado satisfecha a la clase política peruana.

Por otra parte, tampoco debemos olvidar que Ecuador -y la reciente visita que hace poco sostuvo su Ministro de Defensa, Javier Ponce con su par chileno para tratar temas bilaterales- comparte la tesis chilena de que no nos encontramos en una carrera armamentista. En su lugar, el ministro ecuatoriano sí considera interesante que en la próxima cumbre de Guayaquil se traten temas de homologación de gastos militares, como es el emblemático caso entre Chile y Argentina que desde 1998 buscaban estandarizar su gasto en función de una metodología comparada de gastos militares propuesta ante la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Esta iniciativa, respaldó aún más las medidas de integración en el campo de la defensa que anteriormente ya se fomentaban entre nuestros países desde 1997 con la realización de ejercicios militares conjuntos. Es más, la iniciativa en 2005 para la creación del ejército chileno-argentino "Cruz del Sur" vino a estampar con broche de oro este tipo de instancias. Por lo tanto, Chile y Argentina tienen una importante lección que entregar al resto de la región y probablemente será interesante ver si pueden plasmarse ideas similares al respecto.

La homologación del gasto militar versus su limitación -en este último caso, siguiendo la lógica de Torre Tagle- parece ser el tema de fondo en las discusiones del Consejo de Defensa Suramericano. Si es que la propuesta de la Cancillería peruana logra tener una acogida en el seno de países, pronto se sabrá; pero por lo que podemos ver, la tendencia general en la geopolítica regional parece apuntar a la renovación de equipos. Una práctica que no es nueva y que probablemente tampoco termine en el corto o mediano plazo.